La patria apenas mueve voto en Euskadi. Ni siquiera entre los partidos nacionalistas. Las formaciones lo saben y hace años que la empezaron a relegar. Este domingo la resucitarán, la desempolvarán para volverla a reivindicar con motivo del ‘Aberri Eguna’ o ‘Día de la Patria Vasca’ que como cada Domingo de Resurrección desde 1932 celebran las formaciones abertzales. Lo harán sólo el PNV y EH Bildu y de nuevo por separado, el primero en Bilbao, el segundo en Pamplona. El resto de formaciones disfrutarán de un ‘Aberri Eguna’ festivo pero sin proclamas. Inmersos en la precampaña y a poco más de una semana de la campaña, el 21-A se librará fundamentalmente en otros ejes.

Incluso el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, la corriente que durante décadas la situó en el eje de su batalla política, lo reconoce. En 2024 la cuestión nacional no es prioritaria para un partido como el suyo, “no tenemos ansiedad ni excesiva prisa”, aseguró esta semana, para “recuperar la estatalidad para los vascos y vascas”. Tanto Otegi como Ortuzar saben que “los problemas”, el día a día, ha ganado peso en las inquietudes que movilizan a los ciudadanos. Más aún tras la pandemia. En todos los sondeos cuestiones como el trabajo, la sanidad, la vivienda o la economía se sitúan muy por encima. El modelo territorial o la independencia ni siquiera se citan en la lista de 14 mayores problemas para los ciudadanos reflejados por el Sociómetro vasco. Tan sólo “la situación política y el conflicto político” aparecen en quinto lugar y citado por apenas un 11% de la población.

Pero este domingo los dos partidos volverán a reclamar el derecho a decidir su futuro y apelarán a la necesidad de dar un nuevo encaje a Euskadi. El PNV aspira a un acuerdo “pactado” con el Estado y la izquierda abertzale ha rebajado sus otrora reivindicaciones rupturistas en favor de un acuerdo con Pedro Sánchez que permita avanzar en clave soberanista. Por ahora, en los cinco años que ambos acumulan apoyando a su Gobierno no le han apretado con esta cuestión. Comparado con el pulso soberanista catalán, el vasco ha sido un oasis. Otegi si anunció al inicio de la legislatura que “la cuestión nacional” sería el eje central de la legislatura, pero por el momento, ni siquiera ha irrumpido.

"Tarde o temprano seremos un Estado"

Durante la presentación del ‘Aberri Eguna’ el candidato a las europeas por EH Bildu, Pernando Barrena tampoco anunció medidas para hacer realidad la patria vasca. En su intervención sólo hubo proclamas en favor de la identidad vasca y el reconocimiento del derecho a decidir pero sin propuesta ni medidas políticas: “Tarde o temprano seremos un Estado”, dijo en un acto celebrado en Pamplona, “la capital histórica del país”.

Tampoco en los casi tres meses largos de precampaña que arrastra ya Euskadi las ha habido. El único avance sigue situado en el actual Estatuto de Gernika, de 1979. Los compromisos para su desarrollo integral se han ido incumpliendo. El último firmado como contraprestación del apoyo de investidura del PNV a Sánchez ha cerrado su primer pago: la cesión de tres transferencias pendientes antes de marzo. Aún resta una veintena larga de materias para completarlo, entre ellas la cesión del régimen económico de la Seguridad Social.   

En el PNV este domingo volverán a reclamar el derecho a decidir su futuro, a que "los hechos nacionales diferencial" puedan elegir libremente su conversión en nación. La formación lamenta que Sánchez y su Gobierno no estén cumpliendo su palabra de abordar la cuestión plurinacional, "es desalentador", aseguran en su manifiesto de 'Aberri Eguna'. No ocultan que el clima político de "rifirrafe constante" y de falta de consensos básicos demuestran que España un "Estado inmaduro democráticamente": Euskadi espera su oportunidad para poder actualizar, ampliar y mejorar su autogobierno": "Es una demanda que no caduca".

El discurso social se ha impuesto. Lo ha hecho en la izquierda abertzale y en el PNV. Sanidad, feminismo, medio ambiente o vivienda ocupan mucho mayor espacio en sus discursos que la independencia, el derecho a decidir o las llamadas a un referéndum. Ni siquiera los anuncios hechos desde Cataluña para retomar una suerte de ‘procés’ tras la ley de amnistía han sido replicados. PNV y Bildu han optado o por la voz baja o por el silencio.

Nacionalistas cada vez menos independentistas

La patria cada vez mueve menos. En las nuevas generaciones las prioridades han virado y lo han hecho de modo importante. Incluso entre los sectores más radicales, como la corriente abertzale crítica con Otegi, agrupada bajo el partido Euskal Herriko Koordinadora Soziaista (EHKS) aspectos como la independencia o la soberanía no ocupan un lugar preferente. También en estos ámbitos más movilizados las proclamas sociales, en especial orientadas a la juventud, la vivienda y el emploe han ocupado el centro del discurso.

No en vano, los vascos se han moderado de modo importante en el aspecto ‘patriótico’ o el derecho a decidir. La encuesta publicada este miércoles por el Ejecutivo vasco volvía a ratificarlo. Sólo el 22% de la población está hoy abiertamente a favor de la independencia de Euskadi. Hace una década ese porcentaje alcanzaba el 30%. En sentido contrario, el 37% de la población vasca se muestra abiertamente en desacuerdo.

Ni siquiera entre los votantes del PNV y EH Bildu esta es una cuestión mayoritaria. En el caso de los jeltzales sólo un 18% está de acuerdo con la independencia y un 41% dependería de las circunstancias en las que se propusiera. En el caso de los simpatizantes de Bildu el apoyo es mayor. El 57% lo respalda, pero un 35% lo condiciona a las circunstancias. Es una evolución hacia la ‘patria’ que también se constata en el sentimiento de pertenencia. Los vascos que aseguran ser “sólo vascos” suponen el 19%. La mayoría, el 40%, dice sentirse “tan vasco como español” y otro 24% “más vasco que español”.  

Una cuestión encallada desde 2012

Las dos formaciones abertzales han vuelto a apelar a la necesidad de una renovación del actual encaje territorial. Lo han hecho en ocasiones anteriores y en especial durante los últimos procesos electorales. El Parlamento vasco acumula dos legislaturas de idas y venidas en esta materia. Ahora EH Bildu promete que en un plazo de tres meses de la siguiente legislatura se tendrá que poner en marcha una nueva ponencia de autogobierno y retomar los trabajos para acordar un nuevo estatus político. El candidato Pello Otxandiano sitúa el punto de partida en el acuerdo de bases PNV-Bildu y de modo parcial con Podemos al que acusó a Sabin Etxea de incumplir.

Hace siete años que se constituyó la ponencia de autogobierno que debía aflorar un nuevo estatuto vasco, una nueva relación bilateral con el Estado. Incluso se remonta más atrás el anuncio hecho por el entonces candidato por primera vez a lehendakari, Iñigo Urkullu. En 2012 anunció un proceso para un nuevo ‘estatus vasco’ que debía concluir en 2015 con un referéndum de ratificación entre los vascos. La siguiente fecha que el PNV ha fijado para un proceso de estas características es el año 2026.

Desde entonces, el balance de las promesas electorales y de la labor de la ponencia parlamentaria se traduce en tres borradores de estatuto articulados presentados por PNV, -con apoyo parcial de PSE y Podemos-, Bildu y PP. Los tres documentos han estado guardados en un cajón durante los últimos cuatro años. Ahora, las formaciones abertzales anuncian que retomarán los trabajos tras la conformación del Parlamento resultante del 21-A.