No le pilló por sorpresa. No podía. El PSOE intuía que Pere Aragonès aprovecharía su viaje a Madrid, para asistir a la Comisión General de las Comunidades Autónomas en el Senado, más que para "trolear al PP", como él mismo decía, para reivindicar un referéndum pactado con el Estado. Parecía evidente, dado que el president, en plena precampaña electoral de las catalanas que él convocó para el 12 de mayo, se halla inmerso en una competencia descarnada con Junts. Y en el centro está, de nuevo, la consulta soberanista. La que el PSOE rechazaba y sigue rechazando. Pero la fortaleza de su negativa se ha visto agrietada por la amnistía, a la que el propio Pedro Sánchez, su Gobierno y la dirección de su partido también decían no. Una rendija que Aragonès explotó este lunes en la Cámara alta, un argumento mil veces reproducido por el PP para intentar desgastar al presidente.

No por esperable al PSOE le sentó mejor el despliegue discursivo del president en la Comisión General de las Comunidades Autónomas. Le molestó. Le "decepcionó", como reconoció el portavoz del partido en la Cámara alta, Juan Espadas. Porque Aragonès usó el Senado para su propia "campaña" del 12-M y percutiendo en un asunto, el referéndum, en el que "conoce perfectamente cuál es la opinión del PSOE", y es que no lo aceptará ni ahora ni nunca. Y no gustó que cargara contra Salvador Illa, primer secretario del PSC, favorito en las encuestas y principal rival de ERC en estos comicios. Como tampoco gustó que hiciera, a ojos de los socialistas, el "trabajo sucio" al PP, sumándose a la vía de erosión abierta desde hace meses por la amnistía.

Por mucho que se grite, la amnistía será inevitable, como lo serán la financiación singular y el referéndum", defendió el jefe del Govern

En varios miembros del Grupo Socialista en el Senado y también en el PSC podía sentirse la herida por la intervención de Aragonès. "Por mucho que se grite, la amnistía será inevitable, como lo serán la financiación singular y el referéndum", dijo el president ante la Comisión General de las CCAA, convocada por el PP para discutir, por segunda vez en seis meses, de la ley de amnistía, una sesión en esta ocasión justificada por el informe de los populares sobre el impacto autonómico de la norma.

"La amnistía dejó de un día para otro de ser inconstitucional e imposible, como pasará con el referéndum", pronosticó el jefe del Govern. Fue entonces cuando repasó declaraciones de Sánchez o de Illa rechazando la medida de gracia antes de las elecciones del 23 de julio. Así que igual que ha ocurrido con el perdón legal, señaló, pasará con la consulta, de forma que votar sobre la independencia —"jamás, jamás, jamás puede ser delito"— será aceptado antes o después "como la vía para resolver un conflicto de soberanía entre Cataluña y el Estado". Porque Cataluña "no entiende de imposibles", aseguró.

El president definió también la amnistía como una "enmienda a la totalidad a una sentencia injusta y a la ilegitimidad de la represión jurídica y policial". De nuevo, en línea contraria a lo defendido por el Gobierno y el PSOE, que han incidido en que la medida de gracia servirá para seguir construyendo "convivencia" y para "pasar página", definitivamente, del procés, sin que pueda entenderse como una bofetada al fallo del Supremo de 2019. El líder republicano defendió también su propuesta de "financiación singular" para Cataluña —rechazada también de plano por Hacienda—. Su alegato en la tribuna sirvió para que los dirigentes del PP, y en concreto los seis barones autonómicos que se desplazaron hasta la Cámara alta —los de Madrid, Valencia, Aragón, Murcia, Extremadura y Castilla y León—, aseguraran que ven capaz a Sánchez de ceder en ambos aspectos, el plebiscito y un modelo financiero propio para Cataluña.

Espadas remarca que Aragonès sabe "perfectamente cuál es la posición del PSOE" en la consulta y la financiación, y es el 'no'

El Gobierno no acudió al debate en el Senado. No quería secundar el "numerito" organizado por el PP, en palabras del ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños. Tampoco asistieron los tres presidentes autonómicos socialistas, Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), María Chivite (Navarra) y Adrián Barbón (Asturias), también para no dar su aval a la línea marcada por los populares. "Si no me someto como presidente a Ferraz, menos aún a Génova", glosó Page. La réplica socialista a Aragonès, al PP y a los seis presidentes regionales conservadores corrió a cargo de Juan Espadas, portavoz de su partido en la Cámara alta y líder de su formación en Andalucía.

Pareja la actitud del PP y los separatistas, según el PSOE

Al confesarse "decepcionado" con Aragonès, Espadas estaba describiendo ese malestar de su grupo con él. Su intervención, dijo a los medios, desprendió un aroma de "campaña electoral muy específica". "De nuevo vuelve a entrar en cuestiones que puede plantear de forma legítima desde su posición independentista, pero en las que conoce perfectamente cuál es la posición del PSOE. Nosotros no vamos a aceptar un referéndum y desde luego no estamos dispuestos a un planteamiento como el de una financiación singular de Cataluña, olvidándose de que es una comunidad autónoma del régimen común", explicó. "En definitiva", acabó, el PSOE "como siempre, pone mucho más en aras de la convivencia, del diálogo y del sentido común en este país que los representantes del PP o de los partidos independentistas". Así, el portavoz estaba igualando la actitud de los populares con la del president. O, dicho de otro modo, que el líder republicano se prestara a la emboscada tendida por Génova.

La intervención del 'president' obliga al PSOE a proclamar de nuevo que ni ahora ni en el futuro permitirá una consulta soberanista

Aragonès, en cualquier caso, obligó de nuevo a los socialistas a proclamar que no permitirán una consulta soberanista. Lo hizo Espadas ante los periodistas y también en el seno de la Comisión de las CCAA: reprochó al jefe del Govern que se dirigiera a su votante y que fuera a Madrid a hablar de su libro del referéndum y de la financiación singular. "Ya le digo yo que mi grupo no apoyará ni una cosa ni la otra", recalcó.

Desde Ferraz, la portavoz de la ejecutiva, Esther Peña, repitió el mantra del partido: "Los socialistas hemos sido tajantes a este respecto. Ni hay ni habrá referéndum. Esas fórmulas divisivas pertenecen al pasado. Los socialistas estamos trabajando codo a codo, además, con Salvador Illa, para construir un futuro en Cataluña de grandes acuerdos y convivencia. Un futuro mejor para España y Cataluña sin fracturas y para todos". La dirigente cargó además contra el PP por "ofrecer una plataforma electoral al candidato Aragonès" en la Cámara alta. Desde Barcelona, Illa también atizó al president: la sesión de este lunes, afirmó, no era más que "el intento del PP de poner al Senado en campaña, troleando a Cataluña y el candidato Aragonès prestándose a ello". "Algunos viven fuera de la realidad, Junts per Catalunya literalmente fuera de la realidad, y ERC en el relato por el relato. Nosotros vamos a intentar, con el máximo respeto hacia todo el mundo y con la máxima educación, centrarnos en las cosas, unir y servir a los catalanes", remachó, haciendo hincapié en el estilo de su campaña, centrada en las preocupaciones cotidianas de los ciudadanos.

El disgusto, pues, era palpable entre los socialistas. "Lo único que nos hubiera venido bien es que Aragonès no hubiera venido a hacer campaña contra el PSOE, concretamente contra Illa, y es eso lo que ha ocurrido. De todas formas, nada nuevo en su condición de alacrán", confesaba una senadora socialista con peso en su territorio, quejosa por el hecho de que el president hiciera "pinza con el PP" contra los socialistas.

Una reflexión que era muy compartida en su grupo. Los socialistas son conscientes del desgaste que está sufriendo el partido por la amnistía —el último barómetro de 40dB para El País y la SER, publicado precisamente este lunes, les deja a 5,5 puntos del PP, encuesta que acusa también el golpe del caso Koldo— y de cuál es su flanco más débil. El giro de Sánchez. El brusco viraje que tuvo que pilotar Sánchez para amarrar los siete votos de Junts y lograr su investidura con el peaje de la amnistía.

"Sin muchos adeptos y 'likes'"

"Aragonès le ha hecho hoy el trabajo sucio al PP —protesta un alto cargo del PSC, miembro de la dirección de Illa—. El PSOE dijo no a la amnistía, y se ha hecho, así que se podría pensar que por qué no al referéndum. No tiene mucho recorrido, pero entre los dubitativos es evidente que esto no nos va bien. Aunque el seguimiento de lo sucedido hoy [por este lunes] en el Senado tampoco tiene muchos adeptos y likes". A este extremo se aferraban fuentes muy próximas al primer secretario: por muchos aspavientos que pudiera hacer el president, "el resultado de su comparecencia es nulo a todos los efectos". "No nos preocupa en absoluto", insisten en el círculo de Illa, que creen que su posición como candidato en cabeza está muy afianzada.

El rival a batir por todos es Illa. Los nacionalistas quieren ganar. Y el PP quiere que ganen los nacionalistas. Se necesitan mutuamente", afirma un ministro

"Pere está en su campaña electoral con Junts, pero va a perder con Illa y eso le jode", abunda un alto mando del PSOE en el Senado. Lo decía así un ministro del Gobierno: "Es que el rival a batir por todos es Illa. Los nacionalistas quieren ganar. Y el PP quiere que ganen los nacionalistas. Se necesitan mutuamente. Aunque sea como antagonistas".

Los socialistas reiteran que no se puede comparar el viraje respecto a la amnistía con una "imposible" aceptación del referéndum. La medida de gracia "gustará más o menos, pero cabe en el ordenamiento jurídico", insistían desde la cúpula del partido en el Senado. El argumento que dan Gobierno y partido es que la fórmula de amnistía que planteaban ERC y Junts sí que no entraba en la Carta Magna, pero están convencidos de que la plasmada por el PSOE en su proposición de ley sí respeta el marco constitucional.

"Pero no vamos a movernos de nuestro rechazo al referéndum: hablamos de un proceso de secesión, de un derecho de autodeterminación que no existe más que para los territorios en proceso de descolonización —apuntaban desde la dirección del grupo en la Cámara alta—. El Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado en repetidas ocasiones de que no cabe ninguna consulta separatista. Pero es que el PSOE nunca ha defendido referendos binarios, de o no, sino sobre acuerdos plurales entre fuerzas políticas trenzados previamente".

Los socialistas insisten en que no aceptarán fórmulas "divisivas", binarias y del "pasado"

Esa es la razón por la que Gobierno y partido han recalcado que jamás aceptarán propuestas "divisivas" y del "pasado" como una consulta para la secesión de Cataluña. Sí cabría, obviamente, un referéndum sobre una reforma estatutaria, como de hecho se celebró en 2006. Dicho de otro modo: la amnistía, aunque repercutirá, confían la Moncloa, Ferraz y el PSC, en la convivencia de Cataluña, afectará directamente a unos centenares de personas, mientras que un plebiscito separatista "haría saltar por los aires las costuras del Estado".

Solo seis de los 11 presidentes autonómicos del PP

Otros dirigentes socialistas, no obstante, relativizaban el peso de lo ocurrido en el Senado este lunes y la fuerza de la estrategia del PP. "Aragonès vino a lo que vino. No nos ha sorprendido. Lo dábamos por descontado. No es nuestro objetivo que los independentistas estén contentos. La amnistía beneficiará a personas con nombres y apellidos, pero sobre todo beneficia a la sociedad catalana en su conjunto y va en contra del discurso victimista de los separatistas —opina un relevante senador socialista—. Pero por la parte del PP, su estrategia ha hecho agua".

También hay quien cuestiona que el PP haya acertado en su estrategia y quien relativiza el impacto del discurso del 'president' Aragonès

En el partido advertían de las "muy notables ausencias" de presidentes conservadores, porque solo acudieron seis de los 11 que tiene Génova —faltaron los de Andalucía, Galicia, Baleares, Cantabria y La Rioja, más los de las dos ciudades autónomas— y de los distintos disparos informativos que dio el PP en apenas unas horas: la amnistía en el Senado, sí, pero también la jornada de campaña electoral de Alberto Núñez Feijóo en Euskadi o la lista de comparecientes que registró en la Cámara alta para la comisión Koldo. "Yerran utilizando todo y todo el tiempo. ¿Cuál era el mensaje del PP?", se preguntaban en el Grupo Socialista.

Fueron siete horas de debate en la Comisión General de las Comunidades Autónomas. Siete horas, varias intervenciones y un informe sobre los riesgos de la ley de amnistía, promovido por el PP, que salió adelante con 36 votos a favor y 24 en contra, sin abstenciones y con cuatro ausencias. Un resultado sin sorpresas. Lo relevante había sido la intervención de Aragonès con la que se abrió la sesión y el coro posterior de voces del PP. El PSOE optó por un perfil discreto, dejando claras sus líneas rojas y también entrever su discurso con un president, insistía, en campaña.