El pasado miércoles, en el primer debate de las europeas del 9 de junio, la pregunta fue directa. "¿El PP va a pactar en Europa con Vox?". Dolors Montserrat, la candidata popular, no lo aclaró. "¿Cómo va a ser la relación con esos partidos ultras de todo tipo que van a estar y que algunos de ellos ya están en el Parlamento Europeo?", le repreguntó la periodista Ana Pastor. "Nosotros somos un partido europeísta, reformista, que gobierna desde la centralidad y solucionando los problemas reales de la gente y por tanto vamos a poner el programa del PP encima de la mesa". Montserrat rehuyó de nuevo la pregunta, y también durante todo su duelo con su oponente en La Sexta, la socialista Teresa Ribera. Pero apenas 24 horas después, muy poco antes del arranque oficial de la campaña electoral, era Alberto Núñez Feijóo quien daba la respuesta en un coloquio organizado por el Cercle d'Economia, en Barcelona. "Yo estaría muy atento al planteamiento de [Giorgia] Meloni. No sé, no tengo información suficiente, pero no me parece homologable a otros partidos que se consideran de extrema derecha en Europa, no me lo parece".

Las palabras del presidente del PP en la capital catalana, abriéndose claramente a pactar con la primera ministra italiana, líder de Hermanos de Italia, formación que integra, como Vox, el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) en la Eurocámara, se convirtieron en petróleo enseguida para los socialistas. "Básicamente da la razón a nuestro argumento de campaña", señala un miembro prominente de la lista europea que encabeza Ribera. "Feijóo siempre nos ayuda en campaña. Cuando tiene presión, ha demostrado que se equivoca con cierta facilidad", apuntan fuentes gubernamentales. Para un cargo destacado de la cúpula federal, el jefe de los populares "verbaliza lo que ya está haciendo, que es pactar con Vox", pero el hecho de manifestara explícitamente que está dispuesto a entenderse con Meloni "tiene un impacto positivo" en el PSOE. "En qué charco se metió Feijóo, de verdad. Es que le va grande el cargo", asegura una dirigente autonómica. Esto nos sirve para movilizar a nuestro electorado", remacha un secretario provincial.

Von der Leyen también acercó posturas con Meloni en el debate con sus rivales. Una parte de los populares europeos quiere levantar el cordón sanitario frente a la extrema derecha

La sensación que cunde en el partido y en el Ejecutivo, según manifiestan distintos cuadros consultados por este periódico, es la misma: que Feijóo, con sus palabras, apuntaló el discurso de campaña de los socialistas. Estos han recuperado su argumentario de las generales del 23 de julio: el combate contra la ultraderecha y contra la derecha que "claudica" ante ella. La narrativa que logró despertar a sus votantes y que contuvo la victoria que se daba por descontada de PP y Vox. Ahora, para estas urnas, los socialistas ligan su discurso al avance de la extrema derecha en toda Europa, y alertan del riesgo de que la democracia cristiana —el Partido Popular Europeo, en el que se inscribe el PP español, pero también la CDU alemana, Forza Italia o la griega Nueva Democracia— se alíe con la derecha radical. Se acabaría así con décadas de concertación de socialdemócratas, liberales y democristianos, el bloque que ha construido la UE de hoy.

La respuesta de Feijóo llegaba apenas horas después, no obstante, de las palabras de Ursula von der Leyen, jefa de la Comisión y aspirante a la reelección por el PPE, en el debate con sus rivales europeos, validando también los pactos con la premier italiana: "He estado trabajando muy bien con Giorgia Meloni, es mi trabajo como presidenta de la Comisión. Nosotros haremos una oferta, vamos a ver si ella es proeuropea, que claramente lo es; antiPutin, que ha sido muy clara en eso también, y a favor del Estado de derecho. Si esto se mantiene, le ofreceré trabajar juntas".

Feijóo siempre nos ayuda en campaña. Cuando tiene presión, ha demostrado que se equivoca con cierta facilidad", apuntan desde el Gobierno

Los populares europeos, al menos una parte de ellos, muestran su disposición a levantar el cordón sanitario que existía hasta ahora hacia la ultraderecha, dividida en la Eurocámara en dos grupos: ECR —donde se adscriben Hermanos de Italia, Vox o los polacos del PiS— e Identidad y Democracia —allí han compartido escaño esta legislatura la Liga de Matteo Salvini, Alternativa por Alemania (AfD, expulsada esta semana), o Reagrupación Nacional (RN), el partido de Marine Le Pen—. Y se abren, sobre todo, a Meloni, cuya visión geopolítica (atlantista, contraria a Vladímir Putin y ya mucho menos crítica contra los "burócratas de Bruselas") la ha hecho presentable ante las instituciones europeas. Feijóo explicaba este jueves que el PPE no se plantea una "alianza con la extrema derecha tal como la hemos conocido en la anterior legislatura". "Sí hemos visto que la señora Meloni, por ejemplo, votó a favor del pacto migratorio. Sus colegas de otros países votaron en contra. También votó en contra la extrema izquierda. Pero encontramos en Italia que hay algunos condicionamientos que nos hacen ser más o menos optimistas".

çPara los socialistas, no cabe diferenciar entre una ultraderecha blanda y otra dura (la de Identidad y Democracia), más próxima al Kremlin. Ambos grupos, recuerdan, forman parte de la misma familia. "Nunca abriremos ninguna alianza con ECR. No seremos nosotros quienes rompamos la alianza proeuropea en el Parlamento Europeo", decía el candidato común de los socialdemócratas, el luxemburgués Nicolas Schmit.

Algo "indescifrable"

Aunque el movimiento de los populares europeos se lleva gestando desde hace meses, ahora adquiere mayor relevancia por la cercanía con las urnas. Y en España el PSOE y su candidata, Teresa Ribera, juegan la carta de la asimilación del PP a Vox. Por eso encuentran "muy torpe" la confesión de Feijóo, justo en el arranque de campaña: "Lo ha hecho muy evidente", ese entendimiento con la derecha radical, señala una integrante de la cúpula de Sánchez. "Feijóo es el dirigente más inútil haciendo campañas del planeta", resuelve un miembro de la candidatura de Ribera. "Lo de este hombre es indescifrable, siempre que entra en campaña mete la pata", apunta un veterano dirigente con hilo directo con la Moncloa. Y es que el PSOE está convencido de que los errores en campaña del jefe del PP en las generales del 23-J o en las catalanas del 12 de mayo —cuando relacionó inmigración con delincuencia, acercándose al discurso de Vox— sirvieron para agitar al electorado progresista. Y ahora volvería a ser el caso.

También Sánchez aprovecha para arremeter contra Feijóo: su posición "es muy grave", y recuerda que "en el Vox europeo no solo está la presidenta Meloni"

Ferraz se relame de cómo se han comportado estos últimos días antes del comienzo de la campaña. Porque calcula que le beneficia, que puede ayudar a movilizar a sus votantes, tanto el choque con el presidente argentino, Javier Milei, como el reconocimiento del Estado palestino —anunciado el miércoles en el Congreso por Pedro Sánchez y que se hará efectivo el próximo 28 de mayo—, como estas palabras de Feijóo. E incluso las polémicas declaraciones de Isabel Díaz Ayuso este jueves en la Asamblea de Madrid: "Pretenden que las democracias hagan con Hamás lo mismo que con ETA. Tú mata, que yo te daré una comunidad autónoma. Tú mata, que yo te daré un Estado. Ése es el mensaje que están dando", dijo, refiriéndose a los socialistas y en respuesta a una pregunta de la portavoz de Más Madrid. En definitiva, que la campaña del 9-J ha arrancado con buen pie para el PSOE, creen en la dirección. Pero advierten, eso sí, de que quedan dos semanas por delante, "y eso es un mundo en política".

Sánchez no desaprovechó la ocasión de azotar a Feijóo por sus palabras del jueves. En el mismo foro, en las jornadas anuales del Cercle d'Economia, el presidente aseguró que la posición del líder del PP es "muy grave". "Yo creo que eso es una pena, porque si algo creo que es la gran lección de la construcción europea durante estos últimos seis años es que cuando nos entendemos las grandes familias tradicionales europeas, la democracia cristiana, los liberales y la socialdemocracia, podemos hacer cosas tan impensables como mutualizar la deuda pública o centralizar la compra de vacunas", agregó. El jefe del Ejecutivo reprochó así a Feijóo que se abra a pactar con "los aliados de Vox en Europa", algo que él no hará, incidió. "En el Vox europeo —siguió— no sólo está la presidenta Meloni, sino también Éric Zémmour en Francia o la ultraderecha sueca, o alguien contra quien combate el primer ministro Donald Tusk en Polonia: el partido Ley y Justicia [PiS]. Es absolutamente incompatible con el planteamiento de negociación que tiene la socialdemocracia europea", avisó.

Ribera remarca que no hay una "ultraderecha blandita" y "suave" con la que se pueda pactar. "Nosotros lo decimos alto y claro: ¡no, no y no!"

El presidente hiló entonces de un plumazo las generales del 23-J y las europeas del 9-J. Justo lo que querían que quedara claro los estrategas de Ferraz. "Nos jugamos mucho. Lo que no quisimos para España no lo queramos para Europa", sostuvo, antes de manifestar su confianza en que tras los comicios impere la sensatez.

También Ribera utilizó las palabras de Feijóo durante su mitin de este viernes en Ciudad Real: "En un ejercicio de cinismo, dijo algo así como que hay ultraderechas buenas y ultraderechas malas. Esto ya lo conocemos también. No nos sorprendió, porque fue el primero que normalizó la entrada de la ultraderecha en las instituciones". "Salió del armario, de la parte mala, no de la parte buena, para aclararnos que sí quiere pactar con aquellos que reducen el apoyo a las organizaciones que ayudan a los inmigrantes, que levantan las prohibiciones a los que atosigan a las mujeres que van a abortar, que impiden la inscripción en el registro civil de los niños de madres lesbianas —dijo, haciendo referencia a las políticas que está aplicando Meloni en Italia—. ¿Esa es la ultraderecha blandita, la suave, con la que se puede pactar? Nosotros lo decimos alto y claro: ¡no, no y no!".

"No damos crédito"

En el equipo de la candidata se reconocen extrañados. "No damos crédito. Es que Dolors no quiso responder el otro día y luego llega él y lo dice. Lo que da miedo ya no es que se rindan ante la ultraderecha, es que hayan asumido ese discurso, que el efecto contagio sea tan fuerte. Pero no se comprende la estrategia que llevan".

En el PSOE encuentran "muy torpe" la 'confesión' del líder del PP: "Feijóo es el dirigente más inútil haciendo campañas del planeta", resuelve un miembro de la candidatura de Ribera

Desde Valencia, el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, aseguró que no le sorprende que Feijóo muestre su disposición a entenderse con Meloni, porque es lo que él mismo ha hecho en España "abriendo las puertas de los gobiernos autonómicos a la ultraderecha española para que hoy gobiernen en comunidades autónomas el PP y Vox". "A nadie le puede extrañar que al señor Feijóo le parezca una buena idea que la derecha europea pacte con la ultraderecha europea", sentenció, y esto solo puede suponer que la Comisión "acabe gobernada por personas de ultraderecha, negacionistas del cambio climático, extremistas y personas con un discurso xenófobo y absolutamente homófobo". Como resume un alto cargo del Gobierno: el presidente de los populares "ya blanqueó a la ultraderecha española y quiere ser alumno aventajado en el pacto con la ultraderecha europea".

En el PSOE también ha llamado la atención que dijera que no tiene "la información suficiente" de Meloni, primera ministra desde finales de 2022, líder de Hermanos de Italia desde 2014, y militante, años antes, del brazo juvenil del posfascista MSI. "Feijóo ya no disimula que quiere que le larguen", ironiza un ministro. Y es que en el Gobierno y en el PSOE hay quienes no aprecian en el dirigente gallego las fuerzas para seguir adelante, ni la convicción siquiera de que en el futuro continuará al frente de su partido.

En Ferraz siguen pensando que los dos grandes partidos se quedarán "muy igualados" y no ven imposible llegar a ganar al PP: "Nos han puesto otra vez en la pantalla de la ultraderecha"

Los socialistas se sienten prudentemente optimistas. "Confiados". Siguen pensando que los dos grandes partidos se quedarán "muy igualados", y no ven imposible que puedan llegar a ganar al PP, lo que asestaría un golpe de muerte a Feijóo. En Ferraz creen que el riesgo de que el 9-J se convierta en un fiasco para él va a hacer que cometa "más errores", porque le meterán "presión" tanto las encuestas como Santiago Abascal.

"Nos han puesto otra vez en la pantalla de la ultraderecha", celebran en el PSOE, que con estas declaraciones ha podido pasar página de una semana parlamentaria mucho más difícil, con un doble golpe —por la proposición contra el proxenetismo, tumbada por el pleno, y por el proyecto de ley del suelo, retirado por el Gobierno por la falta de apoyos—. En la cúpula creen que esa doble derrota en la Cámara baja solo es tenida en cuenta por "los muy cafeteros".

Este sábado, la campaña socialista llega a uno de sus puntos fuertes: acto de nuevo con Sánchez, esta vez en Sevilla, en Andalucía, el granero tradicional de votos ya venido a menos y donde el partido se quiere volcar. A buen seguro, el presidente repescará las palabras del líder del PP. En el PSOE, nadie quiere renunciar a aprovechar un resbalón o un gesto premeditado de Feijóo, pero en todo caso un regalo para su viaje hacia el 9-J.