Gestos y reconocimiento hacia Edmundo González Urrutia y hacia la oposición venezolana. Pero sin tensar en exceso las costuras con quien todavía tiene el poder real en Venezuela, Nicolás Maduro. Pedro Sánchez intenta equilibrar la posición del Gobierno pese a que la oposición le presiona —el Congreso aprobó el miércoles hacerlo— para que dé la espalda al régimen chavista y reconozca ya como ganador de las elecciones del 28 de julio al líder opositor y lo trate como presidente electo del país. El presidente pide tiempo, para actuar de la mano de la Unión Europea y conseguir una salida al bloqueo antes del 10 de enero, cuando está prevista la toma de posesión del presidente.
Venezuela es de hecho, desde hace años, materia de debate de política interna en España. Y con más razón ahora, en la última semana, después de que el Ejecutivo fletara un avión del Ejército para traer a González y a su esposa al país y responder así a su petición de asilo, para escapar de la persecución del chavismo, que estaba estrechando día a día el cerco y que le acusaba de cinco delitos y que había emitido una orden de detención. La intervención del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero fue clave. El líder opositor pisó España el domingo y ayer jueves fue recibido en la Moncloa por el presidente del Gobierno, a la vuelta de su viaje oficial a China y antes de su primer compromiso público, la presentación de una campaña de promoción del transporte público.
La Moncloa no informó antes de la reunión, no hubo comparecencias y solo distribuyó un tuit del presidente y un vídeo con el paseo de Sánchez, González Urrutia y su hija por el complejo
La reunión comenzó a las diez de la mañana y se prolongó durante "más de una hora", según detallaban fuentes del Ejecutivo. La Moncloa no incluyó la cita en la agenda ni informó previamente de ella. Lo hizo después de que se produjera, a través de un post de Sánchez en X (antes Twitter), que acompañó con un vídeo en el que se podía ver a ambos paseando por los jardines del complejo presidencial junto a Carolina González, hija del líder opositor. El presidente, con traje pero sin corbata. Sin banderas por ningún lado. No había protocolo de una visita oficial, porque la Moncloa se esforzó para que no lo pareciera. "Doy una cálida bienvenida a nuestro país a Edmundo González, a quien acogemos mostrando el compromiso humanitario y la solidaridad de España con los venezolanos. España sigue trabajando en favor de la democracia, el diálogo y los derechos fundamentales del pueblo hermano de Venezuela", escribió en sus redes sociales.
Posteriormente, el propio González agradeció la "muy grata e interesante" conversación con el jefe del Ejecutivo, a quien le agradeció su "disposición" de recibirle en España a él y a su esposa. También señaló que le reconoció su "interés" por "trabajar por la recuperación de la democracia y el respeto a los derechos humanos" en Venezuela. Y le ratificó su "determinación de continuar la lucha" para hacer valer "la voluntad soberana del pueblo venezolano expresada el 28 de julio por más de siete millones de electores".
Se buscó darle un trato cercano y cálido. Sin que se sienta usado. Es una cuestión de humanidad", explican en la Moncloa sobre la visita "privada" del líder opositor y exdiplomático venezolano
La Moncloa no dio mayor empaque institucional al encuentro con González porque se trataba de una "visita privada, simplemente". "No hemos hecho una nota de prensa posterior, no hemos trasladado el contenido de la conversación, solo está el tuit del presidente del Gobierno", explicaban fuentes de la Moncloa. No obstante, el hecho de que Sánchez paseara por los jardines del complejo con González y su hija lanzaba otro mensaje: un trato algo deferente hacia el exdiplomático venezolano, que no es frecuente en las visitas de mandatarios extranjeros, que son recibidos en la escalinata del palacio por el jefe del Ejecutivo y conducidos al interior.
Nada que ver con Ayuso-Milei, dice la Moncloa
"Se buscó darle un trato cercano y cálido. Sin que se sienta usado. Es una cuestión de humanidad", explican en la Moncloa, donde piden comparar las imágenes con las de la reunión de Isabel Díaz Ayuso y el presidente argentino, Javier Milei, el pasado junio, en la que ella le acogió con todo el boato institucional y le concedió la Medalla Internacional de Madrid. El Gobierno no distribuyó vídeo ni fotos del arranque de la reunión propiamente de Sánchez y González, que se prolongó por espacio de "más de una hora".
Montero asegura que los intereses de las empresas españolas están "a salvo" y llama a la "responsabilidad" de los partidos. Y remarca que las relaciones bilaterales se conducen entre gobiernos
El despacho en la Moncloa tenía lugar apenas unas horas después de el oficialista Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, llamara a aprobar "de manera perentoria" una resolución para instar al Gobierno de Maduro a romper "todas las relaciones" con España. Todas, las diplomáticas, consulares, económicas y comerciales. Rodríguez es hermano de la vicepresidenta y ministra de Petróleo del país, Delcy Rodríguez. Su respuesta era por tanto la reacción oficial a la proposición no de ley que aprobó el miércoles el Congreso de los Diputados a instancias del PP. Moción que pide reconocer ya a González como ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio y, por tanto, como presidente electo del país. El texto salió adelante gracias al apoyo determinante del PNV.
El Gobierno evitó responder de manera directa a la propuesta del presidente del Parlamento venezolano, buscando no elevar la tensión. La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, apuntó que los intereses de las empresas españolas están "a salvo" y llamó a la "responsabilidad" de los partidos. Y remarcó que las relaciones bilaterales se conducen entre gobiernos, no entre parlamentos. Un subrayado que también hacían en la Moncloa y en Exteriores. "Todos los temas diplomáticos y que tienen que ver con las relaciones internacionales entre gobiernos, tenemos que estar sin salirnos del guion de la Unión Europea, tenemos que ir todos a una", aseguró.
El valor de las exportaciones españolas en Venezuela en 2023 era de 145,7 millones de euros, por los 619,7 millones de compras, básicamente petróleo
"La Embajada de España en Venezuela está trabajando con absoluta normalidad", apuntaló por su parte la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, tras hablar con el jefe de la diplomacia, su compañero de Gabinete José Manuel Albares. "Desde luego el interés nuestro va a ser siempre trabajar para mantener las mejores relaciones con el pueblo venezolano, no como otros que se sirven del pueblo venezolano y de los venezolanos para atacar al Gobierno de España", añadió, en clara reprobación al PP.
La relación comercial entre los dos países no es menor. Según el Informe de Comercio Exterior, elaborado por la Oficina Económica y Comercial de España en Caracas, y actualizado en mayo de 2024, la balanza era positiva para Venezuela. En 2023, el valor de las exportaciones españolas era de 145,7 millones de euros, por los 619,7 millones de importaciones, impulsadas sobre todo por la compra de hidrocarburos. "Las relaciones bilaterales con Venezuela son intensas y estrechas, y seguirán siéndolo", recuerdan en la Moncloa.
La alineación de la UE
Fuentes gubernamentales admiten que lo que busca el Ejecutivo es "equilibrar", dispensar gestos hacia la oposición venezolana —Sánchez llamó "héroe" a Gutiérrez durante su intervención ante el comité federal del PSOE del pasado sábado, horas antes de que se supiera que había salido de Caracas rumbo a Madrid—, exigir la publicación de las actas de las elecciones a Maduro. Pero sin romper con él, porque sigue al mando del país. Y esa, subrayan, es la posición de la Unión Europea. La misma.
De hecho, en Exteriores recuerdan que fue el propio Albares el que llevó al Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión, a finales de agosto, la situación de Venezuela. De la reunión del órgano salió la posición común, que es coincidente con la española: seguir demandando a Maduro las actas de las elecciones —la oposición colgó en la web el 83,50% de ellas y probaba que González había ganado con el 67% de apoyos— y reclamar el cumplimiento de la voluntad de los venezolanos. La UE tampoco ha proclamado ganador al líder opositor ni le llama presidente electo.
En España y en la UE opera un factor que explica la mayor prudencia: no funcionó el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado en 2019
En España, y en la Unión Europea, opera otro factor que explica la mayor prudencia: se concluyó que no funcionó el reconocimiento en 2019 de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela para desalojar a Maduro del poder. No se quieren repetir experiencias fallidas. Sánchez, en su rueda de prensa de cierre de su viaje a China, este miércoles, señaló que trabajará por la unidad en la UE que permita un margen de mediación de aquí a final de año, y que permita encontrar una salida a la voluntad expresada por los venezolanos en las urnas del 28 de julio, informa EFE. El presidente, en esa comparecencia, reiteró también que España acoge a González Urrutia por razones de humanidad, "de compromiso humanitario de la sociedad española y del Gobierno con una persona que desgraciadamente sufre persecución y represión". Y por eso las críticas del PP les deja, sentenció, "desnudos en su incongruencia", ya que los dirigentes populares habían pedido días antes que se asilara al líder opositor en España. Para el Gabinete de coalición, el PP no apoya a los venezolanos, se apoya en ellos para "erosionar" a Sánchez.
¿Puede España empujar más en la UE, dado que su voz en todo lo que atañe a Latinoamérica siempre es capital? En el Gobierno admiten que la voz de España "es respetada", sí, pero como también la del alto representante, Josep Borrell, la de la Comisión o la de otros países. Y deslizan que no todos los Estados miembros están de acuerdo en proclamar a González como vencedor de los comicios. "Hay que preservar la unidad de acción de la UE, porque es muy importante. Esa unidad ha funcionado para defender a Ucrania frente a Rusia", explican desde la Moncloa.
El Ejecutivo cree que no se puede comparar Venezuela con el reconocimiento de Palestina. Panamá, Ecuador y Argentina sí reconocen a González Urrutia como presidente electo. EEUU le proclamó ganador
En el equipo de Sánchez rechazan asimismo la comparación con Palestina, que el Ejecutivo decidió reconocer el pasado mayo aun sin el consenso de los Veintisiete. "No son cuestiones comparables. No es lo mismo la matanza de palestinos en Gaza y lo que ocurre en Venezuela. No es bueno comparar ambos casos", aseguran en la Moncloa. En el Gobierno agregan que España no estaba sola en el reconocimiento de Palestina: ya son 145 de 193 los países que han dado ese paso, mientras que en el caso venezolano la posición más cercana a la contra de Maduro es minoritaria. Panamá, Ecuador y Argentina sí reconocen a González Urrutia como presidente electo. Estados Unidos, puntualizan desde el Ejecutivo, se queda un paso atrás, al proclamarle como ganador de los comicios pero sin rotularle como presidente electo. "Es que no tiene sentido adoptar posiciones en solitario", apuntan fuentes diplomáticas. "España está para ayudar, para facilitar, y además concede asilo especial a los venezolanos que buscan refugio como González", rematan en la Moncloa.
"España, y Zapatero, tiene una capacidad de interlocución privilegiada para interceder y que no se llegue a situaciones críticas —complementan fuentes de Ferraz—. También para liberar presos políticos o sacar a otros como ha quedado claro. El PP, por lo visto, no tiene ni interlocución con la oposición, porque ni sabían que Edmundo estaba en la Embajada de España. El PP no es un partido de Estado, es un partido en estado de crispación y amargura. No miden ni sus declaraciones ni sus acciones. Todo lo usan como beneficio político, sin entender la política internacional y las consecuencias, por ejemplo, para las empresas españolas en Venezuela".
El Ejecutivo pide esperar, que se le dé un margen de confianza para intentar maniobrar, para que la presión interna y externa de Venezuela crezca y Maduro se vea abocado a abandonar el poder. En el Gobierno son conscientes, sin embargo, de que no es un camino nada sencillo y que, finalmente, puede fracasar. El 10 de enero es la fecha límite, y apenas quedan cuatro meses.
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