Otra vez Junts. El Gobierno de Pedro Sánchez se asoma a otra semana de vértigo en el Congreso, con la incertidumbre a la espalda. Por partida doble. Por la senda de estabilidad presupuestaria, que los socialistas dan prácticamente por perdida —y ya sería la segunda vez—, y por la ley de movilidad sostenible, en la que creen que "no debería haber problema" pero para la que no tienen, reconocen, "los votos todavía asegurados". En ambos casos, todo depende de la formación de Carles Puigdemont, que ya ha dado suficientes muestras de que es capaz de girar su posición por sorpresa en el último momento aduciendo que su interés es Cataluña y no salvar al Ejecutivo.
Este jueves, la vicepresidenta primera y titular de Hacienda, María Jesús Montero, se enfrenta a una sesión complicada en la Cámara baja. Primero, deberá dar cuenta ante el pleno de la "financiación singular" para Cataluña que pactaron PSC y ERC para sellar la investidura de Salvador Illa. Es el "secesionismo fiscal", según lo llama el PP, el grupo que solicitó la comparecencia. Después, la número dos del Gobierno defenderá la senda de estabilidad para el periodo 2025-2027, que es el pórtico para los Presupuestos Generales del Estado del próximo año. Es la misma que ya llevó al Congreso el 23 de julio, y que Junts, PP y Vox le tumbaron. El Ejecutivo ya contaba entonces con el no de la oposición, pero se encontró con un revés de los posconvergentes cuando no lo esperaba.
Si el PP vota en contra de la senda, es probable que el Gobierno pierda la votación. Eso es lo de menos, lo que es seguro es que Feijóo perderá cualquier oportunidad de presentarse ante España como un político de Estado", admite la portavoz del PSOE
El Ejecutivo envió el pasado 10 de septiembre a la Cámara baja la misma senda fiscal que en julio le fue rechazada, más flexible con las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Y, hoy por hoy, todo apunta a que ocurrirá lo mismo el jueves. La relación con Junts no acaba de enderezarse, pese al encuentro del pasado viernes en Suiza entre los dos partidos, encabezado por el secretario de Organización de los socialistas, Santos Cerdán, y el expresident Puigdemont. No hubo acuerdo, como lo probaba el hecho de que las partes no emitieron comunicado posterior. Lo reconocía este lunes la portavoz del PSOE, Esther Peña, en rueda de prensa en Ferraz. Se trataba de una "reunión ordinaria", dentro de la "normalidad", ya que el acuerdo de investidura firmado por los dos partidos obligaba a mantener reuniones mensuales fuera de España con discreción, de las que solo se daba cuenta cuando se llegase a un entendimiento.
"Desde el PSOE no comentamos reuniones, sino que lo que comentamos son acuerdos. Lo comunicaremos con total normalidad a través de los canales habituales cuando haya algo que comunicar. No hay nada nuevo en esta reunión que se diferencie de las que hemos tenido anteriormente", agregó la portavoz. No hay más datos ni del ambiente ni de las conclusiones: la cita fue "muy normal" y acudió, por parte del PSOE, "el equipo de siempre", encabezado por Cerdán más su adjunto, Juanfran Serrano, y el coordinador de Organización, Eladio Garzón.
Ferraz señala que la reunión de PSOE y Junts del viernes y Suiza se enmarca en la "normalidad" y no la comenta porque solo lo hará cuando haya "acuerdos"
Tanto Peña como el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, se afanaron este lunes en lanzar el mensaje de que nada se puede dar por perdido porque las conversaciones siguen. Pero a la propia portavoz socialista le traicionaron sus palabras durante su comparecencia en Ferraz. "Si el PP vota en contra de la senda [de estabilidad], es probable que el Gobierno pierda la votación. Eso es lo de menos, lo que es seguro es que [Alberto Núñez] Feijóo perderá cualquier oportunidad de presentarse ante España como un político de Estado", señaló. Es decir, que Peña estaba dando por hecho que los objetivos de déficit y deuda decaerán, porque lo que sí está claro es que el PP los rechazará, como hizo en julio, igual que Vox. Hacienda tiene a su lado a los socios habituales y a Coalición Canaria, pues todos mantienen su sí.
Se volvería a la senda anterior
Fuentes de Ferraz señalaban que las conversaciones con los de Puigdemont, más allá de la reunión del pasado viernes en Suiza, continúan, aunque no hay negociación como tal. La senda de estabilidad no es un texto que se pueda enmendar o cambiar durante el trámite parlamentario: el Ejecutivo la defiende ante las Cortes —primero el Congreso, luego el Senado— y cada Cámara vota si la respalda o no. La importancia de la senda fiscal es que es el primer paso para la elaboración de los Presupuestos, aunque ya el Gobierno ha advertido de que en caso de que sea de nuevo rechazada, elaborará el proyecto de cuentas públicas para 2025 con la anterior, que es más restrictiva para comunidades y ayuntamientos. Es decir, que un segundo revés no le detendrá de su objetivo de llevar al Congreso los PGE de 2025, cuya aprobación, de nuevo, no es segura. La razón se llama, otra vez, Junts.
Los socialistas prefieren no cargar las tintas contra los de Puigdemont y confían en que las relaciones puedan enderezarse tras el congreso de Junts
Pese a que son los posconvergentes los que están arrojando más sombras de duda sobre la viabilidad de la legislatura, Gobierno y PSOE intentan no cargar las tintas contra ellos. No lo hicieron la semana pasada, cuando Junts giró y pasó de la abstención al no en la votación de la toma en consideración de la proposición de ley de Sumar para la regulación del alquiler de temporada. Y no lo hizo ayer lunes Peña. Simplemente admitió que les separan con los posconvergentes "muchísimas cosas", como quedó reflejado en el acuerdo de investidura, pero que hay voluntad de fijarse en la "coincidencias" para "continuar trabajando con los objetivos generales que tiene esta legislatura".
La lectura de la Moncloa y de Ferraz es que Junts no ha digerido la investidura de Illa, y entiende que su congreso de finales de octubre puede suponer un punto de inflexión, porque en él la formación de Puigdemont deberá decidir qué camino quiere tomar. Los socialistas sostienen que no es sostenible que los independentistas catalanes se alineen con PP y Vox en lo que queda de legislatura, porque serían "penalizados" por sus electores. Su esperanza es que más pronto que tarde regresen al bloque de investidura una vez pasada la tensión inherente a todo proceso congresual.
"Junts tiene que hacérselo mirar", señalaban en privado desde Ferraz este lunes. En la cúpula dirigen su mirada a las manifestaciones que se sucedieron ante la sede de los neoconvergentes la semana pasada cuando migraron de la abstención al no en la ley de regulación del alquiler de temporada. Dicho de otro modo, que en la dirección socialista creen que Junts puede pasarse de frenada en su bloqueo al Gobierno y ser castigada por las bases independentistas.
En Transportes consideran que es una buena señal que ninguno de los socios haya presentado enmienda de totalidad a la ley de movilidad sostenible
El jueves, el pleno del Congreso también acogerá el debate de totalidad de la ley de movilidad sostenible, que defenderá el titular de Transportes, Óscar Puente. Tanto fuentes muy cercanas al ministro, como su equipo y como el Grupo Socialista subrayan que "teóricamente" no habrá sobresaltos, que Junts en este caso sí apoyará al Ejecutivo. Quien ha presentado una enmienda de devolución del proyecto es el PP (137 votos), y si se suman Vox (33) y Unión del Pueblo Navarro (1), Junts y sus siete diputados tendrán la llave de la votación. Como siempre. El Ejecutivo tendría a su favor a sus socios —ERC, PNV, Bildu, BNG, Podemos— más Coalición Canaria. En total, si no hay fugas, 172 apoyos por los 171 de la derecha, por lo que valdría con la abstención de los posconvergentes.
En Transportes consideran que es una buena señal que ninguno de los aliados parlamentarios habituales del Gobierno haya presentado enmienda de totalidad. De hecho, el PP tampoco la presentó la legislatura pasada, cuando este mismo texto llegó al Congreso pero no se pudo tramitar por la disolución anticipada de las Cortes y la convocatoria de las elecciones generales para el 23 de julio. De hecho, Puente presentó el mismo texto con la intención de que la tramitación fuera rápida y asumió los compromisos de cambios en la redacción que los grupos ya habían planteado. Lo que al Ejecutivo le sorprendió fue que esta vez los populares registraran su enmienda de devolución.
"Interlocución abierta a todos"
A dos días de la votación crucial del jueves, en Transportes admiten que pesa la incertidumbre por la actitud diletante y puramente táctica de Junts. "No tenemos los votos asegurados aún para esta ley, eso es verdad, pero ya hemos expresado nuestra voluntad de hablar con todos los grupos. La interlocución está abierta a todos y se está hablando con los partidos sobre las enmiendas parciales, aunque todo es muy preliminar. Ya hablamos con todos antes para que no hubiera enmienda de totalidad, de hecho, y el PP se ha descolgado", explican en el equipo de Puente. Si ganara la enmienda de devolución de los populares, la tramitación parlamentaria se para y el texto regresa al Gobierno. Sería un varapalo para el Ejecutivo. De un calado más que importante. Sobre todo porque hasta ahora defendía que Junts había hecho caer iniciativas políticas de los grupos, poco importantes, pero no proyectos del propio Gobierno. La ley de movilidad sí lo es: salió del Consejo de Ministros, y encima España se la debe a Bruselas. Una hipotética derrota que se sumaría a la que parece más cantada, la de la senda de estabilidad. Es decir, que Sánchez podría tener que encajar un jueves negro con dos votaciones adversas, en el peor de los casos.
En el caso de la ley de movilidad, en el Ejecutivo defienden que están dispuestos a aceptar enmiendas de los grupos, como planteó en la pasada legislatura
Los socialistas, no obstante, realmente cuentan con un solo golpe, el de los objetivos de déficit. "Nada está asegurado, y menos en esta legislatura, pero en principio no correría peligro el proyecto de ley de movilidad sostenible —manifiestan fuentes del Grupo Socialista—. Pero claro, certeza nunca hay. No debería caer, porque Junts se fija más en las cuestiones que tienen foco y que son caza mayor, como la senda. Ya dijimos a los grupos que la redacción salida del Consejo de Ministros tiene debilidades en cuestiones competenciales [las que más miran los partidos nacionalistas e independentistas] o, por ejemplo, de movilidad rural. En la pasada legislatura llegamos a registrar las enmiendas parciales y se examinaron".
En Ferraz, no obstante, no descartan que Junts pueda rechazar por segunda vez la senda de estabilidad y, en cambio, pueda acabar apoyando los Presupuestos de 2025. "Ya veremos, hay cosas que no tienen un hilo racional. Puigdemont está en lo suyo [en que no se le ha aplicado la amnistía por la negativa del Tribunal Supremo] y nosotros en lo demás", reflexionan desde el cuartel general de los socialistas.
Señores del PP, ¿van a permitir que las comunidades y ayuntamientos pierdan 12.000 millones de euros solo para que el señor Feijóo parezca un líder de verdad, para un postureo en el Congreso?", se pregunta Peña
Por lo pronto, lo que hacen Gobierno y PSOE es volcar toda la presión al PP, para que sea Feijóo quien salve la senda de estabilidad, con el argumento de que comunidades y ayuntamientos perderían casi 12.000 millones de euros de capacidad de gasto en 2025 y 2026. Casi 5.000 millones el año próximo y 6.964 en el siguiente ejercicio. "Señores del PP, ¿van a permitir que las comunidades autónomas y ayuntamientos pierdan 12.000 millones de euros solo para que el señor Feijóo parezca un líder de verdad, para un postureo en el Congreso, solo para que el Gobierno pierda una votación?", se preguntó Peña, quien demandó al jefe de los populares que piense "en los ciudadanos, y no en el tacticismo". Al ser preguntada por qué disparaba contra el PP y no contra los posconvergentes, la portavoz respondió que todos los diputados que voten en contra de la senda fiscal tendrán que dar explicaciones en sus respectivos territorios. "Junts, el Partido Popular y otros partidos tendrán que ser responsables" con el sentido de su voto, alegó.
El mensaje de Puigdemont
Los socialistas aprietan al PP porque les es más fácil atacar al principal partido de la oposición que molestar a su inestable socio. Pero también hay otra razón: los populares lideran 11 gobiernos regionales —y cogobiernan en uno más, en Canarias—, las dos ciudades autónomas y la mayoría de ayuntamientos. Junts apenas tiene poder institucional: apenas dirige "unos 300 ayuntamientos", subrayan en Hacienda
El Gobierno aprieta a los barones del PP para que corrijan a su líder. El mayor poder territorial está en manos de los populares. Junts apenas dirige, subrayan, "unos 300 ayuntamientos"
Es decir, que son sus presidentes y alcaldes los más perjudicados si se rechaza la senda, porque tendrán que apretarse el cinturón y gastar menos. Madrid, ilustró Peña, perdería 1.288 millones; Andalucía, 887, y Castilla y León, 318. Millones, recordó, que podrían ir destinados a sanidad, educación o dependencia. Porque si se tumban los objetivos de déficit y deuda, entonces seguirán en vigor los actuales, más rígidos para CCAA y municipios, por lo que si los desbordan, el Gobierno ya ha advertido de que impondrá la letra de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, impulsada por Mariano Rajoy en 2012, y que prevé planes de reequilibrio (ajustes) para las administraciones incumplidoras.
Para Ferraz, realmente es Feijóo el que arrastra a sus barones y alcaldes solo para propinar una bofetada al Gobierno. Y eso "denota una desesperación y un egoísmo propio de un político mediocre, menguante y que está fuera de la realidad", criticó Peña. Y encadenó ataque tras ataque: "Feijóo se ha convertido en ese cuñado cenizo, tristón, con un punto de amargura que cada vez que te ve dice que la vida da asco. La verdad es que no da una buena noticia ni por equivocación. Es cierto que es la típica persona que un día le toca la lotería y va a estar más preocupado del papeleo que tiene que hacer para cobrarlo que de disfrutarlo". La oposición del PP se basa en "insultos, bulos y vinagre". Gobierno y PSOE quieren contrastar su "optimismo" frente a la "tristeza" con la que asocian a la oposición.
El PSOE contrasta su "optimismo" frente a un Feijóo al que pinta como un "cuñado cenizo, tristón, con un punto de amargura". Su oposición se basa, para Ferraz, en "insultos, bulos y vinagre"
Con la rapidez con la que se suceden los acontecimientos en esta legislatura, no sería descartable un giro de Junts de última hora. Pero Puigdemont ya volvió a dejar claro el terreno de juego a Sánchez en un post en X el pasado sábado: "Nuestra vocación política no es dar estabilidad ni desgastar a nadie. Nuestro objetivo es defender Cataluña y los intereses de los catalanes y quien nos ayude tendrá nuestro apoyo, sea para gobernar, sea para hacer oposición; quien haga lo contrario o quien nos engañe (o maree la perdiz), que no cuente con nosotros". Los posconvergentes no se quieren situar en ningún bloque: ni en el de la investidura, con el resto de socios del Gobierno, ni con las derechas de PP y Vox. Junts negociará, repitió, "pieza a pieza" y "cada cosa tiene su negociación y objetivos". Estar de acuerdo en una cuestión "no prejuzga que en la siguiente" ambos partidos pacten. "Y al revés: que en una no nos hayamos puesto de acuerdo no presupone que en la siguiente tampoco nos pondremos". Ahí el expresident parecía apuntar a la senda y a los Presupuestos de 2025. Todo abierto. Hasta el último minuto. Como siempre. Es su especialidad: dejar en vilo al Ejecutivo hasta el final y acaparar foco.
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