Cada día que pasa parece más claro. La batalla suena ya inevitable en el PSOE de Madrid. Otra vez. El cuestionamiento interno de su secretario general, Juan Lobato, elegido hace casi tres años, no para de crecer en su federación y la incomodidad de la Moncloa y de Ferraz con él es un hecho. La sensación ya aquilatada es que habrá primarias, que Lobato tendrá que enfrentarse muy probablemente a un rival promovido por la dirección de Pedro Sánchez. Pero la pregunta que recorre el partido es quién. Porque la alternativa no está clara. Son varios nombres los que bailan —Javier Ayala, Fran Martín o Enma López—, ninguno es seguro. La justificación es que esa pantalla no ha llegado aún, que antes toca afrontar el 41º Congreso Federal del PSOE en Sevilla, el último fin de semana de noviembre, y solo cuando pase será el momento de pertrechar los ejércitos regionales.
Y es que el cónclave del PSOE-M ni siquiera tiene fecha cerrada aún, pero se celebrará, como en el resto de federaciones, a primeros de 2025. La cúpula de Lobato tiene en mente el 25 y 26 de enero o bien la primera semana de febrero. Lo más pronto posible pasada la Navidad, un calendario que remaría a favor del líder madrileño.
Sánchez ya manifestó tras las europeas su inquietud por la abismal ventaja del PP en Madrid, de 352.000 votos y 12,57 puntos, diferencia que, destaca Lobato, se contrajo respecto a las generales de 2023
En 2021, Ferraz se inclinó por Juan Lobato (40 años el próximo 5 de noviembre), exalcalde de Soto del Real, frente a Javier Ayala, regidor de Fuenlabrada. Y ganó, con el voto del 61,23% de la militancia. Cuatro años antes, en 2017, el señalado había sido José Manuel Franco, vencedor aplastante (71,77%) en unas primarias en las que también compitió Lobato (19,74%). En aquel momento, en 2021, la cúpula de Sánchez entendía que tenía que enmendar errores del pasado y apostar por foguear a perfiles nuevos, dejándolos que se consolidasen. Acabar con la liturgia de quemar secretarios generales y candidatos cada cuatro años.
Ahora, sin embargo, esa convicción ya no es tan firme. Una primera señal de alarma siguió a las elecciones europeas del pasado junio, cuando el presidente del Gobierno manifestó su preocupación en los resultados en Andalucía y, sobre todo, en Madrid, porque la ventaja del PP era allí tan abismal que se hacía imposible de compensar en el resto de España, ni siquiera con la aportación del PSC en Cataluña. Los populares sacaron el 9 de junio a los socialistas 352.698 votos y 12,57 puntos. Ferraz trasladó el mensaje de que se pondría manos a la obra para revertir unos pésimos resultados que, sin embargo, Lobato no veía tan nefastos porque la diferencia con el PP se había acortado con el PP respecto a las generales de un año antes, que fue de 458.584 papeletas y 12,71 puntos. Pero en estos comicios la participación fue mayor, del 69,66%, por el 52,54% de las europeas.
Con el correr de los meses, se ha sumado el agrietamiento del clima en el PSOE-M. La dirección federal es consciente de que Lobato es un barón cada día más cuestionado internamente y, a su vez, la cúpula regional reconoce que las relaciones con Ferraz se han enfriado de manera ostensible en los últimos meses. "Es cierto que ese rumor contra él ha ido in crescendo, cada vez hay más voces contra Juan. Y él no está siendo muy hábil en sus declaraciones públicas. Los nervios son malos asesores y más en los momentos previos a un congreso", aseguran en la cúpula de Sánchez.
Los críticos reprochan a Lobato sus declaraciones públicas poco "oportunas", su "nerviosismo", su menor defensa de Sánchez, su falta de "equipo" o de "proyecto colectivo". Él reivindica que da siempre la cara
Unas palabras que resumen cuál es el malestar que existe contra Lobato. Numerosos dirigentes consultados por El Independiente, varios de los cuales sí lo acompañaron en las primarias de 2021, coinciden en sus reproches: no calibra la "oportunidad" de sus declaraciones ante los medios —constantes "meteduras de pata", fruto de su "nerviosismo"—, su "insuficiente" defensa de Sánchez y del Ejecutivo, sus críticas a algunas políticas del Gobierno —como la amnistía y la financiación para Cataluña— o su falta de "equipo" y de "proyecto colectivo". Algunos cuadros no comparten su "posicionamiento ideológico", más centrado, porque su empeño es arañar votos en el espacio más moderado a Isabel Díaz Ayuso antes que disputar la izquierda a Más Madrid, segunda fuerza en la región. Para otros cargos, lo que subyace no es tanto una divergencia de proyectos políticos, un debate de si hay que girar al PSOE-M más a la izquierda o, como quiere la actual dirección autonómica, afianzarlo en un espacio de mayor centralidad. Lo que hay, creen, es una disputa meramente orgánica, por el poder.
"Falta de respeto" los continuos cambios de liderazgo
Lobato echó el freno a sus reproches al cupo catalán en el comité federal del PSOE del pasado 7 de septiembre, ante Sánchez, después de que previamente explicitara su rechazo en una entrevista en la SER. Era un evidente gesto de distensión que no pasó desapercibido en el partido. Pero después se ha prodigado en entrevistas en medios de comunicación, le afean varios dirigentes, para "reivindicarse" y subrayar que no hay "razón" para relevarle ahora. El pasado viernes, en Onda Madrid, tachó de "falta de respeto" al votante los continuos cambios de liderazgo en el PSOE-M. Fuentes muy próximas al barón autonómico recalcan que él se caracteriza por dar la cara por el partido incluso en momentos muy difíciles —como cuando Sánchez se tomó sus cinco días de reflexión y Ferraz le pidió que saliera en su defensa en las teles—, y que también se ha atrevido, por ejemplo, a recriminar públicamente su actitud al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, siempre muy crítico contra el jefe del Ejecutivo. Eso sí, Lobato, destacan, reniega de los argumentarios, porque detesta el lenguaje de madera.
Lobato defendió a Feijóo y Ayuso de los "insultos" de Maduro: él no es un "ladrón" ni ella una "falangista", palabras que provocaron indignación en el partido
Este martes, circulaba con indignación entre los dirigentes del partido unas palabras del líder del PSOE-M en una entrevista en EFE. Defendió sin ambages a Alberto Núñez Feijóo y a Isabel Díaz Ayuso de los "insultos" del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que tras un acto de ambos en la capital de apoyo al candidato opositor, Edmundo González Urrutia, había llamado al jefe del PP "ladrón vinculado al narcotráfico en Galicia" y a la presidenta madrileña, "falangista". Lobato blandió su "oposición frontal" a Ayuso, pero pidió a Maduro que "no la insulte", porque "no es una falangista", ni a Feijóo, "que no es un ladrón". El secretario regional se reunió este martes por la tarde con el propio González Urrutia en la Asamblea de Madrid.
"Juan hace cosas marcianas como defender a Ayuso y a Feijóo, cuando ellos jamás defienden a Pedro. Se mete en jardines cuando nadie le llama", sostiene un veterano dirigente madrileño, con muchos galones en la federación. "Debería ser cuidadoso con lo que dice. No tiene que opinar de todo y se tiene que ceñir a los temas que preocupan y ocupan a los madrileños. Hay declaraciones suyas que no ayudan", afirma un relevante diputado autonómico. Otro cargo, más crítico, le acusa de querer "buscar el foco permanentemente", de querer "reinvidicarse para hacer valer su liderazgo". "Y tiene un tufo de quedar bien con la derecha... No da una o no se entera", le recrimina. "Es terrible", expresa un conocido cargo público que conoce como la palma de su mano el PSOE-M. "Vaya tela", desaprueban lacónicamente en el círculo más íntimo de Sánchez.
En el partido recordaban que el Gobierno no ha salido en defensa de Feijóo y menos aún de Ayuso —que ha llamado "tirano" a Sánchez por querer llevar a España a "una dictadura"—, por lo que Lobato no tenía que haber ido más allá. Patxi López, el portavoz parlamentario en el Congreso, no fue tan lejos como él este 1 de octubre: expresó su "rechazo absoluto" a los ataques de Maduro pero advirtió, ante la exigencia del PP de que el Gobierno replique, de que quien salió en defensa de José María Aznar ante Hugo Chávez fue el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que ahora es "vapuleado por la derecha". Este miércoles, en Onda Cero, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, siguió esta misma línea: mostró su "rechazo" a las palabras de Maduro, que "no son más que injurias y calumnias" hacia los dos dirigentes populares, "se descalifican por sí solas y son una falsedad absoluta". "Sí me gustaría", matizó a continuación, "que Feijóo, cuando se insulta al presidente, tenga la misma actitud" y "pidiera disculpas" por su acusación al Ejecutivo de perpetrar una operación para mantener al régimen chavista en el poder. Lobato, explican en su entorno más próximo, reivindica otro estilo de hacer política, menos agresivo, y está convencido de que manifestaciones como las suyas "desarman a Ayuso", porque devuelven la pelota a su tejado.
El barón regional defiende su estilo, menos agresivo y transversal, y cree que la defensa de Ayuso la "desarma", según razonan en su entorno
Lo sucedido este martes no era más que una prueba más del ambiente sensiblemente más crispado que se ha instalado en la federación. De la ansiedad interna. De la contestación a Lobato, extendida incluso entre quienes antes eran sus partidarios y le apoyaron en la singladura de 2021. Pero la pregunta de quién es entonces la alternativa continúa sin respuesta.
La tercera federación en militantes y delegados
Ferraz rehúsa dar pistas. El aparato federal recalca que este no es el momento, que ahora "toca hablar del congreso federal", no de los cónclaves autonómicos. En Madrid, sin embargo, los nombres pasan de boca en boca. No hay un solo favorito, advierten todos los dirigentes consultados, porque Sánchez no ha dejado ver cuál es la carta que quiere jugar. Primero, si quiere postular a un candidato contra Lobato y, después, quién es su ungido. Todos tienen claro que en cuanto Ferraz hable, parte de la militancia se reorientará y se alineará con el presidente del Gobierno. Por su obvio poder y su ascendencia en la que es su federación, Madrid, de la que él procede, la tercera más numerosa de todo el país, la que más delegados envía a Sevilla (89), tras Andalucía (268) y Comunitat Valenciana (115).
Ayala es alcalde de Fuenlabrada y supondría anclar el partido a la izquierda, que el mando pasara a los regidores del cinturón rojo. Martín es delegado del Gobierno, y dirige duras invectivas a Ayuso
Los tres nombres más citados son los de Javier Ayala, Fran Martín y Enma López. El alcalde de Fuenlabrada desde 2018 es, sancionan distintas fuentes del PSOE-M, el preferido por el secretario de Organización, Santos Cerdán, y supondría anclar el partido a la izquierda, que el mando pasara a los regidores del cinturón rojo, el poder fáctico y casi residual de una federación que no sabe lo que es el Gobierno regional desde 1995, cuando Alberto Ruiz-Gallardón desalojó a Joaquín Leguina de la Puerta del Sol. No a todos en el PSOE-M gusta el perfil de Javier Ayala (Córdoba, 1972), por no ser suficientemente "transversal" y por haber "perdido apoyos" en estos años. Fran Martín (Madrid, 1981) es el delegado del Gobierno desde marzo de 2023 y es un hombre claramente ligado al ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y de él se valora sus declaraciones contundentes contra Ayuso. Su ventaja, creen en el partido, es que dispone de la tribuna de la Delegación para seguir replicando a la presidenta madrileña, pero no es un dirigente muy conocido y con la capacidad de arrastre necesaria, por ahora, para batir a Ayuso.
Enma López, portavoz adjunta en el Grupo Socialista del Ayuntamiento de Madrid —es la dos de la exministra Reyes Maroto, la candidata de Sánchez en las municipales de mayo de 2023—, es la mujer a quien Sánchez reserva, con mucha seguridad, un puesto relevante tras el congreso de Sevilla. El comité federal la designó miembro del comité organizador del cónclave, la única de sus integrantes que no formaba parte ya de Ferraz. Un gesto que en el partido leen como una señal inequívoca de que Enma López (Vigo, 1986) puede dar el salto a la próxima ejecutiva federal o bien ser lanzada como candidata a la secretaría general del PSOE-M. A su favor, su habilidad comunicativa, que la ha convertido en uno de los rostros de su partido en las tertulias de las teles. "Es mediática, es mujer, es una cara joven, fresca, todos hemos interiorizado que va a jugar un papel muy importante en el futuro", reseña un veterano fontanero regional. López formaba parte de la candidatura de Ayala en 2021 y mantiene una relación muy engrasada con la cúpula federal.
López es concejala en la capital y todo apunta a que tendrá un papel muy relevante tras el 41º Congreso, porque fue nombrada miembro del comité organizador
Otros nombres que emergen, con menos fuerza, son los de Cande Testa, alcaldesa de Alcorcón; Javier Rodríguez, exregidor de Alcalá de Henares y diputado nacional, o Mercedes González, renombrada como directora general de la Guardia Civil (y, por eso, de más difícil promoción orgánica) y líder de los socialistas en la capital. Y, por supuesto, en boca de muchos sigue estando el del ministro Félix Bolaños. Su designación sería la prueba clara de que Sánchez empeña a una de las piezas más valiosas de su Ejecutivo para intentar arrebatar Madrid al PP. Sería, señalan en el PSOE-M, el candidato "indiscutible", el respetado por todos. Pero fuentes de Ferraz recalcan a este diario que es "imposible" que Bolaños sea promovido por el presidente, porque este lo sigue necesitando a su lado en la Moncloa. "No va a ir a Madrid", indican tajantes fuentes de primer nivel, "no es él en quien piensan en la cúpula".
La última palabra, no obstante, la tiene Sánchez, como siempre, y nadie duda de que si él optase por el titular de la Presidencia y Justicia, no podría resistirse. También se le ve como candidato a las autonómicas de 2027, pero no necesariamente secretario general. Es decir, que cabría reeditar la bicefalia que sostuvieron José Manuel Franco y Ángel Gabilondo entre 2017 y 2021. Gabilondo, la apuesta de Sánchez para sacar a Tomás Gómez de la candidatura y de la cúpula del entonces PSM en 2015, ganó las elecciones autonómicas de 2019 frente a Ayuso —ella gobernó gracias al apoyo de Ciudadanos—, pero no pudo derrotarla en los comicios anticipados de mayo de 2021.
En el fondo, y coinciden todos los consultados, será clave ver qué señales lanza Sánchez en el congreso de Sevilla, a través de la composición de su ejecutiva (a quién apoya, a quién no, a quién refuerza, a quién no) y de los debates políticos, porque abrirá el camino de los cónclaves regionales. Y no solo en Madrid.
"Lo de menos será quién"
Hay cargos de peso en el PSOE-M que alertan de que no tiene sentido emprender una batalla dura contra Lobato si no está clara la alternativa y, sobre todo, si esta no es "sensiblemente mejor". Porque, de lo contrario, es mejor consolidar liderazgos. "Ferraz debe poner o a alguien incontestable como Félix o que tenga la transversalidad necesaria como para suscitar amplios consensos. No podemos ir a un proceso a sangre y fuego del 51% contra el 49%. No nos podemos permitir eso. Sería conducirnos a un escenario abierto, impredecible y volver a lo de antes", opina un respetado cargo regional. "No quiero proyectos individuales, sino colectivos —despacha un responsable con muchos trienios a su espalda—. La estrategia de ir a la centralidad para aglutinar después a la izquierda me valía para años 90. Hoy tenemos una fuerza a nuestra izquierda, que es es Más Madrid. El PSOE no puede aspira a ser Ciudadanos. Más Madrid pisa fuerte. Primero tenemos que liderar la izquierda y luego ya haremos el guiño a la derecha. No podemos competir contra Ayuso, ella tiene todo el espacio de la derecha copado". "Por su ineficacia", reprocha con dureza un alcalde, "Juan va a ser capaz de aunar a todos contra él. Lo de menos será quién, pero estoy seguro de que habrá primarias".
Lobato está dispuesto a librar la batalla. Contra quien sea. "Salvo que sean Obama, Barack o Michelle", ironizan en su círculo más cercano. "Cero preocupación", no tiene "miedo", aseguran
Lobato, ocurra lo que ocurra, está decidido a librar la batalla. Contra quien sea. "Salvo que sean Obama, Barack o Michelle", ironizan en su entorno más cercano. El secretario general defiende que tomó las riendas del PSOE-M cuando estaba hundido y que ha conseguido levantar los resultados, quedándose a solo 6.335 papeletas de Más Madrid (0,19 puntos). Esgrime que sus apoyos internos entre las bases ha aumentado, y también entre cuadros relevantes, como la líder del partido en Alcorcón y exalcaldesa del municipio, Natacha de Andrés, que en 2021 se alineó con Ayala. Lobato está dispuesto a defender su derecho a seguir al frente del partido, aunque le suponga encararse con Ferraz y con el presidente del Gobierno. En su equipo, de hecho, recuerdan, que Tomás Gómez se plantó ante Zapatero en 2010 cuando postuló para las autonómicas a su ministra Trinidad Jiménez. Y él la ganó.
El barón autonómico, apuntan fuentes muy próximas, no se dejará llevar por el "miedo" y está convencido de que lo hará "bien", mientras que "los que metan la pata quedarán en evidencia". "Cero preocupación. Pero no tiene montar este lío en el partido para eso. Nadie lo entiende. No hay razones para abrir una guerra en Madrid ahora. Pero esto no es tan malo, de hecho", valoran. Lobato, añaden, podría ganar perfil en unas nuevas primarias, ahora contra Sánchez, dado el impacto mediático que tendrían, y su tono más tranquilo "funciona bien". "No ganar no nos preocupa nada. Solo nos preocupa que políticamente cada paso sea útil para echar a Ayuso", remachan. Ese es el objetivo que todos invocan. Vencer a una baronesa que hoy todavía parece de hierro e imbatible. El PSOE-M se sienta de nuevo en el diván a darle vueltas, pero la reflexión traerá, seguramente, urnas para los en torno a 14.000 militantes de la federación.
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Otro al paredón.
hace 6 días
Sánchez manifestó su inquietud por la diferencia de votos entre PP y PSOE en Madrid¿En serio? Lo que no se cómo aún votan PSOE con el acoso y derribo que le hacen desde el gobierno a ésta comunidad desde que está Pedro Sánchez.
hace 6 días
Esta secta ¿progresista? está muerta, pero todavía no se han enterado.