En la agricultura española el cambio climático impacta de manera creciente. La sequía que atraviesa gran parte del campo es la mejor demostración, pero no la única. Las suaves temperaturas que se han extendido por la Península esta semana son tan peligrosas como la falta de agua, una vertiente que se suma a otros fenómenos meteorológicos extremos que, como el pedrisco y las inundaciones, arruinan los cultivos. 

El éxito de una cosecha depende cada vez más de una lotería climática a la que están expuestos los agricultores. La prueba de este creciente riesgo está en el nuevo récord de contratación de seguros agrarios que se ha marcado en 2023, que creció un 16% respecto al año anterior y superó los 1.000 millones de euros por primera vez, según los datos de Agroseguro. A esto hay que añadirle el récord de la siniestralidad, que superó el año pasado los 1.200 millones de euros. Una cifra que supone una subida cercana al 50%, ya que 2022, que ya fue de récord, se cerró con 793,3 millones de euros.

"Hace tres años tuvimos a Filomena en enero, ahora estamos con récord de calor. Vivimos en un tobogán climático que hace que la situación de riesgo sea muy elevada", asegura Santiago Duro, ingeniero agrícola y director territorial de Agroseguro en Castilla La Mancha. Y es que estos últimos días España ha tenido temperaturas propias de finales de mayo o principios de junio. "Nos hemos visto afectados por una masa de aire extremadamente cálida para esta época. Y eso se ha traducido en temperaturas extraordinarias. De hecho, han caído más de 100 récords, y no sólo en la costa, sino también, y esto es lo más preocupante, en zonas de alta montaña", relata Samuel Biener, meteorólogo de Meteored.

Las lluvias no están llegando, y el calor está haciendo que las reservas de nieve se derritan. Pero si la situación ya es preocupante de por sí, empeora al saber que, previsiblemente, el tiempo no cambiará nada hasta el próximo 8 de febrero, según los modelos de predicción de Meteored. Son demasiados días con temperaturas que no tocan en este momento. Y esto es algo que, como explica Biener, "altera los ciclos de la flora y la fauna". 

"Fundamentalmente se van a ver todos los cultivos afectados, porque cuando la planta recibe temperaturas altas durante tantos días se produce un adelanto importante de la cosecha. Las plantas se vuelven locas, y entienden que ha llegado la primavera y pueden empezar a brotar. Pero esto de por sí no es un problema. El problema es que se adelanten y luego venga el frío y las heladas, porque los cultivos se vuelven mucho más vulnerables y se pueden producir daños bastante importantes. Y teniendo en cuenta que nos quedan aún 50 días de invierno, es más que probable que suceda", apuntan a este medio fuentes de Asaja. 

Pero Duro relata que el calor, en realidad, afecta a todo el ecosistema. Por ejemplo, aunque se adelanta la floración, no hay polinizadores. Se producen desajustes en los frutales y los microorganismos y las plagas se extienden cuando el campo no está preparado para su presencia. Y ya tenemos ejemplos de cultivos que se han acelerado. Lo vimos hace unos días en Alicante, donde los agricultores se sorprendían de que hubieran crecido cerezas en pleno invierno.

Javier Fatas, responsable de agua y medio ambiente de COAG, explica que los agricultores españoles llevan dos años acumulando muchos problemas. Fundamentalmente por la sequía, aunque en ese tiempo el aumento de temperaturas ha sido "brutal", con desviaciones exageradas que en muchos momentos superaban los 10 grados.

Esta situación ha puesto en el foco a los seguros agrarios. En este sentido, Duro considera que el sistema agrícola tiene que ir adaptándose, porque actualmente es mixto, lo que significa que tiene una parte privada y otra pública, algo que hace posible su viabilidad. Pero ambas partes han visto aumentadas las indemnizaciones, por lo que el experto cree que "si seguimos así serán más caros a nivel privado y público".

"En estas circunstancias vamos al día. Estamos esperando a ver si mañana llueve, a ver si estas temperaturas cálidas no duran mucho… Sobreviviendo como podemos. Nos gustaría poder cosechar de manera normal y contratar seguros agrarios para que nos cubran cuando suceden anomalías, pero no estamos ni con lo uno ni con lo otro, porque a los seguros les está empezando a desbordar la situación. Y la perspectiva que tenemos es que nos va a abandonar, cuando su implicación y apoyo, al igual que el de la Administración, debería ser mayor", resume Fatas.

Asaja recalca que este año se va a juntar todo esto con una reducción de las subvenciones por parte del Gobierno. Algo que, afirman, les va a "complicar la vida" aún más para contratar esos seguros. "Es el único arma que tenemos, no podemos hacer otra cosa. Si nos los quitan ya sólo nos queda rezar", afirman.

El gran problema de la sequía

Otro aspecto al que afecta la repentina subida de temperaturas en pleno invierno es la disponibilidad de agua. "Con más calor hay más evapotranspiración, y eso significa que habrá menos agua disponible. La sequía es el gran problema del campo y una amenaza creciente para la economía, que se ha agudizado este mes de enero por culpa del fenómeno del Niño, el más caluroso desde que se tienen registros, lo que indica que está potenciado por el cambio climático", sostiene Duro.

Un árbol comienza a florecer en Bilbao debido al calor anómalo, que está dejando estampas más próximas a la primavera.
Un árbol comienza a florecer en Bilbao debido al calor anómalo, que está dejando estampas más próximas a la primavera. EFE

2023, que se ha cerrado como año más caluroso del que se tienen registros, ha dejado unas indemnizaciones por los siniestros provocados por la sequía de en torno a los 490 millones de euros. Los fenómenos tormentosos (pedrisco, lluvia, viento), además, cerraron el año en torno a los 375 millones de euros, según los datos de Agroseguro.

Desde COAG defienden que, aunque siempre ha habido sequías, heladas y temperaturas anómalas la falta de agua que se vivió el año pasado fue absolutamente "excepcional" por su duración, por su gravedad y por su extensión por todo el territorio nacional. Y eso les preocupa. "Los agricultores estamos jodidos, porque somos los primeros a los que nos cortan el agua. Y como somos los primeros afectados, todo esto nos está haciendo un roto considerable", zanjan desde Asaja.

Este año habrá que esperar para ver cómo evoluciona el tema. En las últimas semanas se han producido algunas precipitaciones, pero necesitamos muchas más lluvias para evitar una situación aún más dramática. Fatas asegura que, a día de hoy, las zonas "privilegiadas", donde más ha llovido (como en el Ebro o en las cuencas del norte), están en una situación parecida a la del año pasado, que ya fue malo. Pero hay zonas que están mucho peor que en 2023, con Cataluña y Andalucía a la cabeza. Aunque como esto puede cambiar rápido hacer previsiones es siempre complicado.

La economía entra en territorio desconocido

El peso de la sequía en la economía entra en una fase que no se había visto hasta ahora. Según el Observatorio Regional de BBVA Research la falta de agua tiene un impacto directo en las previsiones de Andalucía y Cataluña, y puede condicionar en 2024 y 2025 la actividad de las regiones mediterráneas, "eventualmente con impactos permanentes". Este centro de estudios elabora sus previsiones en base a modelos que parten de la experiencia de años pasados. 

En lo que se refiere a la sequía utilizan como base el Índice de Precipitación Evapotranspiración Estandarizada del CSIC. Este índice muestra la severidad de la sequía meteorológica teniendo en cuenta la precipitación y la demanda de agua por parte de la atmósfera. Cuanto más negativo es el valor, más severa es la sequía meteorológica. Y, como se ve en la siguiente gráfica, las comunidades autónomas más afectadas son Andalucía y Cataluña.

"La situación de Cataluña y Andalucía no tiene precedentes, nunca habían bajado a valores de -2 y ahora está cerca del -3,5 y -3. Estamos en terreno desconocido", explica Pep Ruiz, economista de BBVA Research. "Si no remite se impondrán más restricciones de agua en piscinas y campos de golf y se bajará la presión del agua, lo que puede afectar a determinadas industrias y al turismo", añade.

El economista destaca que el índice pone "la situación en Cataluña casi cuatro veces peor de lo normal". Esta comunidad acaba de decretar emergencia por sequía y las nuevas medidas afectan a seis millones de personas. "En el este y el sur de España si no se vuelve al punto de recuperación iremos mal. El primer impacto es en el sector agrario, pero si la sequía es muy intensa puede acabar afectando al resto de la economía. Dependerá de si llueve y de la dependencia de la región a la agricultura, pero no podemos saber cuánto y cómo puede llegar a afectar al turismo y al sector industrial", asegura Ruiz.

Los datos del CSIC revelan que las sequías son ahora más intensas y persistentes. De igual manera la subida del nivel no se va a producir de un día para otro, y se apreciará con la desaparición paulatina de determinadas playas por culpa de la frecuencia de los temporales, la desertificación de la península que anuncian los científicos por el calentamiento global y por episodios como el que vive ahora España. En este sentido Ruiz tiene claro que hay que hacer "cambios para adaptar la economía a un mundo con menos agua".