Solo en Járkov, segunda ciudad de Ucrania, han muerto 34 civiles en 24 horas. La ofensiva de Rusia en "su país hermano" sigue su curso y avanza en el sur a pesar de la promesa de abrir corredores humanitarios, alcanzada en las segunda ronda de negociaciones entre ucranianos y rusos en la región bielorrusa de Brest, en la frontera con Ucrania y Polonia. La guerra sigue su curso, aunque si se cumple lo acordado la población de ciudades asediadas como Mariúpol tendrán una vía de escape. Al menos 350 civiles han muerto y más de 2.000 han resultado heridos, desde el inicio de las hostilidades, según los servicios de emergencia ucranianos. La toma de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, por fuerzas rusas ha hecho saltar las alarmas. Finalmente, la situación está controlada pero el fantasma de Chernóbil, también en Ucrania, hace templar los cimientos de Europa.

La mesa negociadora volverá a reunirse, aunque el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, se ha ofrecido a sentarse en la misma mesa que el líder ruso, Vladimir Putin. "Sentémonos. Y no a 30 metros [en alusión al encuentro con el presidente francés, Emmanuel Macron]. Solo así podremos acordar la paz". Putin insiste en que "ucranianos y rusos son hermanos" y que lleva a cabo una operación de "desnazificación". Macron, tras volver a hablar con Putin, ha reconocido que "lo peor está por llegar".

El objetivo de Rusia, una vez que ha constatado que la Blitzkrieg que planeaba no ha dado sus frutos, es tomar los puertos y establecer un corredor desde el este, donde los separatistas prorrusos ya les daban situación de ventaja, y el sur hasta llegar a Odesa donde planificarían un desembarco. La península de Crimea ya la anexionaron en 2014. Una de las demandas de Putin es que Ucrania reconozca que Crimea es rusa, a lo que Kiev se niega tajantemente.

Hasta el momento solo han tomado Jersón, la primera victoria relevante, que tuvo lugar el miércoles. Los rusos controlan el gobierno regional y el local. El puerto de Mariúpol, en el Mar de Azov, está rodeado por las tropas rusas. No tienen electricidad, calefacción ni agua, según el ayuntamiento, que ha acusado a las fuerzas invasoras de intentar deliberadamente impedir la salida de los civiles.

En esta localidad portuaria viven unas 400.000 personas. Es una ciudad que fue mimada especialmente por el gobierno de Ucrania tras haber sido reconquistada a los separatistas prorrusos en la guerra de 2014.

Destruyeron los puentes. Destruyeron los trenes para que no pudiéramos evacuar. Intentan un bloqueo como en Leningrado"

vadym boychenko, alcalde de mariúpol

Su alcalde, Vadym Boichenko, lanzaba un llamamiento dramático: "Estos bastardos no pudieron encontrar la manera de quebrarnos. Así que ahora intentan impedir que reparemos el suministro de electricidad, agua y calor. También dañaron la conexión ferroviaria. Destruyeron los puentes, destruyeron los trenes para que no pudiéramos evacuar a nuestras mujeres, niños y ancianos. Nos impiden el suministro de provisiones. Intentan crear un bloqueo aquí, como en Leningrado".

Como si contestar al líder ruso, Vladimir Putin, aludía al genocidio que sufría la población de su ciudad. "Mariupol sigue siendo bombardeada, las mujeres, los niños y los ancianos están sufriendo. Estamos siendo exterminados como nación. Esto es un genocidio de la nación ucraniana. Esos hipócritas vinieron aquí 'para salvar' a la gente de habla rusa de Mariupol y de la provincia, pero en realidad están llevando a cabo un genocidio de nuestro pueblo de origen ucraniano, ruso, griego..."

El éxodo de población será uno de los mayores en años. Más de un millón de personas han dejado ya Ucrania, según ACNUR, en apenas ocho días de ofensiva. Y si se abren corredores humanitarios esta cifra se multiplicará exponencialmente. En una medida histórica, la Unión Europea ha abierto sus puertas como nunca antes a los refugiados procedentes de Ucrania. La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, anunciaba la medida, acogida sin límites, en su cuenta de Twitter. "La Unión Europea se mantiene unida para salvar vidas".

Rusia controla la mayor central nuclear de Europa

En ruta hacia Crimea, las tropas rusas han lanzado el asalto sobre Energodar, donde se ubica la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa y una de las diez más grandes del mundo. El ejército a las órdenes de Vladimir Putin está encontrando resistencia militar y civil.

Durante la tarde del jueves se ha visto una gran columna de humo cerca de la central. El humo procedía de las barricadas, no de la central. Las tropas rusas han atacado a los civiles, comprometidos en la defensa de la zona.

Resulta especialmente alarmante el avance ruso cuando se sitúa en torno a centrales nucleares como ya ocurrió en Chernóbil, al principio de la ofensiva ordenada por Putin el 24 de febrero pasado. Cualquier error de cálculo puede provocar una catástrofe de dimensiones incalculables. Rafael Grossi, director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), de la ONU, ha reconocido que seguían estos acontecimientos de cerca. Rusia asegura que en todo caso dejarán a los trabajadores ucranianos que sigan con sus tareas. En la operación para controlar la central un incendio ha sobresaltado a medio mundo.

Las tropas rusas han entrado en la central nuclear con tanques, carros de combate y grupos de asalto. Las cámaras de seguridad han retransmitido ataques con artillería contra varios edificios en todo el complejo, así como un importante incendio en uno de los edificios de la instalación de Zaporiyia. El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha subrayado de que si la central explotase, podría causar un desastre «10 veces peor que Chernóbil", que tuvo lugar en 1986.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha pedido a Europa que "despierte ya", después de esta muestra del "terrorismo nuclear" del Kremlin. Los servicios de emergencia han confirmado que la situación estaba finalmente controlada.

"Es muy preocupante la situación porque nadie asegura que no pueda pasar algo en estos intentos de control de las centrales nucleares. Putin ha decidido ir a por todas. Si no tiene Ucrania, no será de nadie", decía a un grupo de periodistas Theresa Fallon, fundadora y directora del Centre for Russia Europe Asia Studies (CREAS) en Bruselas.

Lentamente hacia la capital

El avance sobre la capital va lento. El Ministerio británico de Defensa destaca que se debe a una combinación de factores: la resistencia de los ucranianos, junto a ciertos problemas logísticos debido a las dificultades de movimiento del enorme convoy que se dirige a Kiev. Estaría a unos 30 kilómetros.

En Kiev se escuchan bombardeos, algunos muy llamativos como el que se registró el miércoles junto a la estación de tren, pero aún la situación dista mucho de la gravedad que experimenta Mariúpol o incluso Járkov. Sin embargo, fuentes de EEUU se plantean que es posible que Rusia esté reagrupando sus fuerzas, unos 15.000 efectivos, antes de proceder a sitiar la capital. Según el ex secretario general de la OTAN Javier Solana, Kiev es irrenunciable, pero no va a entrar a sangre y fuego.

Desde la capital, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenksy, no para de animar a la población y de asegurar que están resistiendo fieramente frente al agresor ruso. Zelensky insiste en que los ucranianos están dando la batalla y han hecho cambiar los planes al Kremlin.

Sin embargo, Putin, que este jueves se dejaba ver de nuevo en televisión, ha insistido en que todo va según lo previsto. Incluso ha acusado a Ucrania de utilizar a los civiles como "escudos humanos". A su vez, ha rendido homenaje a los caídos en esta "operación militar especial" y ha prometido indemnizaciones.

Para Theresa Fallon, ya no se trata de deponer al gobierno de Zelensky. "Los ucranianos van a resistir. Llevan años preparándose. Y habrá muchas bajas. La invasión lleva camino de destruir el país".