Sorpresa de última hora en el Congreso del Frente Polisario, que en mitad de las discusiones de sus miembros aplaza 48 horas su clausura. Bachir Mustafa, uno de los dirigentes del buró político y hermano del histórico fundador del movimiento Luali Mustafa, desafiará al actual secretario general del Polisario Brahim Ghali, que aspira a revalidar el cargo al que accedió en 2016.

Las discrepancias a la estrategia comandada por actual líder y las llamadas al cambio generacional marcan el Congreso que la organización saharaui celebra desde el sábado y hasta el próximo jueves en el campamento de refugiados de Dajla (Argelia). El paso al frente de Mustafa se produce tras la dimisión en diciembre del delegado del Polisario ante la Unión Europea, Oubi Bachir, una de las promesas más jóvenes del movimiento "por discrepancias" con Ghali.

En las reuniones previas al Congreso, Mustafa -un veterano de la organización, que fue número dos durante largo tiempo y actual ministro asesor de la presidencia- propuso su candidatura. Las discusiones y deliberaciones han posponer el cierre del Congreso hasta este jueves. Entre los asuntos más polémicos, la "ley fundamental", el "programa nacional" y el liderazgo que llevará las riendas durante los próximos tres años.

La hoja de ruta que junto al nuevo organigrama será sometida a votación apuesta por la lucha armada, tras la reanudación de la guerra en noviembre de 2020; además de la diplomacia y la situación en los territorios del Sáhara Occidental bajo ocupación marroquí desde hace 47 años.

Bajo el eslogan "Intensificar la lucha armada para expulsar al ocupante e imponer la soberanía", más de 2.300 congresistas saharauis y 370 invitados internacionales -entre ellos representantes de Unidas Podemos, que forma parte del Gobierno español, y del Partido Popular- toman parte en este encuentro, el primero que se organiza tras la ruptura del alto el fuego con Marruecos en 2020.

Desde la organización se insiste en que el Congreso va a servir para trazar la estrategia de un conflicto que camina hace el medio siglo de existencia, sin visos de resolverse, cada vez más enredado en las disputas que protagonizan Marruecos y Argelia y la realidad compleja del Sahel. «Se discutirán las mejores vías y estrategias para consolidar la resistencia y la consecución de su derecho inalienable a la autodeterminación y la independencia», avanzaba la invitación a la cita.

Existen otros asuntos sobre la mesa. Desde el peso de la diplomacia saharaui en el organigrama a los desafíos de la administración interna de los campamentos, sin una estructura productiva y con una población juvenil que tiene como mayor aspiración la emigración hacia Europa.