Es la primera mujer al frente de la embajada de la República Federal de Alemania en España y lleva en el cargo desde agosto de 2022. A finales de los 90, Barcelona fue el primer destino en el exterior de Maria Margarete Gosse (Múnich, 1962). Allí fue cónsul y desde entonces está vinculada a España. Mantiene con nuestro país un nexo cultural y familiar: es una apasionada lectora de literatura española (Emilia Pardo Bazán y Almudena Grandes figuran entre sus referencias) y su esposo es andaluz. Coincidimos en que hay una química especial entre Alemania y España, quizá por ser complementarios. Conversamos la víspera del aniversario de la invasión rusa a Ucrania en la sede de la delegación alemana en Madrid. En un español rico y fluido, la embajadora recuerda cómo deseaba que el líder ruso, Vladimir Putin, no invadiera Ucrania, pero tenía indicios de que era capaz de hacerlo. Había sido jefa adjunta de la División del Cáucaso y Asia Central en el Ministerio de Exteriores en Berlín cuando Putin agredió Georgia en 2008 y desde París y luego Berlín había seguido la evolución de Ucrania en el Maidán, así como la anexión de Crimea y la guerra en el Donbás. Asegura que la ayuda alemana a Ucrania, la más importante en Europa junto a la que presta el Reino Unido, va a seguir "el tiempo que sea necesario". La unidad en la UE y la OTAN es clave. "Putin debe tenerlo claro: vamos a apoyar a Ucrania sin fisuras".

Pregunta.- ¿Recuerda cómo vivió el inicio de la agresión rusa?

Respuesta.- Esos días seguíamos las noticias con mucha atención. Esperaba que no sucediera, pero personalmente temía que pasara porque había seguido de cerca los que ocurrió en Georgia en 2008. Tenía alguna experiencia sobre cómo es la relación de Rusia con sus vecinos. Luego en 2014 habíamos intentado que la situación se calmara, algo que finalmente no se logró. Pasé toda la jornada trabajando en el Ministerio. Todos estábamos conmocionados. 

P.- Con la agresión rusa en Ucrania quedó claro que la política alemana de acercamiento a Rusia por el comercio, el llamado Wandel durch Handel, había fracasado. O no había dado los resultados esperados. 

La política alemana siempre quiso integrar a Rusia para lograr una Europa pacífica que respetara las reglas... Con Putin no fue así, confiamos demasiado"

R.- Sí, se puede decir que no dio los resultados que esperábamos. Bueno, hay que entender que esta política es en cierta manera la continuación de la Ostpolitk, muy importante en los años 70 y 80. La Ostpolitik facilitó la comunicación y es uno de los elementos que ayudó a las revoluciones de color que hubo más tarde. Gracias a ella, la gente sabía como se vivía en el oeste. Era posible saberlo por esa apertura, por el intercambio de relaciones comerciales, en vez de tener un muro. Esa experiencia ha marcado mucho a los políticos alemanes. Por eso, la política alemana siempre quiso integrar a Rusia con el fin de lograr una Europa pacífica que respetara las reglas, sabiendo que es una cultura europea. ¿Cómo lo haces si la dejas fuera? Así siguieron con la idea de intensificar el comercio y crear una interdependencia, que daba esperanza de una paz duradera. Desafortunadamente no fue así, debido a cómo es el régimen de Putin. Incluso el presidente alemán, Franz-Walter Steinmeier, ha reconocido que confiamos demasiado en Putin.

P.- ¿Engañó Putin a Alemania?

R.- Putin engañó a muchos. Sobre todo, a los ucranianos. En el memorándum de Budapest, en 1994, Rusia garantizaba la integridad territorial de Ucrania y los ucranianos devolvieron las armas atómicas que había en su territorio. Es solo un ejemplo de muchos engaños. Desafortunadamente, ahora vemos la brutalidad de este régimen sin ningún disfraz. 

P.- Hay quienes apuntan que como consecuencia de la Ostpolitik Rusia se ha infiltrado en la política alemana, en la economía durante años y eso ha condicionado mucho su actuación. En ese contexto el ejemplo del ex canciller Schröder, sentado en los consejos de administración de Gazprom, ha sido muy dañino. 

R.- Existe esta percepción probablemente. Creo que el tema más importante ahora es cómo Rusia se ha logrado infiltrar en otros países, no solo en Alemania con su desinformación. Deploro lo que hizo Schröder, pero no es ilegal. Un ex canciller es un ex canciller y puede trabajar con Gazprom. 

P.- El canciller federal, Olaf Scholz, anunció un cambio de época (Zeitenwende) apenas tres días después de la invasión. Era un giro de 180 grados que suponía el reconocimiento de que había que invertir más en Defensa. A partir de ahí, hemos visto las dudas de Alemania, su reticencia, más que su ayuda a Ucrania. 

R.- Eso me extraña porque no es lo que me trasladan los ucranianos. Ellos nos han transmitido su agradecimiento por la enorme ayuda que hemos prestado y seguiremos prestando. Si miramos las cifras, y somos muy transparentes, está todo en Internet, llegamos, si se incluye la parte alemana en las ayudas europeas, a más de 12.000 millones de euros en asistencia militar y humanitaria. Estamos a la par del Reino Unido y solo después de EEUU.

La asistencia militar y humanitaria de Alemania a Ucrania está a la par del Reino Unido y solo después de EEUU"

Creo que el debate se refiere sobre todo a los Leopard. Hubo una presión enorme sobre el canciller, que siempre ha dicho lo mismo y ha hecho lo que ha dicho: ‘No voy a actuar solo. Siempre tengo que actuar en sintonía con los socios’. Y es lo que logró. Y una vez decidido, ya estamos actuando. Estamos entrenando a los ucranianos en Alemania. Estamos preparando los tanques que enviaremos: primero serán 14 y luego probablemente habrá más. Lo que notamos es que no todos los socios van al mismo ritmo. Por eso es importante pensarlo bien y el canciller tiene una gran responsabilidad. ¿Qué habría pasado si hubiésemos actuado solos? Habría sido un error. Eso permitiría a Putin atacar a algunos. La unidad de todos los socios, de la UE y de la OTAN, es clave para conseguir lo que perseguimos: que Ucrania salga como país democrático y libre con todos sus derechos y su territorio íntegro, como era la situación antes de 2014, una situación acorde con el Derecho Internacional.

La unidad de todos los socios, de la UE y de la OTAN, es clave para conseguir lo que perseguimos: que Ucrania salga como un país democrático y libre, con todos sus derechos y su territorio íntegro

maria margarete gosse, embajadora alemana en España

P.- ¿El objetivo es conseguir que Ucrania gane o que no pierda? (Entre otros, el filósofo Jürgen Habermas hace esta diferencia). 

R.- Esta disyuntiva me extraña. Hay una cosa muy clara: si Rusia deja de luchar, se retira y reconstruye, y volvemos a la situación anterior, la guerra puede terminar inmediatamente. Si Ucrania deja de luchar y pierde, hemos perdido Ucrania y mucho más. Perderemos más en Europa porque permitiremos que domine un acto de agresión brutal contra el derecho internacional. Todo lo que habíamos logrado después de la Segunda Guerra Mundial, todos los convenios, serían papel mojado. 

P.- ¿Está de acuerdo entonces con el Alto Representante, Josep Borrell en que Ucrania necesita más armas, en que es el momento de ayudar con munición y no con aplausos?

R.- Hemos de tener claro, y Putin debe tenerlo claro, que vamos a apoyar a Ucrania sin fisuras en todo lo que necesita para lograr que Ucrania siga siendo un país libre y democrático, con todos sus derechos y su territorio íntegro. 

P.- ¿Tiene dos almas el gobierno alemán sobre Ucrania? Al canciller Scholz siempre se le ve más reticente y dubitativo, mientras que la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, es más activa y no deja dudas de que hay que enviar armas, “armas para salvar vidas”, en sus palabras. Parece que Los Verdes son los más firmes defensores de la ayuda a Ucrania. ¿Existe esa dualidad en el gobierno alemán? 

R.- En el fondo, no. Conociendo a los dos lo que observo es una diferencia de temperamento enorme y de forma de comunicación. La ministra Baerbock es muy comunicativa y extravertida, mientras el canciller es más cerrado, una persona muy seria. En el fondo parten de lo mismo: hemos de apoyar a Ucrania. Hay matices, quizá, pero coinciden en que hemos de hacerlo de forma unida y responsable, teniendo en cuenta los riesgos de que se extienda la guerra. Las encuestas dicen que en Alemania hay un 70% de la población que tiene miedo de que haya una escalada y se amplíe a otros países, y el hecho es que Rusia es una potencia con armas atómicas. Es un riesgo que no puede descartarse. Hay que tenerlo en cuenta.

P.- La izquierdista Sarah Wagenknecht y la feminista Alice Schwarzer han convocado este sábado una marcha por la paz en Ucrania en Berlín. También Alternativa por Alemania clama en este sentido. ¿No teme que esa amenaza atómica haga que la población alemana rechace cada vez más el apoyo a Ucrania y se oponga al envío de armas? 

El pueblo alemán ha entendido muy bien cuáles son los verdaderos peligros. Hay un miedo justificado a que se extienda la guerra pero hay una apoyo enorme a la ayuda a Ucrania"

R.- Durante todo este tiempo el pueblo alemán ha entendido muy bien cuáles son los verdaderos peligros. Hay miedo a que se extienda la guerra, un miedo justificado, pero hay un apoyo enorme a la ayuda a Ucrania. Un 40% está de acuerdo con lo que está haciendo el gobierno y un 30% quiere que vaya más allá. En suma, hay una mayoría clara está a favor del curso del gobierno. Mientras tanto, son sobre todo ultraizquierda y ultraderecha las que coinciden en su crítica al gobierno. Cómo evolucionará la opinión pública dependerá mucho del desarrollo de la guerra, pero de momento no veo peligro de que disminuya el apoyo de nuestra población a Ucrania. Sin embargo, el juego de Putin es seguir la guerra, como ha ocurrido en otros tiempos, de que haya una “fatiga de la guerra” y se vea que todo cuesta mucho. Es su cálculo y hemos de actuar contra este cálculo. Para ello hemos de comunicar bien lo que pasa en Ucrania: la brutalidad y los crímenes que se han cometido no pueden quedarse impunes. Si esto sigue, hemos de ayudar a Ucrania en su lucha todo el tiempo que sea necesario. 

P.- Por esa brutalidad y su ansia por recuperar las antiguas repúblicas soviéticas, ¿lo compararía con Hitler? 

R.- Creo que las comparaciones históricas son muy difíciles porque vivimos en otros tiempos. Por eso yo no quiero comparar a Putin con Hitler. Rusia ha sufrido mucho en la Segunda Guerra Mundial. Ahora estamos en el siglo XXI. Hemos terminado con esto. Tenemos un orden internacional que tiene claras reglas de lo que hay que hacer y lo que no se puede hacer.  La agresión contra un pais pacífico está totalmente prohibida. Los crímenes de guerra están prohibidos. Los secuestros de niños también. Mi referencia es el siglo XXI. Los actos de Putin y su régimen son inaceptables e injustificables. 

P.- ¿Tendría que rendir cuentas ante la Justicia internacional? 

R.- Exactamente la forma no la sé. Pero, claro que sí, estos crímenes de guerra tienen que ser tratados en algún tribunal internacional. 

P.- Hemos visto a Putin esta semana con un discurso victimista, en el que culpa a Occidente, con la amenaza permanente a la escalada y el recurso a las armas nucleares. ¿Cómo se percibe a Putin desde Berlín? ¿Con miedo a que haga efectivas sus amenazas?

El régimen de Putin ha violado todas las reglas que hemos convenido, reglas que acordamos con Rusia"

R.- No sé lo que está en la cabeza de Putin. Conocemos su manera de pensar, su idea es que puede intervenir en otros países. Pero no me corresponde interpretarlo. Desde Berlín lo que vemos es que su régimen viola de forma inaceptable todas las reglas que hemos convenido, y que hemos convenido con Rusia. No se pueden minimizar las responsabilidades de Putin porque se dice que la OTAN ha cometido errores, pero no es así. Había reglas muy claras y convenios acordados. Esos son los hechos. 

P.- Y en sus declaraciones no hemos escuchado nada que indique que busca la paz. 

R.- Ha quedado claro que Putin no ha dado el más mínimo paso hacia la paz. Su idea de paz es conseguir lo que quería conseguir con esta invasión y en eso no ha cambiado ni un milímetro. Así es muy difícil encontrar una base de negociación. De momento no lo veo. Es muy difícil negociar o hablar con Putin o un régimen en esa línea porque la confianza se ha roto completamente. Va a ser muy difícil restablecerla. 

P.- Una de las lecciones de esta guerra es que somos más conscientes de los riesgos de la dependencia energética. ¿Cómo ha lidiado Alemania con esta crisis? 

El chantaje del gas de Rusia no ha funcionado y nos ha llevado a otras vías más consecuentes"

R.- En agosto y septiembre del año pasado efectivamente teníamos una múltiple crisis de energía en Europa. Primero, porque Rusia dejó de suministrar gas; a eso se sumaban los problemas de Francia con las centrales nucleares y la demanda de energía por el calor. En España, la situación de los acuíferos. Todo esto hizo que los precios se dispararan. En Alemania nos dimos cuenta de que había que cambiar radicalmente el mix energético de nuestro país, muy industrializado, y hacerlo en poco tiempo. Lo hemos logrado con ayuda de Europa y de los socios. Hemos diversificado las fuentes de energía. Buscamos socios en todo el mundo: con Canadá, Noruega, con Namibia… Buscamos garantizar la energía que necesita Alemania, y no solo Alemania. También se trata de la seguridad energética en Europa. Hemos abierto nuevas terminales de LNG y hemos aumentado la energía procedente de renovables, también en el contexto de la lucha contra el cambio climático. En cierto sentido, el chantaje con el gas no ha funcionado y nos ha llevado a otras vías más consecuentes. Ya nos abastecemos en un 45% de fuentes renovables. En la UE hemos entendido que hemos de diversificar y modificar nuestros recursos de energía y también intensificar las redes europeas.

P.- Con España hay coordinación en este sentido. 

R.- Sí, porque con España hay complementaridad. España tiene mucho más espacio, por ejemplo, para las renovables. Está la idea de producir hidrógeno y llevarlo a Alemania. Hay muchas formas en que podemos intensificar la producción de energía. Nuestros ministros de Energía hablan mucho y coinciden en ese apoyo a las renovables. Estamos intentando que prospere el H2Med

P.- Las relaciones con España viven un gran momento. ¿Queda algo por hacer? 

R.- España y Alemania, los dos países, tenemos un fondo muy europeo y eso es una base excelente. Celebramos la cumbre con los gabinetes conjuntos y se ha acordado un plan de acción. Es ahora la base sobre la que trabajamos.

P.- ¿Ha estado la UE a la altura en el desafío que plantea la invasión rusa de Ucrania o está muy limitada por la necesidad de unanimidad en las votaciones decisivas? 

R.-  Tenemos la política exterior y de seguridad común pero es cierto que la unanimidad hace las decisiones a veces muy difíciles. La posibilidad de un veto de cada Estado miembro no facilita las cosas. Alemania y España estamos a favor de cambiar los mecanismos. Será necesario en una Unión Europea ampliada y más compleja. Pero los Estados más pequeños temen perder su voz. A ver si la Presidencia española recoge el tema. Para funcionar mejor como Unión y tener más peso en el mundo necesitamos más rapidez. 

P.- Hemos visto unos actores nuevos en este año, como Polonia. ¿Cómo se ve desde Berlín esta relevancia de Varsovia que sí acertó en su diagnóstico sobre Putin? Ha sido muy significativo que el presidente de EEUU, Joe Biden, haya dado su discurso por este aniversario en la capital polaca, y no en Berlín, por ejemplo. 

Polonia ha ido por delante sobre Ucrania. Pero Polonia no podría haber actuado como lo ha hecho sin Europa"

R.- Yo admiro mucho lo que hace Polonia por Ucrania, sobre todo, con la acogida de más de tres millones en Polonia. Además, Polonia es uno de los países grandes de la Unión Europea. En su conocimiento y experiencia con Rusia vio el peligro más claro que muchos en Alemania o en Occidente. No creo que por esta cuestión cambie el sistema europeo, porque la Unión Europea es una red. No se trata de ejes. En unas cuestiones hay un país que va más en vanguardia y en otras, es otro país. Sobre Ucrania ha ido Polonia por delante. Pero Polonia no podría haber actuado como lo ha hecho sin Europa. Somos 27 Estados muy diferentes, con intereses muy diferentes, con experiencias muy diferentes y solo como conjunto, podemos tener un peso geoestratégico. No es como EEUU o China. No lidera siempre el mismo. Todos esperan el liderazgo de Alemania pero cuando lidera luego hay críticas. También es cierto que la relación entre Alemania y Francia, como fundadores, es especial y es histórica, pero no es exclusiva. Al contrario. 

P.- Usted también estuvo en China entre 2005 y 2008 en su carrera diplomática. Es un actor del que estamos pendientes por el documento que va a dar a conocer este viernes sobre la guerra en Ucrania. ¿Ve posibilidades a una mediación china o está demasiado orientada hacia Rusia?

R.- Vamos a ver. Es interesante y veremos qué resultado tienen estas entrevistas con Putin. No obstante, cualquier plan, cualquier idea, ha de respetar lo que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha formulado. Es decir, la situación de Ucrania en el derecho internacional. El plan de Zelenski es comprensible: pide la integridad de su país y su seguridad. . 

P.- El orden global tal y como lo hemos conocido hasta ahora está en juego. ¿Qué futuro nos espera si gana Putin? 

R.- Si ganara Putin, integraría Ucrania en el sistema ruso tras su ocupación, y si se deja sin sanciones ni consecuencias será un desastre para el orden internacional. Sería una señal para cualquier Estado autoritario. Sería el triunfo de la ley del más fuerte, que no garantiza una paz estable. Quizá pueda lograr una situación estable pero no una paz.  

P.- ¿Ve posible que Ucrania logre sus objetivos?

R.- Ucrania tiene una motivación insuperable de mantener su país y su libertad. Desde el Maidán lo sabemos. Los ucranianos siempre han manifestado que son europeos. Quieren una democracia, quieren libertad y seguridad. Su motivación es enorme. Es su ser o no ser. El papel de Europa es apoyarlos con todas nuestras fuerzas. Integrar Ucrania en la UE no va a ser muy rápido. Han de cumplir ciertas condiciones porque si no, no funciona. El ejemplo son los Países Bálticos, que hicieron un esfuerzo enorme, por ejemplo, en la lucha contra la corrupción y en la integración de las minorías rusas. Los Países Bálticos se veían en el mismo riesgo que ha corrido ahora Ucrania. Querían integrarse en la UE por sus valores. 

P.- Es una guerra contra esos valores. Es también una guerra sobre el ser o no ser europeo. 

Putin libra una guerra contra nuestros valores, los valores europeos"

R.- Putin lo subraya en sus discursos. Es una guerra contra nuestros valores. La parte económica de la UE es muy importante, el mercado interno tiene peso estratégico, pero la razón de ser es que nunca más pasará lo que ocurrió en la primera mitad del siglo XX. Y Putin ha violado todo lo que se había construido en este tiempo. No nos podríamos mirar en el espejo si consentimos que pase esto en nuestra vecindad. 

P.- Aunque hemos necesitado la ayuda de EEUU. 

R.- Esa es otra cuestión: si alguien tenía alguna duda sobre la OTAN, han quedado disipadas. La OTAN es imprescindible. Y el socio más importante y con más peso es EEUU. Es el que más contribuye. Ahora se entiende mejor la demanda de EEUU de hacer más esfuerzos por nuestra propia defensa. Si la UE tiene una defensa más fuerte, esto apoya a la OTAN. 

P.- ¿Qué lección extrae Alemania en estos 12 meses? 

R.- Con el cambio de época de Scholz Alemania ha demostrado que es capaz de aprender. Estoy bastante orgullosa porque hemos hecho un cambio, que seguimos implementando y para muchos significa una transformación de su Weltanschaunng (visión del mundo). Pero lo vamos consiguiendo.