Ha hecho de la mediación internacional una de sus armas más cotizadas. Qatar, con una superficie similar a la de la región de Murcia y el poderío de sus reservas de gas y uno de los PIB per cápita más elevados del planeta, ha ejercido de casco azul entre estadounidenses e iraníes y servido de enlace con unos talibanes cuyo regreso al poder alcanza estos días el segundo aniversario. Ahora, el objetivo de la discreta y eficaz diplomacia qatarí es Argelia y Marruecos, los dos rivales del Magreb enzarzados en el mayor conflicto bilateral en años.

Curtidas en las cautelas que requieren el arbitraje en mitad de fuego cruzado, fuentes qataríes consultadas por El Independiente evitan proporcionar detalles del estado del asunto. La única certeza es la voluntad de Doha de desempeñar una mediación que -de producir algún avance- podría tener beneficios indirectos para España, plenamente implicada en la trifulca desde el histórico cambio de posición en el Sáhara Occidental, alineándose con las posiciones anexionistas de Marruecos, y la ruptura de lazos diplomáticos acordada por Argel.

Una predisposición que ha expresado en público Majid al Ansari, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar. El funcionario ha reconocido el intercambio de mensajes con Rabat y Argel con el trasfondo de la crisis que protagonizan ambos países, en litigio permanente por la hegemonía en el norte de África. La oferta de Qatar, que también ha servido de canal indirecto entre Rusia y Ucrania desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, se produce precisamente cuando se cumplen dos años del deterioro de las relaciones.

En agosto de 2021 Argelia dio por rotas las relaciones diplomáticas con Rabat alegando “actos hostiles”, entre ellos, el espionaje a altos cargos argelinos mediante Pegasus. La razón más destacada es, sin embargo, el largo contencioso del Sáhara Occidental. Argel es desde 1975 el principal apoyo internacional del Frente Polisario y su lucha por la descolonización de un territorio bajo ocupación marroquí. Desde hace dos años los lazos se han degradado sensiblemente, con el cierre del espacio aéreo argelino a los aviones marroquíes, la cancelación del suministro de gas y las continuas disputas en público, con una retórica alimentada por los medios de ambos lados de la frontera.

Doha está comprometida con cualquier papel que se le requiera o que pueda desempeñar en el marco de esta visión regional

Intercambio de mensajes con Rabat y Argel

A juicio de Al Ansari, “las relaciones interárabes deben basarse en el entendimiento mutuo, ya que Doha está comprometida con cualquier papel que se le requiera o que pueda desempeñar en el marco de esta visión regional”. El portavoz asegura que el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Zani, ha recibido una comunicación escrita del presidente argelino Abdelmadjid Tebboune en busca de reforzar unas relaciones ya sólidas. El emir también ha intercambiado mensajes con Mohamed VI.

Argel ha negado los rumores previos de los intentos de mediación de Kuwait y Turquía y tampoco se ha expresado públicamente ahora sobre la tentativa qatarí. Según Tebboune, las relaciones con Rabat se encuentran en un “punto de no retorno” con la causa palestina como otra de las diferencias en pleno acercamiento de Rabat a Israel. Algunos observadores han insinuado incluso la posibilidad de un conflicto abierto a tenor de la evidente hostilidad entre ambos países. No obstante, el pasado 5 agosto en una entrevista con medios locales Tebboune insistió en que Argelia nunca atacará a sus vecinos tras calificar de “sinsentido” el reconocimiento israelí del Sáhara. “Es un asunto que debe resolverse conforme a la legalidad internacional y la ONU”, manifestó.

Una semana antes, el monarca marroquí -con motivo de los festejos por la efemérides de su llegada al trono- argumentó que Argelia y los argelinos "nunca tendrán que temer la malevolencia de Marruecos". Unas declaraciones que alimentan el intento de mediación de Qatar, con enormes reservas. "Nada parece que haya cambiado. La supuesta mano tendida de Mohamed VI en su discurso fue mal recibida en Argel. Los argelinos lo interpretaron como un viejo truco del rey y del majzen [palacio real] para hacer ver a Marruecos como el país que busca la reconciliación frente al régimen antimarroquí de Argel", señala a este diario el analista Yahia Zoubir.

Los argelinos lo interpretaron como un viejo truco del rey y del majzen [palacio real] para hacer ver a Marruecos como el país que busca la reconciliación

Las disputas públicas de los últimos dos años, abonadas por movimientos como el reconocimiento de Donald Trump de la soberanía marroquí sobre la ex colonia española o el giro español, solo han terminado aumentando la narrativa nacionalista y la carrera armamentística, en un escenario que algunos han asemejado a la Guerra Fría.

En ambos países los presupuestos militares pulverizarán registros este año. En 2023 se prevé que el presupuesto de defensa de Marruecos alcance el 5,2% del PIB, mientras que Argelia casi duplicará el suyo hasta los 18.000 millones de dólares. Una dinámica que, según Haizam Amirah Fernández, propulsa el "dilema de seguridad": los dos estados, que se sienten amenazados, compiten por incrementar su poder para sentirse más seguros, con el horizonte posible de una guerra.

Y la ecuación no cambiado últimamente. "Los argelinos están bastante preocupados por los estrechos vínculos militares entre Marruecos e Israel. Así que en Argel el sentimiento es: ¿por qué restablecer relaciones diplomáticas cuando Marruecos continúa su política hostil contra Argelia, especialmente porque amenaza la seguridad de Argelia debido a la alianza marroquí-israelí?", se interroga Zoubir.

La región está cargada de crisis, y es natural que los países de la región, encabezados por Qatar, traten de calmar y evitar a su gente las consecuencias de los conflictos

Canje de presos entre Washington y Teherán

A modo de garantías, Doha presume de los logros que su diplomacia ha firmado entre enemigos irreconciliables. El último es un canje de presos que habría pergeñado Qatar entre Estados Unidos e Irán. El acuerdo -que la administración Biden no ha reconocido públicamente como tal- permitiría a la República de los Ayatolás acceder a 6.000 millones de dólares en fondos congelados para utilizarlos con fines humanitarios a través de la interlocución qatarí. Entre los rascacielos de Doha consideran que el resultado pone en valor “la reputación, experiencia y confiabilidad” de su mediación. A pesar de las cautelas de Washington, los cinco estadounidenses que se hallan encarcelados en Irán han salido de prisión y se hallan en arresto domiciliario. Y el dinero iraní hasta ahora congelada ha comenzado a fluir hacia el país.

El intercambio podría también fomentar la reactivación del acuerdo nuclear que Irán y las potencias mundiales sellaron en 2015 y que tres años después Trump quebró unilateralmente. Desde su llegada a la Casa Blanca, Joe Biden ha prometido reanudar el pacto pero meses de negociaciones indirectas no han logrado todavía llevar a buen puerto su compromiso. Washington sigue aplicando las sanciones contra Teherán y las conversaciones se hallan en suspenso en mitad de una coyuntura que durante el último año estuvo marcada por la oleada de manifestaciones antigubernamentales en Irán y la implicación iraní en la guerra en Ucrania del lado ruso, con el envío de drones.

Los avances entre Washington y Teherán con la complicidad de Qatar y Omán -el sultanato goza de relaciones históricas con Irán- proyectan un mesurado optimismo en la mediación entre Rabat y Argel. “Qatar cree en la necesidad de resolver sus diferencias por medios pacíficos, lo que es coherente con sus principios básicos en su política exterior”. “La región está cargada de crisis, y es natural que los países de la región, encabezados por Qatar, traten de calmar y evitar a su gente las consecuencias de los conflictos”.