La lluvia de drones kamikazes, misiles balísticos y de crucero que cruzó a última hora de este sábado el cielo de Israel y alimenta la zozobra sobre el porvenir de un Oriente Próximo acostumbrado a hundirse en el infierno se convirtió en la enésima demostración del arsenal que durante décadas ha ido construyendo Irán a pesar de los embargos occidentales, con paciencia estratégica y agudizando el ingenio.

El pasado noviembre, en mitad de la campaña de bombardeos israelí, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, visitó el Museo de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria Islámica. Teherán aprovechó la recepción para presentar en sociedad los últimos logros de su cuerpo de ingenieros: los drones y misiles con capacidad de recorrer la distancia que les separa de Israel y golpear al enemigo en la que durante décadas ha sido una guerra disuasoria en la sombra, cada vez más abierta, más real y más inquietante.  

Burlar las sanciones

“Tras cuatro décadas en el objetivo, Irán ha desarrollado el arte de burlar las sanciones occidentales”, explica a El Independiente Ali Vaez, director del Iran Project del Crisis Group. “Y a pesar de esas sanciones, Irán dispone hoy del mayor y más sofisticado arsenal de misiles balísticos de la región, y está haciendo proliferar sus drones entre agentes estatales y no estatales”, esboza el experto.

Según la última clasificación del Global Firepower, una web que evalúa 145 países en función a más de medio centenar de variables, Irán ocupa el puesto número 14 entre los ejércitos del mundo. Le siguen Egipto, Australia, Israel, Ucrania, Alemania y España. Si se compara con Israel, Teherán vence en los apartados de personal, poder terrestre y naval así como en logística. En el informe anual del International Institute for Strategic Studies, se subraya que la iraní es “una gran potencia militar regional, con una doctrina militar que combina la defensa territorial, mediante la movilización nacional y un importante arsenal de misiles, con una estrategia de defensa asimétrica”.

Los misiles de Irán
El Independiente Gráficos

Nadie duda -menos aún desde el “recital” de ese sábado- que su arma más temida es su capacidad de manufacturar artefactos cada vez más complejos y potentes. En noviembre, entre los nuevos productos presentados, figuraban un 'misil de crucero' propulsado por cohetes, sistemas de misiles tierra-aire, variantes mejoradas de municiones de ataque directo y guiadas con precisión, así como un drone con mayor autonomía. Su arsenal actual cuenta con drones capaces de recorrer entre 2.000 y 2.500 kilómetros volando a baja altitud para evitar los radares y misiles con hasta 2.000 kilómetros de alcance, a tiro de Israel.

Irán comenzó su transformación en la década de 1980. “En la de 1970 el ejército iraní era comparable en cierto modo al de los actuales países del Golfo. Compraban cualquier arma sofisticada que pudieran obtener de Occidente: los mejores cazas y enormes cantidades de tanques”, señala a este diario Fabian Hinz, experto en armamento del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos. “Luego estalló la guerra contra Irak, de 1980 a 1988 y se quedaron aislados de todos los suministros occidentales. Fue cuando empezaron a construir su propia industria de defensa y a preocuparse por sus capacidades asimétricas, por ejemplo, misiles balísticos o aviones no tripulados”, rememora.

Capacidades asimétricas

Su apuesta por las armas que hicieron sonar las alarmas antiaéreas de Israel la noche del sábado y obligaron a cerrar el espacio aéreo de los países vecinos nació del reconocimiento de sus debilidades. “La Fuerza Aérea iraní, por ejemplo, sigue utilizando aviones muy antiguos, de la época del Sha. No puede competir con los estadounidenses ni los israelíes. Así que construyen todas estas capacidades asimétricas, que se han vuelto más relevantes en los últimos años debido a los avances tecnológicos y al guiado de precisión”, recalca Hinz.

Irán es más débil en cuanto a capacidades de armamento convencional avanzado que la mayoría de sus adversarios regionales

Durante años la industria armamentística creció al calor de la disuasión, volcada en el desarrollo de misiles de corto y largo alcance, drones y defensas aéreas. “Fabrican todo tipo de armas, algunas como los vehículos blindados no son su prioridad y su calidad deja que desear pero las que son sus prioridades como misiles y aviones no tripulados son realmente muy buenos”, admite el experto. “Pueden producir en masa, funcionan y son precisos, aunque enfrente se encuentra Israel, con el más sofisticado sistema de misiles y defensa aérea del mundo”.

Antes de la demostración de este sábado, Irán ya había usado el Shahed 101 -un pequeño dron de ataque que no necesita equipo especial para su lanzamiento, puede recorrer hasta 700 kilómetros y vuela bajo para evitar el radar- en al menos dos ataques contra fuerzas estadounidenses el pasado enero. La arremetida llevó al Pentágono a establecer un comité integrado por altos cargos de seguridad con el cometido de hallar formas efectivas de abordar “este urgente desafío operativo”. Entre los drones suicidas empleados este sábado contra Israel, se halla el Shahed 136, con 200 kilos de peso y posibilidad de transportar entre 40 y 60 kilos de explosivos a hasta 2.000 kilómetros de distancia. Su construcción sencilla y bajo coste permite una producción industrial.

En el laboratorio del Centro de Investigación de Industrias de Aviación Shahed de la Fuerza Aeroespacial del CGRI se fabrican y perfeccionan vehículos no tripulados como el Shahed 139, una mejora del 129, ampliamente usado en Siria, convertido desde hace una década en uno de sus campos de prueba; o el Shahed 149 Gaza, con un peso de lanzamiento que supera las tres toneladas, una carga útil de 13 bombas y un alcance de 2.500 kilómetros. Entre los misiles, Teherán dispone de los Shahab 1 de 300 kilómetros de alcance o Shahab 3 con un alcance de hasta 2.000 kilómetros.

De África a Latinoamérica: las exportaciones

Irán, que tiene un programa nuclear muy controvertido sin capacidad actualmente de fabricar un arma nuclear, fía su poderío a escuadrón de ingenieros entrenados en la escasez. Sus drones parten de motores de cortadoras de césped y componentes fabricados en Occidente y adquiridos a minoristas para sortear las sanciones. Su producción le ha convertido en un vendedor clave en la región, exportando y transfiriendo su conocimiento a lo que denomina el Eje de la Resistencia, desde la milicia chií libanesa Hizbulá hasta el grupo de los hutíes en Yemen, el movimiento islamista palestino Hamás o las milicias chiíes en Siria e Irak. En marzo el ministerio de Defensa aseguró que Irán era autosuficiente en la producción de motores para drones y que sus exportaciones  de armas habían aumentado por cinco en los últimos dos años. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), el presupuesto en Defensa de Irán aumentó un 11% en 2021.

“Irán es considerablemente más débil en cuanto a capacidades de armamento convencional avanzado que la mayoría de sus adversarios regionales y extrarregionales. Ha estado sometido a un embargo de armas durante muchos años y los países del Golfo multiplican por ocho el gasto militar de Irán”, sostiene Vaez. “Con el tiempo, Irán ha desarrollado medios de defensa asimétricos, cristalizados en su política de defensa avanzada consistente en hacerse con socios y apoderados que disuaden de un ataque en suelo iraní, y sus misiles balísticos, que constituyen su única disuasión convencional fiable”, apunta.

Los tentáculos de su industria armamentística no sólo conquistan la región. Desde 2022 Irán se ha convertido en un apoyo militar clave de Rusia. Aunque oficialmente el país lo niega, ha proporcionado drones de ataque Shahed 131 y 136 para su guerra contra Ucrania y contrarrestar el uso de vehículos no tripulados turcos. A cambio del respaldo a Moscú, Teherán podría tener acceso a suministro de armamento moderno que permita lucha contra la obsolescencia de parte de su material. Los drones iraníes también han llegado hasta Latinoamérica, África y Asia. Se calcula que más de una decena de países de todo el mundo utilizan tecnología, asistencia o piezas iraníes. El furor por los drones iraníes ha llegado a las puertas de España. Marruecos denuncia desde hace algunos años que Argelia ha adquirido vehículos no tripulados fabricados en los confines de la república islámica para proporcionarlos al Frente Polisario en la guerra que libra en el Sáhara Occidental.