En la crisis de los barcos iraníes yace una trampa de propaganda que puede incendiar a Venezuela y a la región.

Hay grupos terroristas con varios años de presencia en Venezuela y ahora están aún más establecido bajo la bandera del régimen mafioso de Nicolás Maduro. La flotilla de buques iraníes que entra a nuestras aguas territoriales solo busca darles armas y combustible a ellos (en sentido literal y figurado), no al necesitado pueblo venezolano.

Pensar que un embarque de 1,5 millones de litros de gasolina –el cual alcanzaría para una o dos semanas– resolverá la grave crisis energética del país es ilusorio. Lo que sí dará es más fuerza a un régimen que tortura y mata a nuestro pueblo y expolia nuestros recursos naturales. Un régimen de terror, recibiendo gasolina para su terrorismo.

Debe quedar claro que el que esos buques lleguen o no al país, no depende ni del presidente Juan Guaidó ni de la Asamblea Nacional. Son los Estados Unidos los que han detectado la potencial amenaza contra su propia seguridad. Y otros en la región deben estar pensando lo mismo.

Además de Irán, Rusia y China están confabulando para tomar Venezuela y usarla como base de operaciones en su objetivo de generar inestabilidad en el hemisferio occidental

Además de Irán, regímenes rivales de Occidente y enemigos de la libertad en Cuba, Rusia, y China están confabulados para tomar Venezuela y usarla como base de operaciones en su objetivo de generar inestabilidad en el hemisferio occidental. El territorio venezolano está siendo usado como un puente para traer a este hemisferio un conflicto que hasta ahora había permanecido al otro lado del mundo.

Que dos naciones controladas por regímenes que patrocinan el terrorismo y que permanecen sometidas a sanciones actúen impunemente en esta parte del mundo debería preocupar a las naciones latinoamericanas.

¿Van a permanecer de brazos cruzados ante la gravedad de este asunto? En los palacios de gobierno desde México hasta la Patagonia suenan las alarmas. En sus manos está honrar el compromiso de asistencia recíproca que nos hemos dado a través del derecho internacional.

La crisis generada por el régimen criminal de Maduro no solo se expresa en una crisis migratoria que luce inmanejable. Tampoco basta con pedir dinero a Estados Unidos y Europa para poder lidiar con los millones de venezolanos desplazados forzosamente de su país.

Para atender a la crisis migratoria, los países deben actuar coordinadamente, también para enfrentar el fondo del asunto: la mafia criminal en control de Venezuela, aliada a factores terroristas internacionales. De lo contrario, tarde o temprano, los intereses expansionistas de esta mafia se traducirán en violencia y caos en los países de la región.

Algunos han equiparado la crisis de los buques iraníes con la de los misiles cubana en 1962. Piensen también en que meses antes de aquella crisis se dio la invasión de Bahía de Cochinos. Ambos hechos fueron parte de una estrategia que permitió la consolidación de la dictadura castrista y sus desmanes. No hace falta ser un experto en estrategia política para detectar el guión cubano, cuya primera parte fue la Operación Gedeón.

Cuando Rusia llevó al Consejo de Seguridad el tema de la supuesta invasión de mercenarios en Venezuela, estaba desempolvando un guion de los años 60

Cuando Rusia llevó al Consejo de Seguridad el tema de la supuesta invasión de mercenarios en Venezuela, estaba desempolvando un guión de los años 60. En aquel entonces la URSS extrajo importantes beneficios con el bluff de la crisis de los misiles: la promesa de que a Cuba ni con el pétalo de una rosa la tocarían y la retirada de misiles estratégicos para la defensa de Europa Occidental estacionados en Turquía. Hoy, en lugar de misiles nucleares, los rusos esgrimen al terrorismo islámico como amenaza creíble.

La coordinación de Rusia, China e Irán con el régimen de Maduro es evidente. El año pasado, China y Rusia bloquearon el intento de discutir una resolución en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que planteaba la necesidad de unas elecciones generales libres, limpias y justas para Venezuela. China e Irán trabajan conjuntamente en la refinería de Paraguaná, en Venezuela.

En vista de la gravedad de lo que ocurre en mi país, he hecho un llamado a mis homólogos en diferentes parlamentos del mundo a contribuir en la articulación de una respuesta.

Debemos abrir el camino a la única solución: la implementación de un Gobierno de Emergencia Nacional que visibilice una transición en Venezuela, que permita acabar con la ocupación de nuestro territorio y con el virus criminal, depredador y expansionista atrincherado en Venezuela.


*Armando Daniel Armas C. es presidente de la Comisión Permanente de Política Exterior de la Asamblea Nacional de Venezuela. Es abogado por la Universidad Católica Andres Bello, Master en estudios Políticos comparados por la London School of Economics y con estudios de seguridad y defensa en el Centro de Estudios Hemisfericos William J. Perry de la Universidad Nacional de Defensa.