Pablo Casado ha hecho toda una gira por Latinoamérica, como una gran expedición marina, y nadie se ha enterado o nadie le ha prestado atención. Se va Yolanda Díaz al Vaticano vestida de padre peregrino, de puritano de sombrero de hebilla, a regalarle al Papa una estola reciclada de cartón de huevo o lo que sea, y no se habla de otra cosa. Ayuso protesta porque se cancelan las cenas navideñas del PP, con su zambomba y su portalito, y ya parece una película de ésas de salvar la Navidad con trineo y muñeco de jengibre. Pero se va Casado a América con un baúl de pergaminos y mapas, a hablar de legado y de democracia, y el personal ni se entera. Lo que pasa con la atención, claro, es que no se merece ni se deja de merecer, sólo se tiene o no se tiene, y Casado no la tiene. Vox ni siquiera tiene que atacar o malmeter, digan lo que digan los barones del PP. Casado se apaña bastante bien solo en ese empeño de borrarse.

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