Es una decisión judicial anunciada, pero aún así sorprendente. A 40 días de las elecciones presidenciales, el candidato de los Republicanos, François Fillon,  ha sido imputado formalmente por los delitos de desvío de fondos públicos y apropiación indebida en relación con los supuestos empleos ficticios de su esposa, Penelope Fillon, como asistente parlamentaria.

Si mantiene sus aspiraciones a suceder en el Elíseo al socialista François Hollande el ex primer ministro conservador lo hará con una causa pendiente con la Justicia. "¿Se imaginan al general De Gaulle imputado", decía Fillon en la campaña de las primarias para hacer gala de un curriculum inmaculado, frente a sus entonces competidores, el ex presidente Nicolas Sarkozy, con varios asuntos judiciales por resolver, y el ex ministro Alain Juppé, que había sido condenado hace más de una década a un año de inhabilitación por corrupción. En una cabriola del destino Fillon se ve ahora atrapado entre la toga y la pared.

Convocado un día antes de lo previsto, Fillon prefirió entregar al juez una declaración, que luego hizo pública. Fillon muestra su respeto pero expone "su desacuerdo" especialmente con la fecha del interrogatorio. A su vez, Fillon reafirma su inocencia. "Es mi deber comparecer para afirmar: 'Sí, he empleado a mi esposa y la realidad de su trabajo es innegable'". Añade además que esta realidad pueden confirmarla "varias personas" que han trabajado con ella durante años.

¿Se imaginan al general De Gaulle imputado?", solía repetir hace meses el candidato de los Republicanos

El abogado de Fillon, Antonin Lévy, citado por Le Figaro, aseguraba que el proceder de los magistrados, que no había probado la culpabilidad de la pareja, sino que insistía en que se demostrara su inocencia: "Lo nunca visto".

En relación a la fecha, Fillon se refiere a que el viernes 17 de marzo se cierra el plazo de admisión de candidaturas de candidatos a la Presidencia. El candidato conservador tiene los avales necesarios y sólo él puede decidir si sigue o no adelante, aunque haya sido imputado. Su estrategia ha sido aferrarse a la presunción de inocencia y presentarse como una víctima política. Y así va a seguir, según todos los indicios.

Fillon ganó sorprendentemente las primarias de los Republicanos, cuando el favorito parecía el ex ministro de Exteriores y alcalde de Burdeos, Alain Juppé. En las encuestas parecía el mejor situado para suceder a Hollande en el Eliseo.

Sin embargo, su destino cambió de rumbo el 24 de enero cuando el semanario satírico Le Canard Enchaîné reveló que durante años su esposa, la discretísima Penelope, de origen galés, había cobrado como su asesora, tarea que supuestamente no realizó. Primero hablaban de medio millón de euros, y posteriormente evaluaron hasta unos 900.000 euros durante casi una década.

Como reitera Fillon siempre que puede, no es ilegal en Francia contratar a la familia a costa del dinero público, pero sí lo es cuando no realizan ese trabajo por el que perciben compensación económica. En el pasado, Penelope Fillon nunca había reconocido que desempeñara función alguna como asesora de su marido. Fillon ha reconocido su error en reiteradas ocasiones, pero insiste en que su esposa sí realizaba tareas por la que tenía que ser remunerada.

En una entrevista en Le Journal du Dimanche, Penelope Fillon aseguró hace un par de semanas que había realizado "tareas diversas", desde asistir a manifestaciones a escribir discursos. También reconoció Penelope Fillon que estaba animando a su marido a "seguir hasta el final". A su juicio, "nadie sino él puede ser presidente... Es el único candidato que tiene la visión necesaria para dirigir Francia".

La carrera política de Fillon parecía acabada entonces, cuando en su partido pedían su cabeza a voces. Sin embargo, logró vencer las resistencias con una huida hacia delante. Convocó el domingo 5 de marzo a sus más leales, el núcleo duro tradicional católico, en el Trocadero y así impidió que ninguno de sus rivales diera un paso adelante. Acudieron en su ayuda decenas de miles. Juppé aseguró que ya era "tarde para él". En realidad, si Fillon no renunciaba el partido acabaría dividido y también sin opciones de victoria. Así Fillon pudo seguir adelante, y ya no parece que le vaya a parar tampoco la Justicia.

Fillon ha denunciado en reiteradas ocasiones ser víctima de un "asesinato político" y ha insinuado que las autoridades actúan movidos por motivos electoralistas. En sus mitines, apela a sus incondicionales a "resistir, resistir". El lunes, sin prestar atención a la inminente decisión judicial, presentó su programa económico, en el que termina con la jornada de 35 horas y promete una reducción del gasto público de 100.000 millones de euros. Macron, su competidor social liberal, tildó el programa de "injusto".

A pesar de su obstinación, la candidatura de Fillon ha perdido mucho apoyo popular. Incluso fieles a Sarkozy o a Juppé es dudoso que finalmente le respalden.  En los últimos sondeos está lejos de tener posiblidades de llegar a la segunda vuelta, en la que son favoritos la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, y el ex ministro de Economía, Emmanuel Macron,  a quien la Fiscalía de París acaba de abrir una investigación por supuesto favoritismo.