El rey ha apostado este martes por la adopción de "medidas" que permitan "lograr un empleo decente y digno". Así lo ha hecho Felipe VI en la inauguración de la Conferencia Nacional Tripartita sobre 'el futuro del trabajo que queremos', en la que participan conjuntamente Gobierno, patronal y sindicatos. En presencia de la ministra Fátima Báñez, el presidente de la CEOE Juan Rosell, el de CEPYME, Antonio Garamendi, y los secretarios generales de UGT y Comisiones Obreras, Pepe Álvarez e Ignacio Fernández Toxo, respectivamente. En presencia de todos ellos, el monarca ha abogado además por un "diálogo social constructivo que mire siempre por el bien común y el interés general con la vista puesta especialmente en los más vulnerables".
Claro que las directísimas palabras del rey se han producido en un contexto menos proclive a los emplazamientos legislativos que a la reflexión teórica sobre el mercado de trabajo en el mundo globalizado. Pero han quedado subrayadas después de que el mismísimo Guy Ryder, director general de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) -promotor de estos foros en todos sus países miembros- haya alertado sobre la precariedad del inmediato futuro laboral, particularmente de los jóvenes.
"Hay 200 millones de parados en el mundo y 40 millones de jóvenes que se incorporan cada año al mercado; necesitamos al menos 600 millones de puestos de trabajo", ha afirmado Ryder, antes de que el monarca español haya puesto el acento en la necesidad de "adecuar" los esfuerzos a esa nueva "realidad". Así, y tras defender sin ambages la globalización por haber "permitido que millones de personas en todo el mundo hayan abandonado la pobreza en la últimas décadas", el propio monarca ha hecho un diagnóstico sobre esas medidas correctoras "que favorezcan una competencia acorde con las mejoras en derechos y condiciones laborales demandadas en todos los países". Una afirmación tras la que, justamente, y por si alguien no había reparado en su intención, ha añadido lo ya dicho: "Al fin y al cabo, lograr un empleo decente y digno".
Felipe VI ha apuntado a la "digitalización" y los "cambios vertiginosos" en el terreno tecnológico como el mayor desafío del futuro mercado de trabajo: "No sólo las tareas más complejas, sino también las más rutinarias y repetitivas se han automatizado hasta el punto de prescindir de, cada vez más, más recursos humanos".
Por su parte, ha señalado algunos elementos imprescindibles a su juicio para afrontarlo. Primero, la educación y la formación permanente de los trabajadores; amén del espíritu emprendedor. Pero además, el monarca se ha atrevido a apostar por una "mayor movilidad" de los trabajadores, que "permita adecuar mejor la oferta y la demanda en mercados cada vez más amplios". Por último, y pese a la magnitud del problema, el monarca ha querido dejar un mensaje esperanzador: "Tenemos grandes retos por delante, pero también oportunidades muy interesantes"
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