Lo dijo Pablo Iglesias durante el debate de la moción de censura contra Mariano Rajoy y es el sustento básico de la principal línea argumental que utiliza Podemos para confrontar su proyecto con el de los partidos tradicionales: "Gestionamos mejor". Detrás del eslogan, el argumento es la deuda: "Les daré un dato que lo dice todo, señorías. La deuda de los ayuntamientos del cambio se reduce en torno a 160.000 euros cada hora. En sólo año y medio de gestión, los ayuntamientos gobernados por candidaturas del cambio a finales del ejercicio de 2016 habían logrado una notable reducción de la deuda, que superaba los 2.100 millones en conjunto".

Desde que tomaron posesión en junio de 2015, los ayuntamientos de Madrid (Manuela Carmena), Barcelona (Ada Colau), Zaragoza (Pedro Santisteve) o Cádiz (José María González Kichi) efectivamente han reducido la deuda en esas cifras, pero el dato no es ni mucho menos plano. La cifra admite numerosos matices, y se sostiene en tantos mitos como certezas.

En primer lugar, la disminución de la deuda no es uniforme en las ciudades gobernadas por Podemos. En algunos casos, de hecho, aumenta, y el grueso de la reducción recae casi exclusivamente en la capital. Allí, Manuela Carmena heredó de Ana Botella una deuda municipal astronómica, de 5.637 millones de euros, que siete trimestres después se sitúa en 3.611.

La deuda del Ayuntamiento de Madrid ha bajado en 2.026 millones desde 2015 mientras crecía la de la Comunidad

No hay duda en esto: el equipo de Ahora Madrid ha conseguido una reducción de la deuda de 2.026 millones de euros. En los términos de Pablo Iglesias, esto son 289,4 millones por trimestre, 96,5 millones al mes, 3,2 millones al día, 134.000 euros a la hora, 2.233 euros por minuto y 37 euros por segundo. "Se ha producido una reducción meteórica al tiempo que incrementamos el gasto social y las partidas de inversión", se felicitó la misma semana de la moción de censura el edil de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato.

El discurso del secretario general de Podemos, en cualquier caso, ni es nuevo, ni es propio. Está presente en la prensa desde noviembre de 2016 e Iglesias lo utilizó sin actualizaciones, más de medio año después.

Como añadido, el líder de Podemos podría haber dado un dato más, que sí recordaba el concejal Sánchez Mato, imputado junto a Celia Meyer por presunta prevaricación en el caso del Open de Tenis de Madrid: "Hay otra alternativa diferente a la política que lleva la Comunidad de Madrid, que en el mismo tiempo ha congelado gasto social y ha incrementado más de 2.000 millones la deuda". Y es cierto: durante el mismo tiempo en que el Ayuntamiento ha reducido sus obligaciones financieras en 2.021 millones, el nivel de endeudamiento de la Comunidad presidida por Cristina Cifuentes ha pasado del 13,6% al 14,9%.

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Pero el dato, para ser completo, debería ir más hacia atrás en el tiempo. La propia Ana Botella, que entregó el Ayuntamiento en 2015 con 5.637 millones de euros de deuda, lo recibió en 2012 con 7.780. Es decir: el equipo de Manuela Carmena ha dado continuidad a una tendencia que ya existía y que era necesaria para librar a la ciudad de una carga pesadísima, adquirida tras proyectos como el soterramiento de la M-30. Alberto Ruiz-Gallardón recibió el bastón de mando con la deuda cerca de los 1.400 millones de euros, en el año 2003, y lo entregó una década más tarde rozando los 8.000.

Del mismo modo, la interpretación de los datos de endeudamiento ha sido un foco constante de polémica entre el PP y Ahora Madrid desde las elecciones municipales. Especialmente en 2015, cuando el nuevo consistorio reclamó como propio el logro de haber reducido la deuda municipal en 871 millones de euros. Lo cierto, en ese momento, era que el nuevo equipo ejecutaba un presupuesto heredado que ya preveía finalizar el año con una deuda total de 4.792 millones, y que quedó finalmente en 4.767. Es decir, la reducción no fue de 871 millones, como se predicó, sino de apenas 25 respecto a lo presupuestado.

En cualquier caso, si la deuda de los ayuntamientos del cambio se reduce a ritmo de 160.000 euros por hora, y Madrid representa 134.000, ¿qué pasa con las demás ciudades? Cabe destacar que bajo la denominación de ayuntamientos del cambio, Podemos hace referencia también a Barcelona, a Zaragoza, a Cádiz, a A Coruña, a Ferrol y a Santiago de Compostela, entre otras.

Por partes. En el mismo artículo que Pablo Iglesias utilizó como base de su discurso, se mencionaba que, tras cerca de un año en el gobierno, Cádiz esperaba reducir la deuda en 13,3 millones de euros y Santiago de Compostela en 10,8, una cifra considerable si se tiene en cuenta que el anterior dato era de 47.

Barcelona y Zaragoza

No obstante, las discrepancias numéricas se encuentran en las cuentas de Ada Colau en Barcelona y de Pedro Santisteve en Zaragoza. En el mismo tiempo en el que Manuela Carmena ha reducido la deuda en 2.021 millones, Barcelona la ha aumentado en 99 y Zaragoza, en 190. Es decir, la segunda y tercera ciudad más grandes controladas por las candidaturas del cambio no reducen la deuda meteóricamente, sino que la han aumentado en 289 millones en 21 meses. 13,76 millones más al mes, 229.365 euros más al día, 9.556 euros más a la hora, 159 euros más por minuto y 2,65 euros más por segundo.

El caso de Barcelona es curioso: el gobierno de Xavier Trias (CDC) tomó la Alcaldía en 2011 con una deuda de 1.202 millones de euros, y lo entregó en el segundo trimestre de 2015 con esa cifra reducida a la mitad: 682. La ejecución presupuestaria de ese año, en cualquier caso, la elevó a finales de 2015 hasta 836. Desde entonces, el equipo de Ada Colau logró reconducirla hasta los 691 millones en el tercer trimestre de 2016, pero desde entonces ha vuelto a subir: 840 millones al cierre de 2016 y 815 en los últimos datos ofrecidos por el Banco de España.

La deuda de Zaragoza se elevó más de 200 millones tras acceder Podemos a la alcaldía, debido a la inversión en el tranvía

Zaragoza tiene su propia particularidad: de 2011 a 2015, la deuda se mantuvo estable y en el entorno de los 800 millones de euros. Tras entrar Podemos en el Ayuntamiento, todavía con los presupuestos de 2015, la cifra se elevó drásticamente hasta los 1.070 millones. En términos de PIB este repunte fue de 30 puntos porcentuales. Se debió a que ese año se imputó a deuda un préstamo por la inversión en el tranvía de la ciudad. Desde entonces, la deuda ha fluctuado hasta situarse actualmente en 1.011. Zaragoza sigue siendo, después de Madrid, la ciudad más endeudada de España.

Barcelona y Zaragoza, en todo caso, sí están alineadas con su entorno cercano, a diferencia de la ciudad de Madrid y la Comunidad. La deuda de la ciudad condal evoluciona pareja con la de la Generalitat, que ha pasado del 33,3% al 35,2% en dos años. La de Zaragoza también ha crecido al ritmo de la de Aragón, que ha crecido desde el 20,1% hasta el 21,9%.

Así se reduce la deuda gastando más

Más allá de las cifras, entrando en el engranaje más técnico de la deuda, también resulta que Iglesias dice la verdad cuando afirma que la reducción de la deuda pública de sus ayuntamientos es compatible con un aumento del gasto.

Estudios de la AIReF muestran que los ayuntamientos de Madrid, Barcelona o Zaragoza arrastran incumplimientos de la regla de gasto desde 2015

Sin embargo, estudios recientes de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) muestran que los ayuntamientos de Madrid, Barcelona o Zaragoza arrastran un reguero de incumplimientos de la regla de gasto desde 2015. Esta regla, incluida en la Ley de Estabilidad, impide a los ayuntamientos realizar desembolsos por encima del crecimiento potencial de la economía a medio plazo, que en 2016 fue del 1,8%, excepto si se compensa con incrementos de ingresos con carácter permanente.

Además, quedan fuera de este límite pagos como los intereses de la deuda, el gasto en prestaciones por desempleo y las transferencias a las comunidades autónomas y a las corporaciones locales vinculadas a los sistemas de financiación. Para los ayuntamientos saneados existe además la posibilidad de destinar el superávit a inversiones, pero siempre que a lo largo de su vida útil sean financieramente sostenibles.

Pues bien, los grandes ayuntamientos del cambio han venido incumpliendo sistemáticamente la regla de gasto, aunque por escasas cuantías, desde 2015, lo que les ha llevado a tener que presentar lo que se conoce como Planes Económico-Financieros (PEF) para enderezar sus cuentas.

Aún así, estos ayuntamientos ha conseguido alcanzar cifras de superávit y, de acuerdo con el artículo 32 de la Ley de Estabilidad, en estos casos, aunque con ciertas limitaciones, el superávit se destinará a reducir el nivel de endeudamiento neto.

¿Qué ocurrirá en 2017?

Las estimaciones publicadas por AIReF muestran también que tanto Zaragoza como Barcelona incrementarán sus ratios de deuda viva sobre los ingresos corrientes en 2017. En el caso de Zaragoza, pasa del 136% al 138,8% en paralelo a una muy ligera reducción de su superávit. El indicador se mantiene, por tanto, en porcentajes muy elevados.

En Barcelona, la proporción de deuda aumentará del 19,1% al 27,6% también con una previsible merma del superávit de unos 15 millones de euros. Con todo, su posición seguirá siendo muy elevada.

Por último, Madrid vuelve a ser la locomotora de los ayuntamientos del cambio, con una reducción del endeudamiento del 76% de los ingresos corrientes al 74,1%, haciendo esto compatible con una minoración del superávit de unos 80 millones de euros.