La decisión está casi tomada, pero no dará una respuesta definitiva hasta después del verano. El ex primer ministro francés, Manuel Valls, quiere despejarse y no hablar de su posible candidatura al Ayuntamiento de Barcelona hasta septiembre u octubre. Pero sí tiene claro los puntos clave sobre los que debe pivotar esa candidatura si finalmente da el sí a intentar la conquista de su ciudad natal. Aquella donde nació en 1962 y le vio dar sus primeros pasos y que puede ser también protagonista de una nueva etapa en la vida personal y profesional de Valls.

Hace solo unas semanas que el ex primer ministro francés decía sentirse "muy animado" con este proyecto que le propuso Ciudadanos y que él mismo avanzó el pasado mes de abril, pero si algo tiene claro es que para concurrir a unas elecciones para intentar desbancar a Ada Colau del Ayuntamiento barcelonés, lo hará sin atarse a un partido político. Esto es, a través de una plataforma más global e independiente que incluya personas no solo del ámbito político, sino también del entorno empresarial y cultural, entre otros, para formar un equipo preparado para ganar la ciudad condal.

Aunque cuenta con el apoyo de Cs, Valls no quiere atarse a ningún partido y busca presentarse con una plataforma abierta

Porque el objetivo de Valls no es probar suerte en la política catalana después de pasar por un gobierno en Francia, sino aterrizar en el Ayuntamiento como azote del separatismo y al populismo y proyectar el mensaje en Europa. Ya se ha dejado ver en manifestaciones por el unionismo junto a Sociedad Civil Catalana y con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, con quien comparte muchos puntos de vista que terminaron en la propuesta formal del líder naranja a sumarse a su marca de cara a las municipales del próximo año, y aunque su candidatura estaría arropada por Ciudadanos, no sería bajo esta marca con la que iría a las urnas.

No se conocen nombres aún que formarían parte del equipo de Valls, pero las visitas a España y a Barcelona han sido constantes durante los últimos meses. Este mismo mes se ha reunido en la ciudad condal con personas de la sociedad civil, ha acompañado a Ciudadanos en un acto de su plataforma España Ciudadana y ha participado en varias charlas en los cursos de verano de El Escorial y de la UIMP. En el primero intervino junto a Vargas Llosa, con quien reclamó que no se permita que el nacionalismo destruya esta España “civilizada, libre, moderna y democrática y la regrese a la España pobre, tercer mundista y sometida a una dictadura”. Una idea que también quiso transmitir en otro debate junto al ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrel, durante el coloquio que ambos protagonizaron en la Universidad Menéndez Pelayo, en Santander, y en el que expresaron la necesidad de la unidad tanto en España como en Europa.

Pero además de los compromisos laborales, también ha disfrutado del ocio en nuestro país. Concretamente, disfrutó de un concierto de Sting en Marbella, un ejemplo más de que el que fuera primer ministro durante el gobierno socialista de Hollande vive a caballo entre Francia y España. Tras dos años como primer ministro (2014-2016), fue anteriormente el responsable de la cartera de Interior y abandonó la militancia socialista después de casi cuatro décadas para unirse al proyecto de Emmanuele Macron, en el que trabaja en la actualidad y que abandonaría si continúa aquí su carrera política.

Porque tras vivir en el país galo desde su juventud, el fin de su etapa como primer ministro, su divorcio y el nuevo amor que le acompaña le han hecho iniciar una segunda vida. Y esta quiere vivirla en España pese a que su pareja ocupa un puesto como diputada de la Asamblea Nacional Francesa.

El fin de su etapa como primer ministro, su divorcio y su nuevo noviazgo le han hecho iniciar una segunda vida. Y ésta quiere vivirla en España.

Y es que Valls no es un desconocido en nuestro país pese a haber vivido la mayor parte del tiempo en Francia. De padre catalán y madre italiana, durante el tiempo que ha mantenido el cargo de primer ministro ha seguido muy de cerca la situación de su país. Desde allí ha tenido numerosas intervenciones en medios españoles que han continuado posteriormente. Además, sus apariciones en las manifestaciones celebradas en plena fiebre independentista con sus discursos de rechazo al independentismo, unidos al conocimiento que ha demostrado tener de la situación en Cataluña y su experiencia en política le convierten en una gran figura a la que Colau debería temer. La sociedad catalana le conoce, pero también los partidos, que quieren utilizar su nacionalidad y acento francés para debilitar su candidatura antes incluso de que ésta sea confirmada.

El mensaje del PSC tras la victoria de Francia en el Mundial de Fútbol es un claro ejemplo de ello. En un mensaje a través de la cuenta oficial de Twitter del partido, los socialistas catalanes felicitaban en tono burlón a Ciudadanos y, concretamente, a Valls, al que mencionaba como "ciudadano francés". También las perlas de la candidata del PDCat a la alcaldía de Barcelona, Neus Munté, dan muestra de ello. En una entrevista, la ex consellera de la Generalitat calificaba el posible aterrizaje de Valls a la política española como el de "un visitante que está deshojando la margarita" y que "llega a Barcelona rebotado de Francia, su país", especificaba.

Es este el aspecto que quieren destacar sus rivales, pero lo cierto es que pese a su acento francés, quienes han tratado con él saben que habla mejor catalán que castellano y que conoce de primera mano los problemas de España en general y de Cataluña en particular. Y es en ellos donde quiere inmiscuirse para combatirlos desde la primera línea.