El globo gigante que caricaturiza a Trump como un bebé en pañales vuelve a surcar este martes los cielos de Londres durante dos horas. Miles de personas, entre ellas el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, protestan en Londres contra la visita del presidente de EEUU, justo a la vez que le recibía la todavía primera ministra, Theresa May, en el 10 de Downing Street.

Después de un lunes de alfombra roja, jornada en la que la familia real dedicó toda su atención al huésped estadounidense, miles de británicos en una decena de ciudades británicas, entre ellas Birmingham, Glasgow, Edimburg, Oxford o Leicester, han mostrado su desacuerdo con esta recepción y su rechazo a las políticas que Trump lleva a cabo.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, se ha unido a la protesta “en solidaridad con todos aquellos a quienes ataca en América, en todo el mundo y en nuestro país”. Corbyn ha intervenido en esta marcha que arranca en Trafalgar Square y concluyen en Parliament Square, aunque esquivan el 10 de Downing Street e inmediaciones. Junto a discursos de contenido político también habrá música y baile. No ha citado a Trump por su nombre sino que se ha referido a "nuestros visitantes".

"No me niego a ver a nadie", ha asegurado Corbyn, que declinó la invitación a la cena de gala en Buckingham. Ha asegurado que hablaría con Trump. En Whitehall, ha elogiado la diversidad característica de la marcha. Ha condenado a Trump por criticar al alcalde de Londres, Sadiq Khan. "Estamos orgullosos de que un musulmán sea nuestro alcalde", ha señalado. También ha criticado al  presidente de EEUU por su deplorable trato a los refugiados.

Es una manifestación con gran contenido sarcástico donde se han visto muñecos con la imagen de Trump, a los que se simulaban entrevistas, y carteles con un rotundo no a la misoginia y el racismo, con el que los asistentes identifican al mandatario estadounidense. Un vendedor trata de convencer a los asistentes de que adquieran papel higiénico con la cara de Trump. Irreverencia y sentido del humor en el reverso de la solemnidad con la que Trump ha recibido los parabienes de la familia real y del Gobierno conservador.

El alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, ha sido uno de los críticos más furibundos contra Trump, quien a su vez le ha dedicado el peor de los insultos para un empresario que venera el éxito. "Es un completo perdedor", le ha dicho al laborista. Khan, contrario a la visita, le ha equiparado con los fascistas y le ha echado en cara su política divisiva y su misoginia.

Mientras los laboristas muestran su claro rechazo a la visita de Estado, los aspirantes a suceder a May tratan de conseguir la bendición del mandatario, que hasta ahora siempre ha mostrado su apoyo a Boris Johnson, ex ministro de Exteriores. El ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, ha logrado un cara a cara con Trump. Johnson ha hablado 20 minutos por teléfono con Trump, pero ha declinado mantener un encuentro porque tiene la agenda comprometida con un debate de precampaña por la sucesión de May. Con Jeremy Hunt, ministro de Exteriores y otro de los 13 contendientes, se ha visto en el 10 de Downing Street junto a May y el resto del gabinete.

Los organizadores de Together Against Trump han declarado la jornada como “un carnaval de resistencia” y han señalado que la popular Trafalgar Square es una “zona libre de Trump”. Tienen prohibido acercase a las inmediaciones de Downing Street, zona que evitarán en su marcha hacia Parliament Square.

La operación policial y de seguridad es extraordinaria, y lo que más costes ha ocasionado. Unos 3.000 efectivos han vigilado la protesta en Londres. Para evitar la manifestación Trump y su séquito se ha desplazado por Londres en helicóptero. El Gobierno ha querido evitar a Trump las escenas de manifestantes críticos que sí tuvo que contemplar el presidente chino, Xi Jinping.

Poco antes de la concentración, la ministra de Exteriores en la sombra, Emily Thornberry, decía en el programa Today de la BBC que Trump “no se merece los honores de una visita de Estado”. Según Thornberry, “Trump ha intentado cerrar las fronteras a países de mayoría musulmana, encierra a niños mexicanos y humilla a las mujeres. Es un depredador sexual y un racista. ¿De qué tenemos miedo?”, ha declarado la dirigente laborista, quien ha añadido que Trump se comporta como un acosador y como tal hay que tratarle.

Corbyn declinó la invitación de la reina a la cena de gala del lunes por la noche en el Palacio de Buckingham. Tampoco asistió el liberal demócrata, Vince Cable. Sí que lo hizo la primera ministra británica, Theresa May, que justo el viernes se despide como líder conservadora.

May ha desayunado con Trump y delegaciones de empresarios británicos y estadounidenses. La relación comercial entre EEUU y el Reino Unido después del Brexit ha focalizado este encuentro. Trump ha declarado que es posible "un gran acuerdo comercial cuando el Reino Unido se libere de las cadenas", en alusión a su relación con la Unión Europea. May ha subrayado que "la alianza económica no solo va a mantenerse sino que cada vez será más fuerte en los próximos años". Trump le ha pedido que se mantenga pendiente de que la relación comercial entre los dos aliados se encauza bien tras el Brexit.

Desde el Gobierno británico han insistido en que la agenda de cuestiones que interesan a los dos lados del Atlántico serán los mismos sea quien sea quien suceda a May como líder conservador y primer ministro. Trump no ha ocultado que su favorito es Boris Johnson, quien el lunes lanzó su campaña oficial.

Trump y May han empezado el día con el desayuno en St James’ Palace con empresarios de ambos países. Entre los directivos invitados estaban el presidente de Barclays, Jes Staley, de GSK Emma Walmsley, de BAE Systems, Sir Roger Carr o de National Grid, John Pettigrew, según The Guardian. Por parte estadounidense se ha convocado a la presidenta de Lockheed Martin, Marillyn Hewson, y de Estée Lauder en Reino Unido e Irlanda, Philippe Warney. Al encuentro también asistieron la hija del presidente, Ivanka Trump, empresaria, y el duque de York, hermano del heredero al trono, el príncipe Carlos.

May, que también acudió a la cena de gala en Buckingham, ha almorzado con Trump junto a las delegaciones de los dos países. También cenan juntos en la residencia del embajador de EEUU, Woody Johnson, en un acto al que acudirá el príncipe Carlos pero no la reina.

La primera ministra británica ha obsequiado al presidente de EEUU con una copia, con anotaciones de Winston Churchill, de la Carta Atlántica, acordada con el presidente Roosevelt en agosto de 1941. En el texto los dos mandatarios se comprometían a cooperar por la paz y el bienestar de sus naciones.

La relación especial entre el Reino Unido y EEUU quedó de manifiesto en enero de 2017 cuando May fue una de las primeras dirigentes internacionales que se vio con el recién elegido Donald Trump en la Casa Blanca. Ha querido el azar que sea Trump la última visita de Estado que reciba May antes de despedirse del 10 de Downing Street.