Política

Sánchez da un portazo a Iglesias: "Necesito un vicepresidente que defienda a España"

Reprocha al líder de Podemos su falta de lealtad y que no respalde al estado de derecho al asegurar que hay presos políticos

Pedro Sánchez, entrevistado por Antonio Ferreras antes de la primera investidura.
Pedro Sánchez, entrevistado por Antonio Ferreras antes de la primera investidura. | LA SEXTA

Pedro Sánchez ha dado un último portazo a Pablo Iglesias. Su entrada en el Gobierno es "el principal escollo" para que el PSOE y Unidas Podemos alcancen un acuerdo para la investidura, según ha reconocido el candidato socialista en una entrevista en Al Rojo Vivo de la Sexta. "El 99,9% de nuestras conversaciones no han tratado sobre contenidos como el problema de la vivienda o cómo derogar la reforma laboral, sino fundamental sobre los cargos de Unidas Podemos", ha reprochado el presidente en funciones, que ha justificado su negativa en la falta de lealtad del líder de Podemos y en su posición sobre el conflicto catalán.

"Necesito un vicepresidente que defienda la democracia en España", ha sentenciado Sánchez, que ha censurado que Iglesias asegure que en España existen presos políticos, es decir, personas encarceladas por sus ideas, y que niegue que el estado de derecho con la separación de poderes está plenamente vigente en este país. "No me puedo permitir el lujo de tener, ante una de las mayores crisis de Estado que vamos a vivir durante los próximos meses, a un vicepresidente del Gobierno que por lealtad lo único que haga sea mirar para otro lado o silenciar", ha explicado, en referencia al desafío independentista que se avivará en septiembre con la celebración de la Diada y tras la sentencia del juicio del procès. "Tengo que preservar el interés general de mi país", ha insistido.

La segunda razón por la que Sánchez veta a Iglesias en su Gobierno es "funcional", y es que "no garantiza una responsabilidad respecto al comportamiento de integrantes de su partido" como su diputada en La Rioja, que ha impedido el Gobierno de la comunidad tras reclamar tres consejerías a cambio de un voto. Es decir, Iglesias no manda en su partido.

El tercer motivo del veto de Sánchez a Iglesias consiste en los motivos que esgrime el líder de Podemos para entrar en el Ejecutivo. "Usted es el director de su programa", le ha espetado a Antonio García Ferreras, el entrevistador. "¿Se imagina a alguien que le ediga que quiere ser su subdirector porque no se fía de usted?", le ha preguntado. "El señor Iglesias dice que quiere entrar en el Gobierno porque no se fía del PSOE", ha reprochado.

Si Unidas Podemos no cambia de actitud, renuncia a que Iglesias entre en el Gobierno y facilita la investidura, Sánchez no volverá a negociar con ese partido. Según ha advertido, si fracasa su investidura España se puede ver abocada a elecciones el 10 de noviembre excepto si los grandes partidos, PP, Cs y Podemos, aceptan una abstención para permitir que arranque la legislatura. Con ese objetivo, ha anunciado que llamará a Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Cs) y al propio Iglesias (UP) desde hoy hasta el lunes que empieza el pleno de investidura.

Sánchez ha dado estas explicaciones en una entrevista este jueves tras desvelar por la mañana ante la Ejecutiva del PSOE que sus conversaciones con Pablo Iglesias para negociar la investidura fracasaron por el empeño del líder de Podemos en reclamar la vicepresidencia del Gobierno. Según ha explicado, cada vez que intentaba negociar con Iglesias sobre un acuerdo programático o sobre nuevas propuestas se encontraba con ese muro: el líder de Podemos sólo quería hablar sobre su nombramiento como vicepresidente, según fuentes presentes en la reunión.

Según el relato socialista, Iglesias aspira a una vicepresidencia ‘social’ de entre varias en el Gobierno, que podrían llegar hasta cuatro, con el objetivo de coordinar las carteras en manos de Unidas Podemos en materias como Hacienda, Trabajo, Seguridad Social o la Comunicación del Gobierno.

Sánchez también ha empezado a cobrarse caro el ‘no’ de Unidas Podemos a su investidura. Si Pablo Iglesias descarta la abstención la semana próxima, el PSOE y Moncloa lanzarán toda su artillería para empujar a Podemos hacia la foto de la manifestación en la plaza de Colón de Madrid que retrató juntos a Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Cs) y Santiago Abascal (Vox). La amenaza de la unión de las “tres derechas” sirvió de relato para la convocatoria de las elecciones del 28-A que dio la victoria al PSOE. Un hipotético voto de Unidas Podemos que coincida con ellos servirá de medida de presión hacia Iglesias para una segunda vuelta en septiembre o para la campaña electoral.

Con ese guión, el candidato socialista ha reprochado a Iglesias que acabe votando "con la derecha y la ultraderecha" como ya hizo en 2016, cuando impidió un Gobierno alternativo a Mariano Rajoy de PSOE y Cs, abocando a la repetición electoral. El propio presidente en funciones se encarga de rememorar ese episodio en cada una de sus entrevistas para acusar a Iglesias de ser cómplice de las tres derechas. "Eso ya lo he vivido", ha asegurado Sánchez hoy.

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