"Ahora todo puede ir a mejor", afirman en el entorno del líder del PP, Pablo Casado, ante una repetición electoral el 10-N que los populares aseguran no haber querido pero que se antoja inevitable. Y es que todos los sondeos con intención de voto coinciden en apuntar a un crecimiento de las dos fuerzas políticas representativas del bipartidismo: sube el PSOE, aunque no tanto, y sube el PP, la fuerza política que puede resultar más beneficiada de este envite.Los 66 escaños obtenidos en pasado 28-A fueron calificados por el propio Casado de "desastrosos", con un Albert Rivera que se quedó a 200.000 votos, a nueve diputados y a menos de un punto porcentual de distancia. Rivera olvidó aquello del partido bisagra tras verse en condiciones de disputar la hegemonía del centro-derecha. Pero ahora las encuestas dicen otra cosa más: el partido más perjudicado por una nueva consulta a las urnas puede ser Ciudadanos, casi más que Podemos.

En definitiva, Casado tiene una segunda oportunidad para intentar consolidar la hegemonía de las siglas populares así como su liderazgo interno, estrenado en el peor de los momentos, con un partido en estado de shock tras haber sido sorpresivamente desalojado del Gobierno y un congreso de confrontación, inédito en el ámbito nacional.

Casado se hizo con la presidencia del PP frente a la todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría, pero también heredó unos sondeos "que nos daban entonces (julio de 2018) 40 escaños", recuerdan en el primer partido de la oposición. Menos de un año después afrontaba unas generales y unas locales, autonómicas y europeas que hicieron temer el peor de los escenarios posibles para un partido muy tocado. Y a esa tormenta perfecta se unió la aparición de una nueva formación política a la derecha del PP, Vox, capitaneado por su antiguo compañero de partido Santiago Abascal.

El líder popular quiere reforzar su perfil

Desde Génova creen conjurados los principales riesgos siendo el gran valor del PP "la garantía de la estabilidad política e institucional". Ese va a ser el mensaje en torno al cual articularán su campaña electoral, la cuarta desde 2015, y en tono"positivo" donde Casado no parece dispuesto a devolver los golpes que le vengan tanto de Ciudadanos como de Vox.

El líder del PP "quiere reforzar su perfil", que pasa por huir del "cuerpo a cuerpo" con los que pretende que sean sus socios preelectorales, esto es, Rivera y Abascal. Pero incluso en el caso de que sea imposible un frente común ante la negativa de ambos a sumar esfuerzos -que también pueden restar, como arguye Ciudadanos- queda el escenario postelectoral. Y su idea sigue siendo ir a una campaña de guante blanco, quizá en la confianza de pensar que ahora es a la izquierda a la que le toca pelearse.

Presentará al PP "como garantía para salir del atolladero"

"Pase lo que pase vamos a mantener una posición moderada, prudente, de abrir la  mano a aquellos ciudadanos que, más allá de su ideología, no quieren el bloqueo. El PP es el mejor antídoto contra eso. Todos lo votos que vayan a nuestro partido serán garantía de salir de este atolladero cuanto antes", dijo durante su comparecencia en el Congreso tras reunirse con Su majestad el Rey.

En ese contexto se entiende que al líder de la oposición no se le haya escuchado una mala palabra contra la propuesta de última hora de Rivera de una abstención conjunta con la que permitir la investidura del candidato socialista, que conoció apenas diez minutos antes de que la hiciera pública. Es más, cercenó cualquier debate interno en torno a la conveniencia o no de reunirse con él aunque, eso sí, sin fotógrafos ni comparecencias posteriores para no darle más protagonismo del necesario. Aseguran los populares que Casado nunca se planteó la abstención. "Nuestro electoral no nos lo hubiera perdonado", aducen.

En todo caso, resulta difícil de imaginar que Rivera no haga una campaña dura para exorcizar los sondeos desfavorables y, en esa estrategia, arremeter contra los populares tal y como hizo con Casado "como cuando le llamó 'Pablo Cansado'", durante la campaña del 28-A recuerdan con ironía en Génova. A fin de cuentas el líder "naranja" someterá al juicio de los electores su estrategia de veto al PSOE, saldada en una sangría de dirigentes que nunca entendieron porqué cerró la puerta a un pacto con Sánchez.

Lamentan en todo caso en Génova que si bien estas elecciones pueden resultar providenciales "al final no servirán de mucho si el centro-derecha no suma" y muy difícilmente lo hará en las circunscripciones pequeñas, que no en las grandes, con la actual fragmentación de voto en tres formaciones políticas.

Datos cruzados entre el 28-A y el CIS

Una de las pocas cosas que Casado ha revelado de su larga conversación del lunes con Rivera es que puso sobre la mesa la cuestión de "España suma" y lo hizo acompañado de un estudio realizado por su secretario general, Teodoro García Egea, en el que cruzando los datos de las generales del 28-A, con los del último CIS con respecto al trasvase de voto y al suelo electoral, quedan supuestamente por encima del bloque de centro-izquierda.

Ahora la suerte está echada.