El pasado 10 de octubre tuvo lugar un debate en el espacio Ecooo, uno de los aforos de moda de Madrid enclavado en Lavapiés. Organizado por Público, uno de los cuatro ponentes brilló en su turno de palabra durante el coloquio titulado Trumpismo, la nueva barbarie: Pablo Bustinduy, ex diputado en el Congreso por Podemos de 2016 a 2019. Hoy sería eurodiputado si no hubiera renunciado en marzo a liderar la candidatura morada para las elecciones europeas, dimitiendo de todos sus cargos.

"Pablo estuvo espectacular", cuentan asistentes al acto. En realidad su intervención era la más esperada: ya en el Congreso de los Diputados, Busti, como le llaman los suyos, dejó momentos estelares y capeó cuestiones muy espinosas como la situación de Venezuela, un debate que incomoda a dirigentes de Podemos porque no aporta votos en España y por la cercanía de algunos cargos con el Gobierno de Hugo Chávez en el pasado.

Pero Bustinduy salió "pitando" del acto en Lavapiés, agregan los testigos. "Nos dijo que no quería que le preguntaran por su elección sobre si Unidas Podemos o Más País".

Desde su dimisión de todo el 21 de marzo, Bustinduy (36 años) está desaparecido. Dicen que a caballo entre una universidad de la Costa Este de Estados Unidos, donde está terminando su tesis, y Madrid. Varias fuentes señalan que se trata de una Facultad en el Estado de Nueva York, donde él ya habría impartido clases hasta 2013. En redes apenas se ha manifestado desde entonces, poco más que un retuit a la congresista demócrata estadounidense Alexandra Ocasio-Cortez, una figura al alza que defiende tesis ecologistas y socialistas. Y ha rechazado colaborar en la campaña de Más País de cara al 10-N, según cuentan miembros de la formación fundada hace un mes.

Vive a caballo entre Madrid y EEUU, terminando su tesis en alguna universidad

Esto último ha sido comentado internamente, porque Bustinduy es muy amigo de Íñigo Errejón, quien le habría solicitado su ayuda. Pero no ha podido ser. Siempre tenido por errejonista, viajó en la lista del ex número dos de Podemos cuando se celebró Vistalegre 2. Pero aquella decisión no fue óbice para que fuera el único errejonista rescatado por el pablismo: su peso dentro de la formación le llevó a ocupar la Secretaría Internacional de Podemos durante dos años, hasta su dimisión en marzo pasado.

Su complicada personalidad le granjeó rencillas la pasada legislatura con algún diputado. Pero todos los consultados destacan su valía. En los inicios de Podemos, tras las elecciones europeas de mayo de 2014, Bustinduy era el hombre en Bruselas, la primera institución donde los morados accedieron a cargos públicos. Como asesor ejerció en la capital comunitaria hasta que precisaron de sus servicios en Madrid. En aquella época, se decía de él: "No es ni pablista ni errejonista: es de Bustinduy".

En los inicios de Podemos, en 2014, fue el asesor estrella en Bruselas

"Cuando Pablo dimitió, se retiró completamente de la política. Y es lo que está haciendo", comenta un cercano. En su momento su nombre sonó como posible líder futuro de la formación, pero él mismo desbarató esas quinielas. Casi nunca le ha interesado el primer plano.

Procedente de buena familia, su madre Ángeles Amador fue ministra de Sanidad en el último Gobierno de Felipe González. Menos conocido fue su padre, fallecido en 2016: el ingeniero Javier Bustinduy es una de las mayores figuras del mundo ferroviario español. Concibió las Cercanías de Madrid a finales de los ochenta y las expandió a muchos otros núcleos urbanos en España.

Su despedida de Podemos fue con honores, muy diferente a la del resto de 'caídos'

Mucha gente no lo sabe, pero los Cercanías y no el AVE fueron la mayor revolución que vivió Renfe el siglo pasado, transportando a infinitamente más pasajeros que la alta velocidad. Es el creador además de la Solución Bustinduy, aplicada por primera vez en el Metro de Málaga.

Ni una palabra

Su marcha de Podemos en particular y de la política en general fue diferente a la del resto de caídos: Carolina Bescansa, Luis Alegre, Tania Sánchez o el propio Errejón. La despedida de Bustinduy se produjo con honores. Solo sus íntimos saben a qué va a votar el 10-N, pero lo que tiene claro es que no va a decir una palabra a favor o en contra de sus antiguos compañeros.