Euskadi es el feudo del PNV. Y tras las elecciones de ayer lo es aún más. La distancia entre la formación nacionalista y el resto de partidos se ha agrandado de modo muy notable. Así, el partido de Andoni Ortuzar absorbe ya el 32% del voto en el País Vasco, o lo que es lo mismo, uno de cada tres votos emitidos. Los jeltzales sacan no sólo tres escaños de ventaja a la segunda formación, al PSE, sino algo más de 151.000 votos y trece puntos porcentuales.

Pese a que la hegemonía del PNV se ha ido repitiendo históricamente con cierta frecuencia, no siempre ha sido así. Hasta no hace mucho era Podemos, la formación de Pablo Iglesias, la que logró convencer al electorado vasco. Y lo hizo con claridad. En las elecciones generales de 2015 y 2016 llegó incluso a imponerse al PNV y vencer en las citas electorales. Elkarrekin Podemos no es hoy nada de lo que fue en Euskadi, en cuanto a apoyo social se refiere. El techo que hace sólo tres años alcanzó en unas elecciones generales queda ya muy lejos tras el ‘suelo’ que certificó ayer en unos comicios al Congreso de los Diputados.

La formación que lidera en el País Vasco Lander Martínez se ha dejado en el periodo 2016 a 2019 cerca de la mitad de sus votos. El de ayer es, con mucho, el peor resultado de unas elecciones generales en Euskadi. Los 335.740 votos logrados en mayo de 2016 le permitieron abarcar el 29% del voto en el País Vasco y superar con claridad al PNV. Hoy ese porcentaje ha caído casi a la mitad, a un 15,4%, y a una suma de 181.337 votos, lo que lo sitúa como cuarta formación por detrás del PNV, el PSE y EH Bildu.

Más valorado que Ortuzar y Otegi

La pérdida de apoyos de la formación ha hecho que tras las elecciones de ayer la presencia de diputados de Elkarrekin Podemos en la Cámara Baja se reduzca de los 6 asientos que llegaron a obtener en 2016 a los tres escaños que revalidaron ayer. La fuga de votos ha sido significativa en beneficio tanto de la izquierda abertzale como del PNV, que ha sabido concentrar en su discurso el mensaje de estabilidad que de forma mayoritaria han respaldado las urnas. El partido de Ortuzar ha sido el mayor beneficiado de la pérdida de apoyos que en Vizcaya ha registrado Elkarrekin Podemos. Ha sido en este territorio donde el PNV logró su escaño número 7.

La formación morada venció al PNV en las elecciones generales de 2015 y 2016 con 335.000 votos. Ayer logró 181.000.

El apoyo del que llegó a gozar Podemos en el País Vasco le hizo incluso elevar a la condición de líder mejor valorado, por delante de Urkullu, Ortuzar u Otegi, a Pablo Iglesias. En la primavera de 2016, el Euskobarómetro situó a Iglesias como el líder que mejor puntuaban los vascos, incluso por delante de los nacionalistas e independentistas.

Esa consideración, sin embargo, tanto al líder Iglesias como a la propia formación morada, se ha ido desgastando. Las fracturas internas en el partido en Euskadi, que provocaron en poco tiempo salidas, divisiones y la necesidad de renovación la dirección del partido dejaron en una posición complicada a la formación. A ello ha sumado el desgaste que ha supuesto su incapacidad para cerrar un acuerdo y asegurar la gobernabilidad en España. Durante la campaña electoral, Podemos ha tenido que optar por actos más reducidos sabedor de que su capacidad de convocatoria en Euskadi se ha resentido.

Presupuestos de Urkullu

El impacto de Mas País ha sido muy reducido. Como en el resto del país, el partido de Iñigo Errejón apenas ha restado apoyo a Elkarrekin Podemos. Más País sólo concurría ayer en Vizcaya, donde apostó por Txema Urkijo como cabeza de cartel. La marca de Errejón obtuvo un 0,7% de los votos, cerca de 8.500 votos.

Ahora la última esperanza de la formación se sitúa en poder frenar la caída en las elecciones autonómicas que tras el verano –si no se produce un adelanto electoral- se deberían celebrar. Los once escaños que ocupa en el Parlamento Vasco pueden ser calve ahora para la aprobación de los presupuestos que estos días presenta el Gobierno Urkullu.

El partido de Iglesias es el único que ha insinuado su disposición a contemplar algún tipo de contacto y explorar una posible vía de entendimiento. Un objetivo que no será fácil. El año pasado las pretensiones presupuestarias hechas por Podemos hicieron imposible optar si quiera a dialogar. El Gobierno del PNV y PSE llegó a calificar de imposibles las reclamaciones que en materia social y económica les trasladaron desde Podemos.