El almuerzo que celebró este lunes Pablo Casado con sus líderes regionales y presidentes autonómicos ha sido de los más cordiales que se recuerdan a decir de varios de los asistentes al mismo. Y ese buen ambiente se ha mantenido incluso en el momento en que el gallego Alberto Núñez Feijóo ha apelado a la necesidad de tener un "discurso propio" en su territorio aún a consta de incorporar "matices, aunque haya a quien no le gusten". No se ha tratado tanto de una ruptura con la línea política y estratégica marcada por Casado -de hecho, ha dicho compartir el contenido de su intervención ante la Junta Directiva Nacional-, sino la necesidad de tener un mensaje "muy pegado al terreno" con el que afrontar las elecciones autonómicas gallegas, que tocan este año.

Ha apelado a que en la lucha por la cuarta mayoría absoluta, destinada a evitar un gobierno del "Frente Popular" en Galicia formado por PSdG, Podemos, Mareas y BNG, exige obviar muchas veces "temas nacionales que repetimos como mantras, desde Génova hasta el último ayuntamiento, y que allí, en Galicia, no valgan ahora", según explica un dirigente territorial popular presente en el almuerzo.

Aunque de las palabras del gallego puede colegirse que repetirá para intentar revalidar la presidencia de la Xunta, se ha limitado a comentar que tiene que hablarlo con el líder nacional del partido. Tampoco ha desvelado si tiene previsto adelantar las autonómicas, que tocarían en septiembre, aunque en el PP gallego se trabaja con la hipótesis de que sean antes del verano.

Descarta que Cs entre en el Parlamento gallego, no así Vox

Además, Feijóo ha dicho descartar que Ciudadanos entre en el Parlamento gallego. No así Vox, en la medida en que pueda canalizar cierto sentimiento de indignación del electorado. Pero lo que le preocupa es que contribuyan a quitarle los votos que le aseguran la mayoría absoluta, aunque tanto un partido como otro no consigan finalmente representación. El más influyente barón territorial popular ha admitido ante sus compañeros de filas que "hay posibilidades de revalidar la mayoría absoluta, pero no es sencillo" y que la Galicia de 2020 poco tiene que ver con la de 2016 y menos con la de las dos elecciones autonómicas que le precedieron.

Feijóo está recibiendo presiones del partido en Galicia y también de Génova para que despeje cuanto antes su candidatura. Creen que sin él "no es posible repetir la cuarta mayoría absoluta", frenar la entrada de Vox en el parlamento gallego e impedir a la izquierda que se haga con las riendas de la que ha sido una de las "joyas de la corona" del PP, además de feudo y de granero electoral. Vox ya ha explicitado que luchará en campaña por impedir que Feijóo repita de presidente, por considerarlo un "convergente a la gallega" con un discurso identitario y "progre" que poco le diferencia de socialistas o "bloqueros".

En definitiva, no es empresa fácil, aunque tiene todas las bendiciones de los suyos. Otro barón popular no dejaba de afirmar con ironía que "matice todo lo que tenga que matizar si es por conseguir la cuarta mayoría absoluta", de hecho, la única del PP en toda España.

Los dirigentes populares acuerdan "huir de la calle, de los gritos y de las bravuconadas"

Asimismo, el presidente de la Xunta y el de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, -esto es, las "palomas" frente a los "halcones"- han coincidido en elogiar el discurso de Casado, donde ha anunciado una oposición "moderada, pero no ingenua", con la que atraer a sectores de la socialdemocracia disconformes con el "giro a la izquierda" de Sánchez y su gobierno de coalición con Pablo Iglesias.

Al filo de las seis de la tarde terminaba un largo almuerzo que ha estado precedido por la reunión de la Junta Directiva Nacional, en la que ningún barón territorial ha hecho uso de su derecho a la palabra. La intervención de Casado ha venido precedida por la de Teodoro García Egea, que ha hecho un llamamiento a los suyos para hacer una "oposición firme" en las instituciones y tener una amplia agenda "parlamentaria y territorial".

De hecho, durante el almuerzo, donde hablan todos los asistentes, se ha acordado "huir de la calle, de los gritos y de las bravuconadas", frente a la estrategia de Vox de convocar actos de protesta contra el Gobierno de coalición. La consigna pasa por "seguir trabajando en el discurso y estar en las propuestas con un partido muy centrado y muy presente en las instituciones", conforme a las conclusiones que han llegado durante la comida.

Por su parte, los ex ministros Isabel García Tejerina y Rafael Catalá han aprovechado la reunión de la Junta Directiva Nacional para despedirse de sus compañeros de la ejecutiva popular, pues la primera deja la vicesecretaría de Acción Sectorial y el segundo la secretaría de Justicia e Interior. Les sustituirán, respectivamente, la también ex ministra Elvira Rodríguez y el siempre polémico Enrique López, que es consejero de Justicia de la Comunidad de Madrid. Pasa así la ex ministra de Medio Ambiente en la etapa de José María Aznar a formar parte del comité de dirección, núcleo duro decisorio del PP. Tejerina y Catalá volverán al sector privado.