El Gobierno de Pedro Sánchez evitó actuar en contra de Delcy Rodríguez, vicepresidenta del Gobierno de Venezuela, durante su estancia en el aeropuerto de Madrid el lunes, para evitar "humillar" al régimen de Nicolás Maduro y esquivar así un conflicto diplomático con una de las principales potencias petroleras del mundo.

Fuentes del Ejecutivo reconocen que la intervención del ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que tuvo carácter extraoficial, perseguía dar un trato distinguido a la vicepresidenta de Venezuela durante su tránsito en España -a pesar de las sanciones que pesan sobre ella- para evitar consecuencias no sólo en el ámbito político, sino también para no perjudicar a las empresas que operan en Venezuela, ni a los miles de españoles que viven en el país latinoamericano.

Según ha explicado el propio Ábalos y ha secundado el presidente del Gobierno, su intervención consiguió apaciguar la situación y evitar que la numerosa presencia policial en torno al avión desembocara en un conflicto entre dos países con lazos históricos, culturales, económicos y solidarios.

El Gobierno insiste en que desconocía las intenciones de Delcy Rodríguez tras su aterrizaje en el aeropuerto de Adolfo Suárez-Barajas, por lo que, de forma preventiva, Ábalos le recordó la existencia de sanciones que le impiden tocar suelo de la Unión Europea. Según el Ministerio de Transportes, en su tránsito desde la zona ejecutiva para los vuelos privados desde la Terminal 1 hasta la Terminal 4, donde cogió horas después un vuelo comercial con destino a Doha (Qatar), siempre estuvo acompañada por la Policía, se limitó a la zona de tránsito internacional y nunca pisó territorio europeo al no pasar el control de pasaportes.

"No se puede humillar a un Gobierno con el que tienes relaciones diplomáticas", insisten fuentes del Ejecutivo, que entienden que la actuación del comisario de fronteras sin la mediación de un miembro del Gobierno habría sido contraproducente. "Es como el caso de Marruecos, tenemos que llevarnos bien con el país vecino y tenemos que ayudar a las empresas que trabajan en esos países. Hay que evitar los conflictos con ellos", justifican desde el Gobierno.

Según expuso el propio ministro de Transportes el domingo en una entrevista en La Sexta, su aparición en escena en el aeropuerto no perseguía mantener una reunión con la vicepresidenta del Gobierno de Nicolás Maduro, aunque sí reconoce que hubo un «saludo» entre ambos que, según su propia versión «duró 25 minutos».

«Tuve un encuentro con ella, pero fue un saludo. Le trasladé que no podía entrar a España. Eso no fue una reunión, no hubo una reunión», ha reiterado Ábalos desde que Vozpopuli informó de ese encuentro el pasado viernes.

El ministro y dirigente socialista rechaza hacer cualquier autocrítica porque considera que no sólo «no ha hecho mal», sino que «ha prestado un servicio a este país», por lo que no se plantea dimitir, como ha reclamado la oposición, que también pretende poner en marcha una comisión de investigación sobre el caso en el Congreso de los Diputados.

En su defensa también ha salido la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, que este lunes ha insistido en que Ábalos y el Ejecutivo se limitaron a «actuar conforme a nuestros compromisos como país miembro de la UE y teniendo en cuenta que existe una relación con el Gobierno con Venezuela, todavía del señor Maduro, y que muchísimos españoles viven allí», por lo que ha instado a «cuidar la relación entre ambos gobiernos».

«En Venezuela hay embajador de España y se trata de cuestiones extremadamente delicadas, teniendo en cuenta que también muchos compatriotas están viviendo allí», ha asegurado, para instar a a ser «escrupulsos» en esa relación.  

En la misma línea se ha pronunciado el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante la reunión de la Ejecutiva del partido este lunes por la mañana en Ferraz. Mientras Ábalos ha guardado silencio durante la reunión, Sánchez ha defendido la actuación de su secretario de Organización y ministro para evitar un conflicto diplomático.

Como han asegurado otros miembros del Gobierno y dirigentes socialistas, Sánchez ha reprochado a la oposición, y en concreto a los partidos "de la derecha", que hayan convertido este episodio en un escándalo con el objetivo de desestabilizar al Ejecutivo. Con este tipo de declaraciones, la Moncloa pretende zanjar un episodio sobre el que existen muchas lagunas sin explicar, como la implicación del Ministerio de Exteriores y el de Interior en el caso, el motivo de la visita de la vicepresidenta a España, y si el ministro de Transportes, como responsable de los aeropuertos, fue el elegido por el Gobierno para encontrarse con la dirigente chavista y revistió esa misión de carácter personal al acudir sin el coche oficial ni escolta con la excusa de saludar a su amigo Félix Plasencia, ministro de Turismo venezolano, sobre el que no pesan sanciones y que llegó a España en el mismo avión.