No hay disidencias internas en el Gobierno, a lo sumo "distintas sensibilidades". Así lo ha asegurado la portavoz del Ejecutivo, María Jesus Montero, en su comparecencia en Moncloa tras el Consejo de Ministros. "Vamos todos a una", ha aseverado la ministra de Hacienda, en un intento de transmitir serenidad tras la polémica desatada por el controvertido acuerdo con Bildu y todos los efectos colaterales que ha conllevado.

No era un día fácil para la portavoz gubernamental. Su comparecencia se producía un día después de que la vicepresidenta cuarta y ministra de Economía, Nadia Calviño, mostrara en público su rechazo a derogación "íntegra" de la reforma laboral implantada por Mariano Rajoy en 2012, conforme a la literalidad del acuerdo con Bildu, que, por el contrario, defendió el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. «Sería absurdo y contraproducente abrir un debate de esta naturaleza y generar inseguridad jurídica en este momento. Los contribuyentes nos pagan para solucionar problemas y no por crearlos», aseguró este jueves Calviño en una conferencia.

Sin renunciar a pedir una nueva prórroga, la sexta, del estado de alarma, para la que cada vez tienen menos apoyos, Montero ha echado balones fuera culpando al Partido Popular del pacto con Bildu además del ruido político causado. En definitiva, ha aducido, si el PSOE tuvo que acercarse a Bildu fue por la "falta de responsabilidad" del PP al negarse a apoyar la quinta prórroga del estado de alarma. Admitiendo de forma velada que los ministros no tenían porqué conocer que se estaba fraguando ese acuerdo -residenciado, ha dicho, en los Grupos Parlamentarios- sí ha querido marcar distancias con la formación de Arnaldo Otegui.

"Tenemos diferencias abismales, manifiestas y palpables con Bildu. Los socialistas tenemos una historia de lucha contra el terrorismo muy importante, pero lo fundamental era preservar la salud", ha agregado a modo de justificación. Y respecto al malestar del PNV, que ha advertido que esta legislatura no llegará a su fin, cree el Gobierno que esta formación "debe entender que para el País Vasco era necesario que no recayera el estado de alarma". Lo cierto es que la mayoría que hizo posible la investidura de Pedro Sánchez se bate poco menos que en retirada. Al "no" de ERC y de Compromís, se une el enfado del PNV en plena precampaña vasca.

Montoro ha negado que se ocultara la negociación y el pacto con Bildu

La portavoz ha llegado a negar que el Gobierno ocultara la negociación con Bildu en el pleno del Congreso de los Diputados. El pacto -del que no se informó ni siquiera a Ciudadanos, que apoyó la prórroga del estado de alarma- se dio a conocer a última hora del miércoles. Es decir, una vez realizada la votación favorable para Pedro Sánchez. Ha insistido en que la voluntad del Gobierno es  “dialogar y amarrar los apoyos necesarios” con una finalidad fundamental: “que la salud esté por encima de todo”. Por ello, ha criticado con dureza la estrategia de Pablo Casado, que votó en contra de la última prórroga del estado de alarma esta semana.

Montero ha endurecido sus mensajes hacia Casado bajo el argumento de que el Gobierno "ha pecado de exceso de responsabilizad", llevando "al límite" su capacidad de negociación. “Lo lógico es que la dirección del PP fuera sensata para dejar de mirar de reojo a la ultraderecha y escuchar más a los presientes de las regiones que gobiernan”, ha denunciado. “Algunos votan en contra con los dedos cruzados para que salga adelante la prórroga”, ha aseverado Montero. Todos ellos, “seguirán haciendo cálculos en clave electoralista”. En este sentido, ha criticado que no haya “altura de miras” en los grupos parlamentarios para afrontar la crisis. “En estos días -ha agregado- los partidos del Gobierno nos hemos sentido solos, como si asegurar la salud de todo el país fuera sólo responsabilidad nuestra”.

Pero, sobre todo ha intentado lanzar un mensaje conciliador a las organizaciones empresariales. El pacto entre PSOE, Podemos y Bildu para derogar íntegramente la reforma laboral -rectificado posteriormente tras la intervención de la ministra Calviño- provocó que CEOE suspendiera el diálogo de la mesa social.

Montero ha recordado que Rajoy impulsó de manera unilateral la reforma laboral y la sacó adelante sin ningún tipo de consenso político ni social. Posteriormente, el Gobierno ha ido dando pasos para modificar las reglas del mercado laboral, siempre en el marco del Estatuto de los Trabajadores. 

En este sentido, ha revelado que el Ejecutivo "no ha dejado de mantener contactos con los agentes sociales y en las últimas horas de forma insistente. Es imprescindible el diálogo social para seguir avanzando como sociedad y está en nuestra hoja de ruta". De hecho, ha sido Sánchez el que ha cogido las riendas para intentar reconducir una situación que también ha dejado perplejas a las organizaciones sindicales, aún siendo partidarias de la derogación de la reforma laboral.

Apelación al "sentido de estado" y al "patriotismo" de Garamendi

La ministra de Hacienda ha explicado que el acuerdo programático que sostiene al Gobierno de coalición incluye la revisión de la reforma de Rajoy. Ahora bien, ha puntualizado que esos avances se irán acometiendo de forma progresiva porque la prioridad es solventar la crisis sanitaria y reactivar la economía.

Sin querer aclarar la intervención directa de Sánchez, ha explicado que "desde el presidente hasta el último ministro mantiene una relación fluida con Garamendi y Cepyme". Sin ellos, ha agregado, "es imposible construir un proyecto de estado para España" y por ello ha apelado al "sentido de estado de Garamendi, que no es un un patriota de pacotilla, y estoy convencida de que sabe de que en el marco de diálogo social se encuentran muchas claves", aunque la única concesión que ha hecho ha sido admitir que entiende que el jefe de la patronal "se haya visto sorprendido" por el pacto con Bildu.