La campaña electoral en Galicia afronta su recta final y todo apunta a que estará sumida en la polémica hasta el último minuto. Celebrar comicios en tiempos de coronavirus es un acto arriesgado e incierto, e igual que hace unas semanas la Xunta levantaba antes que ninguna otra comunidad el estado de alarma, pocos días después se veía obligada a confinar a más de 70.000 personas por un rebrote que actualmente afecta a 141 personas en la comarca de A Mariña (Lugo).

El presidente y candidato a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, ya anunció que, dada la propia naturaleza de los casos registrados, la mayoría asintomáticos y "controlados", no se plantea suspender los comicios en A Mariña, una decisión que entra en liza con la opinión de la oposición gallega, a degüello contra lo que consideran un dictamen "interesado y partidista" del propio Feijóo, que este domingo intentará igualar el récord de Manuel Fraga en la que se entiende como una reválida histórica para el PP gallego.

Y la izquierda gallega está dispuesta a llegar hasta el final a pesar del dictamen de la Junta Electoral de Galicia, que no ha puesto impedimentos a que la población de A Mariña, que representa el 20% de la provincia de Lugo, acuda el domingo a votar, siempre a expensas de lo que dicten las "autoridades sanitarias". La decisión insufla oxígeno a la postura de Feijóo, que en diversos actos esta semana ha pedido "responsabilidad" a los partidos porque "meter miedo a la gente para que no vaya a votar es un tic antidemocrático que me preocupa".

Pero sus plegarias no han sido escuchadas por sus rivales. De hecho, 10 de los 14 alcaldes de los concellos confinados en A Mariña -todos salvo Xove, Cervo, Vicedo o Mondoñedo, con regidores populares- se reunieron "de urgencia" este miércoles para elaborar un documento por el que insisten a la Xunta a retrasar las elecciones en el distrito sanitario de A Mariña hasta que no se certifique el control del rebrote, "única forma posible de que se garantice el ejercicio del voto en condiciones seguras y legales", reza el escrito. Los 10 alcaldes, del PSOE y BNG, han elevado la queja a la Junta Electoral y al propio Gobierno de España, al que piden que interceda ante por existir "un claro riesgo" no sólo para los votantes, sino para "las personas que forman parte de las mesas".

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"La gente está preocupada. La gente tiene miedo porque no se dan las circunstancias óptimas para celebrar unas elecciones y existe un claro riesgo en el hecho de acudir a un colegio electoral a votar". El que defiende este argumento es Alfredo Llano, el alcalde de uno de los municipios más afectados por el rebrote, con más de 70 personas infectadas.

En conversación con El Independiente, el socialista afirma estar convencido de que la abstención en A Mariña "será histórica", de "récord" porque el virus "no está controlado pero se pide que la gente salga a meter un sobre en una urna" cuando "durante el estado de alarma no se podía ni ir a tirar la basura". "Es una irresponsabilidad", defiende Llano, que azuza el miedo sobre las posibilidades de que pueda producirse un rebrote en un centro electoral. "Ojalá que no", afirma, aunque pide que se piense ya no tanto en el votante, sino en los miembros de las mesas electorales "que pasan 12 horas en un espacio cerrado". "No hay ningún tipo de garantía", zanja.

La opinión de los regidores ha sido suscrita estos días por el propio candidato socialista a la presidencia de la Xunta, Gonzalo Caballero, que deslizaba que las comarcas de A Mariña "no están en condiciones de celebrar elecciones con normalidad". Incluso el propio Salvador Illa, ministro de Sanidad, preguntado sobre la viabilidad o no de las elecciones en la comarca afectada, se desmarcó aseverando que no le correspondía a él "decidirlo", sino a "quien convocó las elecciones".

Las críticas de la izquierda contra la "irresponsabilidad" de Feijóo por seguir adelante con el proceso electoral no se han escuchado, sin embargo, en País Vasco, donde se han disparado los casos registrados en la localidad de Ordizia, que acumula ya 48 positivos. Este mismo miércoles, el líder del PNV, Íñigo Urkullu, negaba también toda posibilidad de aplazamiento electoral en el municipio afectado y alrededores.