El Gobierno de Mariano Rajoy impulsó una operación de Estado, utilizando a la cúpula policial y a órganos superiores bajo su control, como la Secretaría de Estado de Seguridad, para salvar al Partido Popular y principalmente a su presidente. Los ministros querían sacar de circulación a cualquier costa la información sobre la financiación irregular de la formación conservadora desde dos décadas atrás que ya investigaba un juez en el incipiente caso Gürtel y estaba en manos del ex tesorero del partido Luis Bárcenas. Para ello involucraron en la ya denominada operación Kitchen al entonces número dos de la Policía, Eugenio Pino, y a los comisarios José Manuel Villarejo y Enrique García Castaño, además de a otros miembros del grupo "parapolicial" que crearon al efecto.

Ésta es la tesis de la Fiscalía Anticorrupción que se afianza en el juzgado que instruye el caso Villarejo y se sostiene en indicios procedentes, al menos, de tres vías distintas: las confesiones del ex número dos de Interior Francisco Martínez, que al verse abandonado por el ex ministro Fernández Díaz se negó a ser el mártir de la operación como único investigado; las conversaciones grabadas por el comisario en prisión preventiva José Manuel Villarejo a los distintos implicados y el rastro documental del operativo en el que se captó como colaborador o confidente a una de las personas de máxima confianza de Bárcenas y su esposa, su chófer Sergio Ríos Esgueva. Todos los caminos conducen a que el "encargo" tuvo una intención concreta: salvar al presidente Rajoy.

Rajoy, Cospedal y Bárcenas en Génova

Según una de las conversaciones grabada por Villarejo con el chófer de Bárcenas, el ex tesorero del partido tenía grabada la reunión de la sede central del PP de la calle Génova en la que se acordó su conocido 'despido en diferido' tras estallar el caso Gürtel y en la que estuvieron presentes tanto Mariano Rajoy como María Dolores de Cospedal. Una conversación durante la que Rajoy habría reprochado a Bárcenas guardar pruebas de la caja B del partido y éste respondió con una amenaza de airear información, según trasladó Sergio Ríos a Villarejo: "Si, porque éste (Bárcenas) se enfada y le amenaza y le dice, 'oye que yo tengo lo de Cospedal ...' y le dice el Presidente, '¿cómo tienes tú eso guardao?' y le dice él 'tengo eso y mucho más. Eso lo tiene que saber el Presidente, ¡vamos!'".

Villarejo le recordó la importancia de encontrar esa grabación guardada en un dispositivo electrónico entre las pertenencias de Bárcenas en el "zulo", como llamaban al estudio de restauración de muebles que tenía Rosalía Iglesias, esposa del ex tesorero, en la calle General Díaz Porlier de Madrid mientras él estaba en prisión preventiva. Ingresó en la cárcel de Soto del Real (Madrid) en julio de 2013 y salió 19 meses después, en enero de 2015.

"Lo único es que ese tipo de conversaciones, macho, en ese pendrive, es algo que de alguna manera hay que darle al tarro para, para encontrarlo, macho. Hay que...claro, al ser un sitio tan pequeño lo puede tener cualquiera en cualquier sitio, eh. Él, me dijiste, que cuando la detención y tal lo llevaba él, ¿no?", pregunta Villarejo. "Dos pendrive llevaba, pero yo creo que eran de las cuentas", responde Ríos. "Tronco la realidad es que lo estás haciendo de puta madre", reforzó también el comisario al chófer y confidente que cobró 2.000 euros al mes durante dos años (como ha confirmado el Ministerio de Interior repasando información sobre fondos reservados) y posteriormente, con 42 años, entró en la Policía Nacional gracias a su 'colaboración' en el dispositivo.

Conversación entre el comisario Villarejo y el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos.

En la misma conversación, Ríos también aseguró a Villarejo que Bárcenas viajó a Sevilla y grabó otra conversación con Javier Arenas, presidente del PP de Andalucía hasta 2012, que le pondría en aprietos por hablar de miembros de la cúpula del partido. "Esa es la que cuando ya no se fía (Bárcenas) de él quedan en Sevilla y le empieza a tirar 'y éste, y éste ha hecho esto, y dice, jaja claro que ha hecho esto, y éste esto y dice lo de la campaña, lo de los aviones dice, lo de los helicópteros dice, lo de tal, lo de cual, lo de no se qué, joder y es que ya, pero es que ha ido contigo Cospedal...' y él soltando lindezas de todo el mundo menos de él", contó el chófer.

Diles: "Os busco la ruina, al primero al 'Barbas'"

Villarejo estaba empeñado en que Enrique García Castaño, el comisario que entró en el "zulo" de Rosalía Iglesias haciéndose pasar por un marchante de arte para recuperar el "material comprometedor" para altos cargos del PP, según Anticorrupción, había conseguido hacerse con los pendrive con las llamadas grabadas por Bárcenas anteriormente citadas.

Así se entiende de una conversación -grabada una vez más por Villarejo sin el permiso del interlocutor- con García Castaño en la que le anima a amenazar con dicho material para evitar que le degradaran en la Policía. "Pues yo, yo le habría dicho, dile al Ministro que le busco la ruina y al Secretario de Estado o a quien te haya dicho esto que les busco la ruina a todos (...) me llamó la Cospe, joder no delates a nadie, que tal...Y yo ¿cómo que no? Os busco la ruina a todos, al primero al 'barbas' (así apodan a Rajoy), a tomar por culo! Yo que tú macho, con toda la información que tienes, con todo el éste, que has contratao los canutos, que tal...no me jodas, tronco, si lo tienes todo!". "Yo no tengo nada. De trabajo casi todo...lo único cuatro cosas que hay aquí del...ininteligible...que es del Bárcenas na más", contestó García Castaño. "¿Te parece poco? Tronco, una operación, una operación para coger, una operación para quitarle al Bárcenas los papeles que le comprometían al Presidente, no me jodas macho, ¿eso qué es? Yo que tú, de verdad eh, sacaba los dientes", le insistió Villarejo.

Los mensajes de Francisco Martínez

Enrique García Castaño afirmó durante su declaración como investigado en la Audiencia Nacional que entregó al Secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, un pendrive con el clonado del contenido de los móviles de Bárcenas que le dio su chófer. A partir de ese momento, el número dos de Interior temió su imputación, que más tarde se produjo.

Al darse cuenta, además, de que nadie del Partido Popular saldría en su defensa y de que el ministro de Interior, Fernández Díaz, se desentendía de la operación Kitchen, Martínez puso el ventilador en marcha. Se negó a ser el cabeza de turco judicial de la operación puesta en marcha, según indican todos los indicios, por la cúpula del Gobierno. En un mensaje que envió antes de ser imputado al presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, trasladó que su "grandísimo error" fue "ser leal a miserables como Jorge [en alusión a Fernández Díaz] o Rajoy o Cospedal". Afirmó también que eso "es muy fácil de probar", aunque sería lo último que "querría hacer".

Martínez guardó distintos mensajes intercambiados con Fernández Díaz sobre el operativo, entre ellos uno en el que el ministro daba el nombre de Sergio Ríos Esgueva u otro en el que dijo que una de las acciones llevadas a cabo "se hizo con éxito". También se refirió a un "contacto Cecilio" (en la policía se refieren a los miembros del CNI como 'Cecilios') lo que lleva a los investigadores a sospechar que el Gobierno también pudo contar con la ayuda del CNI para el espionaje a Bárcenas.

Todos esos mensajes, además de las notas personales que Martínez escribió para defenderse de una imputación fueron requisados en su domicilio el pasado 13 de marzo. Los fiscales solicitaron el registro que el juez autorizó.

Eso ha permitido a Anticorrupción afirmar en el extenso escrito que presentó el pasado viernes ante el juez -solicitando que se cite como investigados tanto a Fernández Díaz como a Cospedal y su marido, el empresario Ignacio López del Hierro- que existen "muy numerosos y concluyentes" indicios de criminalidad respecto al exministro de Interior. En cuanto a la exsecretaria general del PP, según aclaran fuentes fiscales a El Independiente y se recoge en el escrito, las pesquisas practicadas hasta la fecha no la implican tan claramente en los hechos que serían constitutivos de los delitos de prevaricación, malversación y descubrimiento y revelación de secretos. Aún así, la Fiscalía ha solicitado al juez que cite como investigados tanto a ella como a su marido para que puedan declarar asistidos de abogado y explicar su relación con Villarejo, que se remonta al menos a 2009, cuando los tres se reunieron en un despacho también de la sede del PP un día antes de que Bárcenas declarara en el Tribunal Supremo por primera vez tras estallar el caso Gürtel. En dicha reunión, grabada por Villarejo y que desveló Moncloa.com, Cospedal y su marido habrían preguntado al policía si estaría dispuesto a hacer "encargos puntuales" y él contestó: "No tengo ningún problema".

Según el escrito de Anticorrupción presentado al juez, el jefe de Seguridad de Cospedal mientras fue presidenta de Castilla-La Mancha, el policía Andrés Gómez Gordo, fue quien puso a Villarejo en contacto con el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, a quien conocía. Gómez Gordo, que de momento se ha acogido a su derecho a no declarar ante el juez, habría conocido a su vez a Villarejo por la mediación del marido de Cospedal.