Stay at home. Bleiben Sie zu Hause. Fique em casa. Stare a casa. Quédense en casa. Los gobiernos europeos están aconsejando a los ciudadanos que limiten sus salidas del hogar para contribuir a frenar la expansión del nuevo coronavirus. Europa se prepara encerrada para el invierno de la pandemia.

En Irlanda incluso van a reeditar el confinamiento de marzo a partir de la medianoche del miércoles, si bien los escolares seguirán acudiendo a clases presenciales. En Francia rige desde el pasado fin de semana el toque de queda y el estado de alarma. En todos los confines de Europa los gobiernos hacen equilibrios para atender a la urgencia en salud sin dañar en exceso la economía.

En Europa se han superado los cinco millones de casos y los 202.062 fallecidos a fecha del 20 de octubre, según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. Encabeza la lista España con casi un millón de positivos, seguida por Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Polonia, Rumanía y República Checa. El país con menos casos es Liechtenstein (227) con algo más de 38.000 habitantes.

El peor balance de muertos lo padece el Reino Unido con 43.726, seguido por Italia, España, Francia, Bélgica y Alemania.

En cuanto a la relación de casos por 100.00 habitantes destaca la República Checa con 905,1, seguida de Bélgica (828,6), Países Bajos (553,4), Francia (426,8), y España (343,1). Alemania registra 84,2, y entre los que tienen los mejores datos están Estonia (35,3), Noruega (378,5), Finlandia (51,7) y Dinamarca (99,7).

Razones de la segunda ola

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El primer envite del nuevo coronavirus nos pudo sorprender, si bien ya hacía tiempo que había avisos de que era posible un escenario similar. Pero fue como un tsunami o un terremoto, un extraordinario fenómeno de la naturaleza.

Pero, esta segunda ola tendría que haberse previsto. ¿Qué nos ha pasado? El director de la OMS para Europa, Hans Kluge, decía recientemente que habíamos bajado la guardia, tanto gobiernos como ciudadanos.

"Hay varios factores que explican esta segunda ola. Vivimos un confinamiento muy extremo en primavera y llegamos al verano con ganas de reuniones y de celebraciones. En España coincidió con San Juan. Hubo muchas reuniones de mucha gente muy junta. A su vez, en Europa empieza el frío y la gente pasa más tiempo en el interior. Y esto coincide con la vuelta al colegio (en los países nórdicos es a mediados de agosto)", explica Jeffrey V. Lazarus, investigador especializado en salud pública de IS Global, Instituto de Salud Global, vinculado a La Caixa.

Jeffrey V. Lazarus destaca cómo "el virus ataca el modo de vida española, donde son comunes los besos y abrazos, donde hay muchas relaciones sociales".

Añade cómo en verano perdimos un tiempo precioso. "Deberíamos habernos preparado para la batalla con el fortalecimiento de la atención primaria, donde deberían realizarse los tests a mucha más gente y asegurar los resultados en 48 horas máximo. Hay que rastrear y aislar a los afectados, pero dándoles apoyo", añade Lazarus.

Hay que confinar dos semanas y aprovechar el tiempo para testar, rastrear y ayudar a los más necesitados"

jeffrey V. lazarus

Pero una vez llegados al momento actual corresponde a los gobiernos buscar vías para proteger a la población de la amenaza del coronavirus y del riesgo de la ruina económica. Depende de cómo haya evolucionado la propagación del Covid-19, deberían aplicarse más o menos restricciones.

Según Jeffrey Lazarus, si el sistema sanitario no puede realizar los test de forma rápida y de forma masiva, y los índices por 100.000 habitantes son elevados, "hay que confinar dos semanas, y aprovechar el tiempo para testar, rastrear y ayudar a los más necesitados".

"El toque de queda es una reacción a una situación muy grave. Solo debería recurrirse si no hubiera otras alternativas. En Dinamarca, en vez de cerrar los restaurantes, redujeron el horario. Van viendo si funciona. Hay que buscar un balance entre la economía y la pandemia. Habría que ir paso a paso y comprobar si funciona o no", añade el investigador.

Irlanda, precursora

Irlanda es el primer país que va a reconfinarse, de forma menos estricta que en primavera pero en esa línea. El primer ministro irlandés, Micheál Martin, ha explicado que el confinamiento que entra en vigor a medianoche del miércoles tiene como objetivo superar el bache actual y lograr que las Navidades puedan vivirse con precaución pero con el sentido que tienen estas fiestas.

Durante seis semanas cerrarán todos los comercios no esenciales, y la mayoría tratará de trabajar en casa. Los paseos no podrán exceder de los 5 kilómetros del domicilio. Bares y restaurantes solo podrán servir comida a domicilio. Los colegios sí permanecerán abiertos, pero aprovechan que parte del tiempo coincide con vacaciones escolares.

Irlanda está a punto de superar los 50.000 casos. Han fallecido 1.852 personas por Covid-19. Hay 253,7 contagios por 100.000 habitantes. La población de Irlanda apenas roza los cinco millones de personas.

Por esta vía de confinamientos limitados en el tiempo que sirvan como para cortocircuitar la propagación del coronavirus se inclina el virólogo-en-jefe de la canciller Angela Merkel, Christian Drosten, y el experto en sanidad de los socialdemócratas Karl Lauterbach. Alemania, que está viendo cómo aumentan los casos a una media de 5.500 casos al día, está lejos de los niveles de España o Bélgica, pero la situación no está bajo control, como pretendía el gobierno federal.

Drosten aconsejaba recientemente que todo el mundo lleve un registro de sus contactos y lo haga a diario. Cada uno de nosotros tendríamos que preguntarnos al final del día con quién nos hemos visto y dónde no hemos estado cómodos. Esta medida facilitaría los rastreos en caso de contagio y contribuiría a concienciar a los ciudadanos de que ha de tener cuidado para evitar contraer la enfermedad.

Los asesores del SAGE (Grupo Científico Asesor para Emergencias) británico recomiendan estos confinamientos de dos semanas para "lograr retrasar el reloj de la pandemia 28 días o más". Es lo que recomendaron al primer ministro británico el 21 de septiembre.

Según sus estimaciones, esta medida reduce el número de muertos entre un 29% y un 49%. Incluso recomiendan que este nuevo confinamiento se haga coincidir con vacaciones escolares para evitar que los niños dejen de asistir al colegio.

Boris Johnson, sin embargo, ha retrasado la aplicación de medidas, en parte por la tensión con las autoridades locales. En el sistema de tres niveles de restricciones acaba de incorporarse Manchester. El viernes empieza el segundo confinamiento, esta vez de dos semanas, en Gales. La semana arrancó en Gales con mil casos nuevos y eso hizo que el primer ministro, Mark Drakeford, decidiera pasar a la acción.

El presidente francés, Emmanuel Macron, empezó el fin de semana con un toque de queda en París y otras ocho ciudades del país. A su vez, el gobierno decretó el estado de alarma. En la región de París los enfermos de Covid-19 ocupan las camas de hospitales.

Medidas en Bélgica

En Bélgica, con 11 millones de habitantes, la media de contagios ronda los 8.500, y el número de pacientes en hospitales por coronavirus se ha duplicado la semana pasada. El ministro belga de Sanidad, Frank Vandenbroucke, advirtió de que el país se acercaba a un tsunami.

Es cierto que ahora se hacen más pruebas diarias en Bélgica que en marzo, cuando se realizaban 4.000 al día, mientras que ahora se superan los 60.000. El nuevo comisionado para el coronavirus, Pedro Facon, ha dicho que esperan que a finales de año se hagan 100.000 al día, según informa Politico.

En Bélgica los contactos fuera del hogar se reducen a una persona y en casa se puede recibir a cuatro personas con distancia social y siempre serán las mimas en dos semanas. En los espacios públicos se limitan a cuatro los grupos.

Todos los bares, cafés y restaurantes, estarán cerrados, si bien es posible que sirvan comida para llevar. Siempre que sea posible se aconseja el teletrabajo. Las escuelas permanecerán abiertas, pero se prolongan las vacaciones de noviembre.

Las tiendas permanecen abiertas, pero se prohiben os mercadillos estacionales y los navideños. Los eventos culturales se permiten siempre que se respete la distancia social.

Los viajes dentro de Bélgica se permiten. Al exterior depende de la situación epidemiológica del país de procedencia. En caso de que sea considerado un país marcado en rojo (como España) se desaconseja el viaje si bien no se prohíbe. Rige un toque de queda desde medianoche a las 5 de la mañana, con excepción de los servicios esenciales.

Dudas sobre las vacunas

La gran esperanza de una vuelta a la vida social anterior al coronavirus está ligada a que se consiga una vacuna y se pueda distribuir a todo el mundo a un precio asequible. Sin embargo, hay ciudadanos que no confían en la vacuna.

"El problema de las dudas generadas ante las vacunas depende principalmente de la falta de confianza en los gobiernos. La confianza es mayor en los países en los que la confianza en el gobierno es más alta", apunta Jeffrey V. Lazarus, coordinador del estudio, que ha publicado este martes la revista Nature Medicine.

Varios investigadores del Instituto de Salud Global (ISGlobal), institución apoyada por la Caixa, la City University, el Vaccine Confidence Project de la London School de Higiene y Medicina Tropical y la Universidad de Derecho de Georgetown han publicado un estudio que revela las dudas de la población mundial sobre la vacuna. La encuesta se ha realizado entre 13.400 personas en 19 países muy afectados por Covid-19.

Según este informe, en España tres de cada cuatro personas tomaría la vacuna. Lo ideal es que sea al menos el 80%. Es cierto que el estudio es de junio y hoy probablemente menos gente tomaría la vacuna por desconfianza.

¿Cuándo veremos el fin de esta pesadilla? "Si hubiera mucha suerte y hubiera una vacuna eficaz en 2021, luego habría que producirla, venderla, distribuirla... Compararía la situación con lo que pasó con las mascarillas a finales de marzo. No había en España ni en Europa. Y la mascarilla es fácil producir. Pero costó mucho tener mascarillas y gel. Va a costar mucho tener la vacuna. Es muy complicado. Para el verano próximo veo difícil que la población en general tenga acceso a la vacuna", concluye Lazarus. 

Hay que hacer más tests, y fortalecer la atención primaria con más sanitarios. Y los ciudadanos hemos de acostumbrarnos a vivir con el coronavirus tomando precauciones. Es mejor no poner fecha a la salida de esta crisis. Hemos de dar pasos poco a poco y pensar en qué hacer en cada momento.