Jaime González Castaño es uno de esos políticos tan insultantemente jóvenes pero a la vez ya tan brillantes, que provoca vértigo el mero hecho de sentarse a conversar con él y pasar revista a su trayectoria. Diplomático de carrera, abogado, diplomado en Relaciones Internacionales por la Universidad Pontificia de Comillas, su preparación y su conocimiento de la maquinaria de la Administración es, sencillamente, abrumadora.

Director General de Deportes desde diciembre de 2016, anota en su ya extenso currículum una experiencia que para mí es especialmente atractiva: la de haber sido durante casi cinco años, entre 2012 y 2016, ayudante personal del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La experiencia que acumuló durante ese período fue apabullante y se destila en cada una de sus respuestas, de sus análisis sobre la situación de España y de la actual salud política de nuestro país.

En estos días, está completamente volcado con esos Juegos Olímpicos de Invierno que acaban de arrancar en Pyeongchang. De ellos nos habla con pasión. Del buen nivel de nuestro deporte y de la extraordinaria calidad de nuestros representantes. Y de cómo, los valores de este mundo tan bello, la superación, la tenacidad, el esfuerzo, pueden aplicarse a otros ámbitos de la vida, como la política… sin ir más lejos. Departo con gusto con Jaime González y, mientras hablo con él, desde mi experiencia como formador y entrenador de líderes desde hace más de 25 años, pienso que le espera un brillante futuro. Y cuando me asaltan estos pensamientos no me suelo equivocar…

Pregunta. Defíname, en pocas palabras, su estilo de liderazgo.

Respuesta. No sé si tengo un estilo determinado, pero, desde los distintos puestos que me ha tocado desempeñar, he procurado siempre partir del mimo perfil; había una frase que se atribuía a Ronald Reagan y que decía: 'Me gusta rodearme siempre de gente que es mejor que yo y escuchar'. Yo he procurado hacer lo mismo. Cualquier líder en la empresa, en el sector público y en el deporte debe tener esta cualidad, la de escuchar. Luego tú ya decides, claro.

P. ¿Y cómo llegó usted a la política? ¿Qué vocación tenía de niño?

R. Yo no tenía una vocación muy definida. A los dieciocho años llegué a la Universidad y me puse a estudiar Derecho porque era lo tradicional en mi casa, lo que se esperaba de mí. No sabía muy bien por qué, pero sí recuerdo el argumento tradicional: 'No te cierres puertas', y como no quería ser médico u otra cosa, pues fui por ese camino.

A Rajoy nunca le ves ni muy contento ni muy triste. No es de aspavientos"

P. ¿Cómo acaba usted, nada menos, trabajando al lado de Mariano Rajoy? ¿Cómo consigue alcanzar, que esto no creo que lo soñara, este reto de llegar al lado del presidente del Gobierno?

R. Pues como suelen ocurrir las cosas en la vida. Casi por casualidad. Yo nunca he hecho planes porque creo que esto se acaba convirtiendo en una fuente de frustración. Haces unos planes, trazas unas expectativas y si no se cumplen puedes llegar a experimentar desasosiego. Y lo digo, siendo consciente de que a mí, en mi vida, me ha ido razonablemente bien. Para explicar cómo acabé trabajando junto al presidente del Gobierno tendría que remontarme a cuarto de carrera. Ahí, yo veía que casi todos mis compañeros de clase sabían lo que querían hacer. Era la época de la gran banca, muchos querían tirar por ahí pero yo... no lo tenía muy claro. Sí que tenía claro, eso sí, lo que no quería hacer. Y me planteé ser diplomático. En España se tiene la imagen de que esas oposiciones son muy familiares, pasan de padres a hijos... es mi caso no es así. Ni en general. Uno es diplomático con tal de que apruebe un examen. Y acabé destinado en el Palacio de Santa Cruz, en lo que de manera informal se denomina 'protocolo'. Un día, recibo una llamada y se me dice que es 'Presidencia'. Yo no sabía bien porque allí llamábamos presidencia a todo. Si había que organizar un acto pues hablábamos con Presidencia de una empresa, o de una comunidad autónoma... todo el mundo es Presidencia (risas)... pero cuando respondo, me informan que es Presidencia del Gobierno. Me dicen que, por mi perfil, habían pensado en mí para trabajar como ayudante... ¡del presidente del Gobierno! En aquel momento me quedo un poco perdido. No sabía muy bien en qué consistía todo aquello y me coge de improviso. Pero a la semana siguiente yo estaba haciendo lo que descubrí que era una entrevista de trabajo en Moncloa y, poco tiempo después, ya estaba incorporado. Como se ve, de la manera más insospechada e imprevisible. Llegué en marzo de 2012 y me fui en diciembre de 2016.

P. ¿Cómo es el día a día al lado del presidente del Gobierno, después de estos años?

R. Si tuviera que utilizar una palabra diría que muy intenso. Han sido cuatro años de mucha actividad, muy distintos. 2012 fue muy difícil y el año 2013 también fue complicado. Teníamos la sensación en aquel momento de que la situación era, prácticamente, de emergencia nacional. Fue muy duro. La percepción de la gravedad de la situación era permanente. Llegabas a trabajar y recuerdo que todo el mundo miraba permanentemente, a través de las aplicaciones de los teléfonos, la prima de riesgo. Ahora parece que aquello se ve con distancia, pero en aquellos días era una cuestión que dominaba la actualidad diaria. Levantarse muy temprano, acostarse muy tarde. El presidente además acostumbra a madrugar mucho y enseguida ya, con los periódicos leídos, comienza trabajar. Y yo tenía que entrar muy temprano. Fue una situación muy complicada. Ya a partir de 2013 y 2014 la economía comenzó a mejorar ostensiblemente y así hasta hoy. Si en 2013 nos dicen que, comenzando 2018, el paro iba a estar en torno a un 16% no lo hubiéramos creído, después de haber llegado a verlo en un 26 por ciento. Hay que poner por lo tanto siempre en contexto dónde estamos y recordar que la situación era dificilísima.

En 2012 y 2013 teníamos la sensación de que la situación era de emergencia nacional"

P. ¿Cómo definiría el liderazgo del presidente del Gobierno?

R. Lo definiría como un liderazgo sobrio, tranquilo, constante. No descubro nada si digo que el presidente es una persona refractaria a los aspavientos y a las grandes manifestaciones públicas. Si uno se fija, es persona a la que nunca se ve ni especialmente contento ni especialmente triste. Eso hace que su liderazgo sea de mucha estabilidad y de mucho equilibrio. No sobrereacciona y analiza muy detenidamente las distintas cuestiones hasta que tiene que tomar una decisión.

P. ¿Y qué le hizo encajar tan bien con él? ¿Cuáles de sus cualidades te han llevado a poder estar a su lado más de cuatro años?

R. Es una persona muy fácil para trabajar con él. Jamás le vi, y ello a pesar de aquella situación tan complicada que he descrito, perder los nervios. Esto que es tan frecuente con gentes que a menudo 'echan broncas' en público y esas cosas... yo esto jamás lo vi en Mariano Rajoy. Siempre mantiene el control. Y eso es lo que me parecía más llamativo y más, en tanto en cuanto, es muy consciente de su enorme responsabilidad, cual es la de llevar a cuestas todo un país a sus espaldas, que depende directamente de las decisiones que tome, sea 'A' o 'B'. Recuérdese, por volver a aquella época, que había gente que decía que había que pedir el rescate, otros que no había que hacerlo... Rajoy mantuvo su posición hasta el final y los hechos han acabado por darle la razón. Mantener esa fortaleza de ánimo para defender esa posición es extraordinario.

P. Avancemos Jaime y entremos ahora en el cambio radical que supone abandonar todo esto para asumir nuevas responsabilidades, en su caso a día de hoy, en el mundo del deporte. Otro reto tremendo... ¿lo buscó? ¿le llegó?

R: Me llegó. Tenía claro, tras las terceras elecciones, digámoslo así, que yo ya tenía que abandonar Presidencia del Gobierno. Estaba encantado, pero consideré que ya había cumplido un ciclo y que tenía que avanzar y hacer otras cosas. Así se lo hice llegar al presidente del Gobierno y hombre, era consciente de que para la persona para la que trabajas, es un problema. Es como si le estuvieras 'abandonando'. Pero él tuvo la generosidad de no ponerme ningún problema y animarme. A partir de ahí, recibí una llamada del ministro Íñigo Méndez de Vigo ofreciéndome un puesto que había quedado vacante, lo consideré y me puse manos a la obra.

‘Si en 2012 nos dicen que llegaríamos a bajar el paro a un 16 por ciento, no lo hubiéramos creído’

P. ¿Cómo está el deporte español, Jaime?

R. Pues muy bien, Euprepio. Para que la gente se sitúe, daré algunos datos. En España hay 66 federaciones deportivas vinculadas al Consejo Superior de Deportes, que son muchas. No solo las más conocidas como el fútbol o el baloncesto o el tenis, sino otras mucho menos conocidas. De todas nos tenemos que ocupar y a todas les tenemos que dar el mismo cariño. Desde el año 2008 hasta ahora, el presupuesto que nosotros asignamos en forma de subvención se ha reducido en un cuarenta por ciento. Como en tantas partidas de tantos otros Ministerios, el deporte no ha podido permanecer al margen de los recortes que se aplicaron a otros sectores. Esto ha propiciado que las propias federaciones hayan tenido que hacer un esfuerzo muy importante. Lo cual ha propiciado que hayan surgido oportunidades nuevas. Búsqueda de corrientes alternativas de financiación, centradas en el sector privado, vía patrocinios, donaciones y demás. Y eso está funcionando bien. Tenemos programas a través del Consejo Superior de Deportes para potenciar el deporte de base, para potenciar el deporte femenino... y las empresas de acogen a esos programas para hacer donaciones porque luego tienen desgravaciones fiscales que son atractivas. El deporte español ya de por sí es muy atractivo, pero si una empresa quiere vincularse con tal o cual deportista necesita obtener algo a cambio: en términos de imagen, rédito para su marca... algo bueno y las federaciones están haciendo, insisto, un gran esfuerzo.

P. Todo esto ha 'empoderado' a las Federaciones claro... y eso ha sido positivo.

R. Claro porque lo que al principio era una situación de necesidad, complicada para las federaciones, se ha acabado convirtiendo en algo beneficioso para ellas. Han tenido que adquirir este know how para que las empresas hayan decidido vincularse con ellas. Y repito, para las empresas también. win win.

P. Se acaban, por cierto, de inaugurar los Juegos Olímpicos de Invierno. ¿Qué esperamos ahí? Se lo digo porque España, que es una potencia mundial en el mundo del deporte, quizás en este apartado está tradicionalmente algo más floja.

R. Volvamos a los datos. Vamos dónde estábamos y dónde estamos... y adónde queremos llegar. España es una superpotencia deportiva ya desde hace años. Es indiscutible. Pero no ha sido así siempre. Y no surge de la nada. Hubo una gran eclosión con motivo de los JJOO de Barcelona en 1992. Antes de este hito, en toda la historia del olimpismo, España había tenido solo... ¡26 medallas! En 96 años, 26 medallas. Solo en Barcelona, obtuvimos 22 medallas. Fue el momento del gran salto. En adelante, con Atlanta, Sidney, Atenas... hasta Río de Janeiro, nos hemos mantenido en el medallero siempre entre los puestos que van desde el 13 al 17, más o menos, correspondiendo por cierto con el peso de nuestra economía en el mundo.

Hecha esta exégesis, vamos a centrarnos ahora en nuestra historia en los Juegos de Invierno. Solo dos medallas en toda nuestra historia. Por cierto, en la misma familia, Paco y Blanca, muy grandes... pero hay que pensar en dónde queremos llegar a estar. Y lo que no hay que hacer es dar ‘volantazos' de golpe tratando de solucionar problemas de una manera inmediata sino de trazar una estrategia que permita definir nuestros objetivos. Y en eso estamos, tanto desde la Federación de Deportes de Invierno, que abarca el esquí y alguna otra disciplina como desde la Federación de Deportes de Hielo, que se encarga del hockey sobre hielo y del patinaje artístico. A esta cita hemos acudido con 12 representantes. Parecen pocos, pero es que hay algunos con opciones reales de obtener medalla. Javier Fernández, que hace poco se proclamaba por sexta vez consecutiva, en lo que supone un éxito extraordinario, campeón de Europa de patinaje artístico hasta algunos otros. Debeos ser razonablemente optimistas. Tenemos en snowboard a Lucas Eguíbar, que también obtuvo dos medallas en el Campeonato del Mundo que se celebró en 2017 Sierra Nevada. Además, está Queralt Castellet, una deportista también con grandes posibilidades. En skeleton, Ander Mirambell lo tiene algo más complicado para obtener medalla, pero también le tenemos mucha fe y quien sabe, quizá   Regino Hernandez. En fin, un gran plantel.

El deporte tiene grandes valores: sacrificio, tenacidad, tolerancia al fracaso… la política también"

P. Esta usted inmerso, Jaime, en un mundo cuyos valores son extraordinariamente positivos. A diferencia de la política, en la que parece que, tras escándalos, por un lado, falta de diálogo por otro... mezclo estos dos mundos con el fin de preguntarle lo siguiente: ¿qué deberían aprender los políticos de los deportistas?

R. Empezaré negando la mayor. El deporte es una fábrica de valores, tenacidad, esfuerzo, afán de superación, qué duda cabe. Es cierto. Como lo es también de que existe una cierta percepción de que, en la política, no siempre se va en la misma línea. Y yo no estoy de acuerdo en que la política sea una actividad carente de valores. Un político no es una persona entitativamente diferente de un abogado, de un fontanero o de un periodista. E igual que hay médicos u otros profesionales, buenos, malos o regulares, pues con los políticos ocurre igual. Desde el punto de vista de la atracción mediática, se ha puesto el acento en comportamientos que han sido absolutamente reprochables y a veces constitutivos de delito. Pero no creo que se deba generalizar. Yo he conocido a políticos, la gran mayoría, absolutamente irreprochables, he sido -y sigo siendo-  un insider en estas cuestiones y he encontrado a gente muy buena y muy trabajadora. Gente abnegada que ha renunciado a muchas cosas por prestar un servicio público. Y luego te saldrá mejor o peor, habrá gente que esté de acuerdo contigo y otra que no, pero no creo que la política sea una actividad carente de valores. Todo lo contrario.

En cuanto a los valores del deporte que se podrían aplicar, yo le diría que no solo en el ámbito político sino en todos, me llama mucho la atención la capacidad que tienen los deportistas de tolerancia a la frustración. Esto es algo que, a los que nos dedicamos a otras cosas o tenemos un 'background' diferente, nos suele causar a veces problemas. Un deportista que, por ejemplo tiene aspiraciones de conseguir una medalla en un campeonato y el día de la competición, por lo que sea, las cosas no salen bien del todo y acaba sexto o séptimo, en vez de lamentarse, normalmente a los cinco minutos ya está pensando en el siguiente campeonato y preguntándose ‘¿cuándo voy a tener la siguiente oportunidad?’

P. Coincido con usted, Jaime. Desde mi punto de vista de experto en liderazgo, esa resiliencia y capacidad de superación que demuestran grandes campeones como por ejemplo Rafael Nadal, superando obstáculos y lesiones es, sencillamente, increíble.

R. Y volviendo a ser el número uno. Fíjese que ha vuelto a ganar campeonatos del Gran Slam, cuando pocos daban ya un duro por él... sí, son valores admirables.

España es, sin duda, el país en el que mejor se vive del mundo"

P. Y, ¿qué opina del dopaje? Un fenómeno, lamentablemente, muy negativo, ligado al dopaje o a la alta competición. Es tremendo, por ejemplo, el caso de Rusia, que tiene a 113 atletas que no irán a los Juegos por esta razón. ¿Falla el COI? ¿Por qué hay tantos casos de dopaje en la alta competición?

R. No creo que sea una cuestión del COI, que no hace nada malo. Al contrario. Estamos hablando de una lacra que desvirtúa completamente el mensaje olímpico. Precisamente a Lidia Valentín le ha sido finalmente concedida -aunque no sea exacto decirlo así, porque la ganó con todas las de la ley, la medalla que ganó en Pekín en 2008- porque la otra competidora había hecho trampas. Y se le privó del privilegio de subir al pódium. Es muy llamativo. Creo que muchos de los deportistas toman el camino fácil. Como hay personas en la vida, que toman el camino fácil, el atajo, en vez de hacer lo correcto... y hacen trampas. En un mundo en el que la diferencia entre quedar primero o quinto son centésimas de segundo, pues a veces ocurre esto. Y la responsabilidad de las autoridades es hacer frente a esto porque desvirtúa totalmente el deporte.

P. ¿Cómo os afecta a los que sois los ejecutivos de la política, los que estáis al frente de las Direcciones Generales, esa parte de la política que está en el Congreso, las diferencias entre unos partidos y otros, por ejemplo, ahora que existen incertidumbres sobre la firma de los Presupuestos Generales del Estado, ¿cómo vivís esto, desde puestos tan ejecutivos y con un 'día a día' tan intenso?

R. En la medida en la que tu agenda es tan intensa y tiene tantas vertientes a la vez, las cuestiones más transcendentes, más a largo plazo, y luego los pequeños 'incendios' del día a día que tienes que solucionar más a 'salto de mata', el trabajo es tan absorbente que es difícil pensar en la foto más amplia de la política. Bastante tienes con lo tuyo como para pensar en cuestiones como las encuestas, en lo que ocurre en el Congreso, etcétera. Has hablado de los Presupuestos, y es una cuestión nuclear. Todo un reto. Tú tienes una serie de criterios y elaboras unos presupuestos pero ahora no tenemos los de 2018… estamos trabajando con una prórroga de los de 2017 porque no se han aprobado los de este año aún y eso es otro reto. Ahora estamos teniendo reuniones con los distintos representantes de otros partidos, Y en el ámbito deportivo esto es más fácil. El Secretario de Estado, José Ramón Leté, es partidario de mantener diálogos muy fluidos no solo con el partido en el Gobierno sino con otras formaciones. A través de la subcomisión del Congreso, pero también incluso vía telefónica. Es un ámbito en el que es más fácil que en otros, la gente no hace trinchera en general y quiere contribuir.

He conocido grandes políticos que lo han sacrificado todo por el servicio público"

P. Si fueras un entrenador y tuvieras que elegir el equipo español para estos Juegos Olímpicos de Invierno, pero… con políticos ¿en qué deporte colocarías a Mariano Rajoy?

R. Rajoy es un corredor de fondo. En su caso es fácil.

P. ¿A Pedro Sánchez?

R. Esta es fácil, en baloncesto… de hecho el jugó en el Estudiantes, como yo… (risas)

P. ¿A Pablo Iglesias?

R. En algún deporte de contacto, sin duda. Boxeo o Tae-Kwondo… quizás en esto último.

P. ¿A Albert Rivera?

R. Ha jugado al Waterpolo, pero le veo en algún deporte náutico. Le veo en vela. Creo que sería un buen patrón.

P. Para terminar, Jaime ¿cómo ve este país nuestro tan querido?

R. España es un país maravilloso. Tenemos una suerte tremenda de vivir aquí. Y nunca jamás he podido concebir un país en el que se viva tan bien. Tenemos nuestros problemas, claro. Pero si analizamos nuestra historia, siempre nos hemos sabido sobreponer. Ahora tenemos un reto en Cataluña al que también responderemos. Somos el segundo país del mundo en recepción de turistas. Tendremos que hacer un esfuerzo de pedagogía para que la gente sea más consciente del país tan estupendo en el que vivimos, pero me parece que España va hacia arriba y que lo mejor está todavía por llegar.