Sociedad

Blanca Fernández Ochoa, 12 días de calvario: así fue la investigación

La búsqueda de la medallista olímpica, que se extendió por las montañas de la sierra madrileña en el operativo más grande jamás recordado en la región, puso de manifiesto la rivalidad entre la Policía Nacional y la Guardia Civil

Miembros del equipo de rescate de Blanca Fernández Ochoa.
Miembros del equipo de rescate de Blanca Fernández Ochoa. | EP

Llevaban unos días sin saber de ella. Blanca Fernández Ochoa, ex esquiadora y primera mujer española en hacerse con una medalla olímpica en unos Juegos de Invierno, comentó a su familia que se marchaba cuatro días al norte a caminar. Era algo que solía hacer, aunque esta vez se dejó su teléfono móvil. La familia empezó a sospechar y denunció la desaparición ante el puesto de la Guardia Civil en Las Rozas, que siguiendo el protocolo trasladó las pesquisas a la Policía Nacional. Comenzó así el operativo de búsqueda más grande que se recuerda en la Comunidad de Madrid, con un despliegue de cientos de agentes por la sierra madrileña para dar con Blanca, con ruedas de prensa conjuntas, largas jornadas sin ninguna pista y una rivalidad manifiesta entre los dos cuerpos. 12 días de calvario para los Fernández Ochoa, que, tras el final de un enorme despliegue, despidieron el sábado a su campeona.

Blanca Fernández Ochoa, de 56 años, no pasaba por un buen momento personal. Criada en Cercedilla, un pueblo de la sierra de Guadarrama donde su familia es conocida y recordada por sus logros deportivos, la deportista ganó entre los años 80 y 90 pruebas de la Copa del Mundo y el bronce olímpico en los Juegos de Invierno que se celebraron en Albertville (Francia) en 1992. Blanca se casó y divorció dos veces. Fruto de su último matrimonio, con David Fresneda, son sus hijos David y Olivia, con los que ya no vivía. La deportista, según fuentes de la investigación, padecía una fuerte depresión y estaba viviendo en la casa de Aravaca (en el término municipal de Madrid) de su hermana Lola y su cuñado Adrián Federighi, al verse obligada a vender la suya. Una versión que contrasta con la de su hermana, que explicó que la medallista “estaba fenomenal” y “loca con sus hijos”. “Operó a su perrita el día antes de desaparecer de unos tumores porque quería ir de viaje, por eso nos extraña mucho”, explicó Lola.

No dimos la alarma tan pronto porque nos parecía un poco precipitado llamar a la policía a los dos días”

El 23 de agosto sería el último día que la familia supo de la deportista. Según explicó el cuñado, en torno a las 19:00 horas del día 24 preguntó a su mujer por Blanca para ver el partido que el Real Madrid jugaba a esa hora contra el Real Valladolid. Lola buscó a Blanca por la casa de Aravaca, pero no estaba. Más tarde, al finalizar el partido de fútbol, contactaron con su hermano Juanma y con su hija. Al parecer, según les contó Olivia, que estaba pasando unos días en Murcia, Blanca había manifestado que se marchaba cuatro días a hacer senderismo al norte: “Nos fuimos a dormir tan tranquilos”, expresó Federighi. La deportista no se llevó el móvil, pero fue grabada por las cámaras de seguridad de un centro comercial de Pozuelo de Alarcón, donde compró queso. “No dimos la alarma tan pronto porque nos parecía un poco precipitado llamar a la policía a los dos días”, explicó Lola. Al cuarto día sin tener noticias de ella, la familia se mosqueó y el jueves 29 su hija denunció la desaparición en el puesto del Instituto Armado en Las Rozas. Cuando presentaron la denuncia la familia explicó que Blanca tenía problemas psiquiátricos.

En los casos de desaparición, el ‘Protocolo de Actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ante casos de Personas Desaparecidas’ establece,en su página 43, que el cuerpo policial receptor de la denuncia deberá trasladarla a la autoridad policial que tenga las competencias territoriales del lugar donde se ha producido la desaparición. Se trata de un sistema telemático que adjudica la investigación al cuerpo correspondiente. Al ser la casa de Aravaca el último domicilio de la ex esquiadora, la Guardia Civil trasladó la denuncia a la Policía Nacional. Este Cuerpo difundió un tuit el pasado sábado, 31 de agosto, pidiendo colaboración ciudadana para encontrar a la campeona, ofreciendo para ello la descripción y matrícula del coche en el que viajaba, un Mercedes Clase A de color negro. Al día siguiente, el coche se localizó en el aparcamiento de Majavilán o Las Dehesas, en el Valle de la Fuenfría y a pocos minutos en coche del pueblo de Cercedilla, cuna de los Fernández Ochoa. El coche estaba con los pestillos cerrados y en su interior encontraron documentación de Blanca y 15 euros, según explicó su cuñado.

El hallazgo del coche y el hecho de que Blanca Fernández Ochoa es una persona conocida son dos elementos que no contempla el protocolo. Fuentes de la Guardia Civil consideran que la Policía Nacional tendría que haber devuelto el caso a raíz del hallazgo del coche en Cercedilla, según informa el periodista Antonio Salvador. Era el último dato sobre la desaparición y su ubicación pertenecía a la demarcación del Instituto Armado. “Cuando ven la dimensión mediática del caso ya no lo sueltan y empieza la trifulca”, señala a este diario un alto mando de la Guardia Civil.

Una desaparición voluntaria

El hallazgo del vehículo pone al Valle de la Fuenfría, un área de bosques, montañas y tradición senderista, en el foco de la búsqueda. Ese domingo, según informa Efe, comenzaron las batidas espontáneas por la zona de vecinos, familiares y conocidos. Más tarde se sumó un amplio dispositivo policial. El propio Ayuntamiento de Cercedilla hizo un llamamiento esa noche a toda persona interesada en buscar a Blanca. El puesto de mando se instaló en un aparcamiento de Las Dehesas, entre grandes árboles y frente al Hotel Restaurante Casa Cirilo, un edificio de piedra que serviría a los agentes, periodistas y voluntarios como lugar de descanso durante esos días.

Desde el primer momento se trabaja con una hipótesis: Blanca desapareció voluntariamente. Una tesis respaldada por el hecho de que dijera a su familia que se iba a caminar. El lunes se decide que la coordinación del dispositivo se dividiría entre la Comandancia de Madrid del Instituto Armado y la Jefatura Superior de la Policía Nacional. La Guardia Civil acepta el reparto. Las mismas fuentes de la investigación explican a este periódico que la Policía Nacional no está acostumbrada a hacer búsquedas por zonas abruptas. Tenían que abarcar un terreno de 3.500 hectáreas. ¿Las cifras del enorme despliegue? 150 guardias civiles, 100 nacionales, efectivos de la Comunidad de Madrid -40 agentes forestales y 52 bomberos-, más de un centenar de voluntarios, así como medios aéreos -drones y helicópteros- o lanchas y motos de agua.

El dispositivo establecía cada mañana las 12 rutas que abarcarían a lo largo del día y trabajaba en dos turnos: uno de 9 a 14 horas y otro de 15 a 19:30 horas. “La orografía del terreno es muy complicada. Tenemos unas partes que son muy abruptas en la parte de la zona de Siete Picos, que en la parte más baja hay incluso cuevas que también hay que mirar, y luego tenemos (…) un monte muy denso, que no tiene una visualización desde el aire y que hay que ir mirando a pie, como se ha hecho toda la vida”, describió Mercedes Martín, portavoz de la Guardia Civil. El lunes acabó sin novedades y con unos Fernández Ochoa “un poquito más desanimados” y con la teoría de que Blanca habría sufrido un accidente en la zona.

El lunes acabó sin novedades y con unos Fernández Ochoa “un poquito más desanimados”

El martes la búsqueda se centró, sobretodo, en los Siete Picos. Tenía una explicación: Blanca había visitado estas montañas con su hijo 15 días antes de desaparecer y también otras muchas veces con sus hermanos. Estas montañas graníticas, al noreste del Valle, superan los 2.000 metros, son de difícil acceso y entrañan ciertos riesgos. Para revisarlas se utilizaron drones y especialistas en alta montaña, pero no se encontró ni un vestigio de Blanca: “Yo me tiraba el rollo de que conocía Cercedilla… nada que ver, es que es enorme (…) eso es lo que nos desanima. ¿Por dónde empezamos? ¿Por dónde seguimos?”, se preguntaba Lola al terminar ese día sin noticias de su hermana: “Me han dicho que ellos [los efectivos de búsqueda] no tiran la toalla, así que si ellos no la tiran, yo tampoco, y mis hermanos tampoco”.

La Peñota, la montaña de Blanca

Las primeras horas del miércoles fueron parecidas a las de las jornadas anteriores: un número similar de agentes en busca de Blanca y aun sin pistas sobre su paradero. Aquella mañana se cambió la manera de informar a los periodistas y se decidió hacer una rueda de prensa conjunta de Policía Nacional, Guardia Civil y Bomberos, cuyos representantes hablaron tras un montón de micrófonos y grabadoras apoyadas en dos mesas prestadas del Casa Cirilo que colocaron en medio del campo. Poco después de concluir la comparecencia, donde los agentes no arrojaron datos relevantes, algunos vehículos abandonaron repentinamente el puesto de mando y los medios de comunicación, expectantes, esperaban a la altura de la carpa que tenían los Fernández Ochoa junto al puesto de mando. El cadáver de una mujer había sido hallado en Collado del Rey, en un área no demasiado alejada de los senderos, aunque de difícil acceso, de la zona del pico de La Peñota.

El cadáver estaba muy deteriorado, lo que dificultó su identificación rápida a través de las huellas dactilares

Fue Francisco Borreguero, un sargento del Servicio Cinológico de la Guardia Civil que estaba en su día libre, quién encontró el cuerpo a las 12:15 mientras paseaba con su perra Xena. Borreguero comunicó la noticia al puesto de mando 15 minutos después. La zona donde se encontró el cuerpo no estaba alejada de los senderos ni había posibilidad de caídas. Era de difícil acceso, con matorrales, y no se podía ver a simple vista. Cuando llegaron al lugar, la Policía Nacional y la Guardia Civil no dudaron de que el cuerpo sin vida correspondía al de la medallista. El cadáver estaba muy deteriorado, lo que dificultó su identificación rápida a través de las huellas dactilares, y no presentaba golpes en la cabeza. Junto al cuerpo, además, había una mochila con algunos de los alimentos que compró Blanca antes de desaparecer y una “gran cantidad de medicamentos”.

Las hipótesis sobre la causa más probable de su muerte, como adelantó este periódico, apuntaban al suicidio de la deportista. El hecho de que se marchara sin el móvil, el abandono del coche y la elección de La Peñota, una montaña a la que probablemente había ido más veces y con la que sentía una vinculación afectiva –al inspeccionar su móvil no se encontraron fotos de esta montaña pero sí de otras de la sierra madrileña-, refuerzan esta teoría. Según las fuentes de la investigación, no hay duda de que Blanca decidió ir a La Peñota para quitarse la vida. Después de conocer la noticia, Adrián Federighi, explicó, aun con esperanzas de otro “desenlace” a la espera de la confirmación oficial de la identidad del cadáver, que Blanca había muerto en “la montaña que ella amaba”.

Cabe recordar que un vecino alertó a las autoridades de que se había encontrado con Blanca y que ella le había dicho que se dirigía a La Peñota. Al parecer, el vecino comunicó esta información a la Policía Local el mismo día que se localizó el Mercedes, según informa Efe. También llamó a la Guardia Civil del pueblo, aunque no tuvo contestación telefónica, y finalmente, al puesto de mando del operativo, según precisan las mismas fuentes. La información que facilitó este vecino llevó a planear una batida por la tarde por esa zona, pero no guarda relación con el hallazgo del cuerpo por parte del sargento Borreguero.

Críticas al despliegue

Con el operativo de búsqueda de Blanca Fernández Ochoa se ha puesto de manifiesto nuevamente la rivalidad larvada existente entre la Policía Nacional y la Guardia Civil. ¿Era necesario que los dos Cuerpos hicieran semejante despliegue de efectivos? ¿O no hubiera sido más operativo que las labores de localización del cuerpo las hubiera dirigido exclusivamente el Instituto Armado, en cuya demarcación se ubicaba el escenario en el que se buscaba a la medallista olímpica? “Ha rozado la frivolidad”, reconoce sin rodeos un agente del Cuerpo Nacional.

Es escandaloso que se decidiera enviar a 400 efectivos cuando los investigadores estaban convencidos desde el principio que se trataba de un suicidio", señalan fuentes policiales

Ese interés por no quedar fuera de los focos explica que representantes de ambos Cuerpos llegaran a comparecer ante los periodistas en el puesto de mando habilitado para ofrecer novedades sobre el operativo de búsqueda. ¿No hubiera sido más operativa una voz unificada? Ese detalle es suficientemente revelador. Fuentes policiales cuestionan también la colosal dimensión del despliegue. “Es escandaloso que se decidiera enviar a 400 efectivos cuando los investigadores estaban convencidos desde el principio que se trataba de un suicidio por la información que manajeban. Eso no puede ser cuando hay tantos desaparecidos a los que nadie está buscando”, señalan, al tiempo que califican de “humillante” que se hubiera movilizado a agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) para transportar el féretro.

El cuerpo, finalmente, fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de Madrid, donde se le practicó la autopsia, cuyos resultados no han sido difundidos. “Me da exactamente igual cómo haya fallecido, lo duro es que ha fallecido”, lamentó Lola. “No os imagináis cómo estamos los hermanos y sus hijos, en shock, estamos todos destrozados”, expresó. La intención de la familia, como manifestó Lola en unas palabras recogidas por Europa Press, es esparcir las cenizas de la campeona por los Siete Picos: "Blanca parece que en alguna ocasión le dijo a sus hijos que quería que esparcieran sus restos en Siete Picos. Lo queremos hacer en familia, con una bonita excursión entre risas, que era lo que a Blanca le gustaba".

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