Solo en los últimos 8 años han muerto en España 13 personas por ingesta de setas venenosas. Con motivo del inicio de la temporada micológica, el botánico Ricardo Galán, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), advierte que sólo en los bosques del centro peninsular hay una treintena de setas comunes tóxicas, y aconseja extremar la atención a la hora de identificar cada ejemplar. Según Galán, además de los fallecidos un número parecido se ha librado por haberse sometido a trasplante hepático.

Galán señala que solo la correcta identificación a nivel específico de una seta y el tener contrastado en la bibliografía que es comestible evitará un envenenamiento. Existe un código de buenas conductas a la hora de recoger setas que puede ayudar a evitar sustos y que tiene dos premisas fundamentales: la primera es dejar el terreno como estaba antes de nuestro paso y la segunda es asegurarse de extraer las setas completas.

"Esta segunda práctica tiene mucho que ver con la identificación de la seta, ya que hay algunas en cuya base del pie presentan características morfológicas muy llamativas (caso de la llamada 'volva' de las amanitas), cuya observación puede ser decisiva para no confundir una seta tóxica con otra comestible", dice el botánico.

Galán añade que "incluso se dan casos de personas que con solo tocar o incluso oler determinadas especies, pueden sufrir un aparatoso cuadro de dermatitis alérgica o de intolerancia". "Además, tampoco se deben recoger e ingerir hongos comestibles (particularmente champiñones) que crezcan en lugares de riesgo: bordes de carreteras, áreas industriales, jardines públicos, cultivos", dice el especialista. Y también recomienda "comerlas regularmente en pocas cantidades", antes que "darse atracones de tarde en tarde, para evitar las alergias". Ante la duda es fundamental evitar la ingestión, ya que las consecuencias del error pueden provocarnos algo más que una gastroenteritis más o menos aparatosa.

"En España cerca de la mitad las intoxicaciones que se producen por ingesta de setas generan un cuadro de gastroenteritis severo, que raras veces requiere hospitalización. Pero no es menos cierto que otro porcentaje, en torno al 30%, contienen venenos hepatotóxicos que destruyen irremediablemente el hígado y requieren inmediata hospitalización y, todavía así, a menudo conducen a la muerte en pocos días o, en el mejor de los casos, requieren un implante o un trasplante hepático", advierte Galán.

Otra regla para protegerse es huir de quienes se dicen a sí mismos 'expertos en setas', porque, según el profesor de la UAH, algún día pueden darnos un susto. Las setas venenosas más peligrosas, pero no las únicas, son Amanita phalloides (la 'oronja verde') y su 'variante blanca' (Amanita verna, de primavera) y algunas especies de 'parasoles' (Lepiota brunneoincarnata y similares) de pequeño porte que comparten las mismas toxinas -amatoxinas y falotoxinas, que destruyen los hepatocitos al inhibir la síntesis proteica-, que si no hay tratamiento médico de urgencia nos llevarán irremisiblemente a la muerte.