Si tuviera que buscar un símil deportivo para el protagonista con el cual tomo café hoy, sería sin duda el del corredor de fondo. Me viene ‘al pelo’, porque José Manuel Franco ha protagonizado uno de los saltos más curiosos que yo recuerdo en política en muchos años: de histórico militante del PSOE desde hace más de cuarenta años, diputado y responsable autonómico del PSM, a Delegado del Gobierno y desde hace pocos meses responsable del deporte en España, como presidente del Consejo Superior de Deportes. En mi calidad de experto en comunicación política y entrenador de líderes, debo decir que, aunque parezca sorprendente para el ciudadano medio, para mí no lo es en absoluto. Fuera cual fuere su responsabilidad pública, Franco atesora lo más importante: unas enormes dosis de sentido común, mesura, capacidad de escucha y diálogo, voluntad de consenso, cintura política y una indisimulable habilidad para reconocer enseguida las fortalezas y debilidades de su interlocutor. En suma: una inteligencia emocional poco habitual entre nuestros servidores públicos. Si a ello unimos una reconocida capacidad de gestión, tenemos una perfecta combinación, a la manera de la mejor probeta del mejor laboratorio, para que nuestro protagonista salga airoso de cualquier misión política que le sea encomendada.

Tuvo la gallardía de asumir en primera persona el fracaso socialista en Madrid del pasado 4 de mayo y dimitió de su responsabilidad al frente del PSM. Con la misma honradez y valentía, afronta ahora la delicadísima papeleta de ‘poner orden’ en el complejo paisaje del deporte español, entre las eternas luchas de ‘egos’ de los responsables de la RFEF y de la LFP. ¿Podrá con ello? Me voy a mojar; creo que sí. Empeño, capacidad y ganas, no le faltan.

Pregunta.- Vaya ‘salto político’ ha protagonizado usted, señor Franco, desde la Delegación del Gobierno en Madrid hasta el Consejo Superior de Deportes. ¿Cómo se encuentra en esta nueva faceta de su vida, en esta nueva responsabilidad?

Respuesta.- Fue algo completamente inesperado. Recibí una llamada del presidente del Gobierno en la que me dijo que prefería verme situado en esta responsabilidad y que era el momento de pasar de la Delegación del Gobierno a la Secretaría de Estado para el Deporte. A mí siempre me gustó el deporte y como dice, ha sido un ‘salto mortal’, pero con red porque España ha tenido y tiene muchas posibilidades, ha tenido y tiene muchos éxitos, pero todavía tiene un camino por recorrer. Es un reto apasionante. Es un sitio más agradable pero no exento de problemas. Vamos a intentar resolverlos, si es posible, con mucha paciencia e intentando aplicar las enseñanzas del pasado.

P.- Acabamos de rematar los Juegos Olímpicos de Tokio, con el resultado conocido de 36 medallas en los Paralímpicos y 17 en los Olímpicos, 3 de ellas de oro. Esto nos ha permitido ocupar la vigésimo segunda posición en el medallero. Haciendo balance de ambas competiciones, ¿están contentos los responsables del deporte español? ¿Se siente satisfecho?

R.- Sí. Estamos contentos por varios motivos. Hemos roto la tendencia a la baja que manteníamos desde los Juegos Olímpicos de Barcelona. 1992 fue un hito porque supuso un antes y un después, pero no solo en el deporte. Lo fue en otros aspectos que afectan a la vida diaria de los ciudadanos. En Barcelona se empezaron a utilizar, por primera vez, los autobuses y los coches adaptados para personas con discapacidad. Esto, que a veces no se menciona, para mí es tan importante o más que los éxitos deportivos. Debo decir, como español, que los Juegos Olímpicos de Barcelona tal vez hayan sido los mejores de la historia.

P.- Coincido, como aficionado y también como profesional que estuvo de alguna manera implicado en aquellos Juegos Olímpicos. Todo el país se volcó con ellos, cosa que no siempre ocurre, considerando de nuevo la experiencia de Tokio…

R.- Barcelona supuso una explosión incluso de orgullo como país, cosa muy importante. Allí empezamos a ver que los españoles somos capaces de organizar grandes eventos, de obtener éxitos deportivos y de cambiar muchas cosas como país; ese es el cómputo general. A partir de aquello iniciamos un descenso en el número de medallas y ahora hemos roto esa tendencia, aunque me parecería injusto valorar el éxito o el fracaso solo en función de las medallas y darle la importancia que se le está dando a las medallas de oro a la hora de hacer la clasificación. Es discutible el hecho de si debe estar más arriba un país que obtiene ocho medallas de oro y poco más que otro que obtiene cinco de oro y cincuenta de bronce, por poner un ejemplo. El sistema es el que es, en cualquier caso. Se ha roto la tendencia y las medallas son importantes, claro está, pero tanto o más lo es todo lo que hay detrás de la consecución de esas medallas. El trabajo de años, los diplomas, las finales a las que se accede… y ahí España ha mejorado notablemente respecto a otras ediciones y eso es con lo que quiero quedarme. Otro aspecto es el de la participación. España es de los países que más participantes llevaron a estos Juegos Olímpicos. En deportes de equipo, hablo de memoria, pero creo que solo nos ganaba Japón, Australia y Estados Unidos, países que en cuanto a su población y potencialidad no son comparables. Estoy contento e intento justificar mi satisfacción, aunque esto no debe llevarnos a una excesiva autocomplacencia. Hay mucho que mejorar y países de los que fijarnos, igual que otros tienen que tomar nota en muchos aspectos con respecto a nosotros. Italia y Holanda son potencias equiparables a España y han tenido unos magníficos resultados. La complacencia es un freno para el éxito futuro. En cuanto a los Paralímpicos, constituyeron un éxito rotundo. Se incrementaron las medallas de una forma importante, también los diplomas, y sobre todo, las lecciones de vida que nos dieron algunos atletas olímpicos y paralímpicos.

P.- Las estrellas marcan la tendencia en el deporte de un país, que duda cabe; Rafa Nadal, Pau Gasol y tantos otros… pero me gustaría hablar con usted de valores. ¿Sigue siendo el deporte una ‘mina’ de valores para una sociedad? ¿Cómo ve José Manuel Franco esta realidad en España?

R.- No solo de valores. Si se me permite una inclusión por un aspecto menos lúdico, el económico, el deporte supone también una generación de empleo increíble, además de un gran ahorro en gasto sanitario. Eso hay que valorarlo. En cuanto a los valores… si me tengo que quedar con algo en mi corta experiencia al frente del deporte en España me quedo con los valores que he comprobado que encierra el deporte y lo que practican los deportistas. Han superado una pandemia de manera ejemplar, han tenido que entrenar en situaciones muy complicadas, en burbujas, con una incomodidad total, sin tener ninguna referencia de lo que estaba pasando en otros países con respecto a sus disciplinas… la solidaridad entre ellos y ese afán de superación, ese espíritu competitivo pero sano a la vez, incluso en deportes como el boxeo, el judo, u otros como el waterpolo, el balonmano, en los que existe bastante contacto y a veces surge alguna chispa que otra, al finalizar el partido se abrazan todos; eso para mí es una lección espectacular. 

P.- Pasemos a un tema complicado y muy de actualidad que tiene que ver con los valores. En los últimos meses se está produciendo un rebrote importantísimo de ataques homófobos. El deporte no ha sido muy ejemplar, en algunas ocasiones, en este sentido. De hecho, hay deportes muy machistas como el fútbol; se conocen poquísimos casos de futbolistas que hayan salido del armario, aunque la expresión no me gusta nada. ¿Cómo ve esta situación? ¿Por qué cuesta tanto que atletas de élite sean ejemplo y demuestren públicamente que, además de ser estrellas, pueden vivir su sexualidad como les dé la gana?

El mundo del deporte puede y debe hacer mucho por combatir la homofobia"

José Manuel Franco

R.- El deporte tiene ahí un camino muy importante que recorrer. Del mismo modo que el deporte es una escuela de comportamiento humano. Muchos niños se ven reflejados en deportistas de éxito, y eso les ayuda a superarse tanto en sus disciplinas deportivas como en el ámbito académico, como en un espejo en el que se miran constantemente. En cuanto a esto, si hubiera más deportistas de élite -y aplicando porcentajes matemáticos, en el mundo del deporte tiene que haber una proporción de personas homosexuales como en el resto de la sociedad- seguro que contribuiríamos a mejorar la situación y a combatir esta homofobia que está repuntando y que no tiene justificación. El mundo del deporte puede y debe hacer mucho por combatir la homofobia.

P.- Especialmente en países homófobos en los que hay leyes homófobas, como en Hungría, que un país con grandes éxitos deportivos, más allá de su PIB, pero que son un ejemplo poco digno.

R.- Es una asignatura pendiente, sí.

P.- ¿Por qué ocurre esto? ¿Se piensa que en deporte ‘ser macho’ es un ‘plus’? Porque hay otros sectores como el financiero, o incluso algunos más ‘rancios’ que han dado pasos más decididos en pro de la diversidad y de la igualdad.

R.- Se trata de una creencia que estamos empezando a superar, a juzgar por algunas declaraciones de deportistas de éxito; pero sí, parecía que el deporte masculino iba ligado a una virilidad mal entendida, excesiva… y que, si uno declaraba su homosexualidad, parecía que era un deportista de rango menor y menos considerado.  En el resto de la sociedad ocurría lo mismo. Hace algunos años, si en una familia un hijo se declaraba homosexual, algunas familias sufrían un trauma.

P.- En algunas familias lo sigue siendo…

R.- Afortunadamente ya en muy pocas. He leído recientemente un estudio en el que se decía que un ochenta por ciento (de las familias) aceptaría perfectamente esta situación. La sociedad española tiene la historia que tiene, no olvidemos los cuarenta años de dictadura que nos han marcado en todos los terrenos, por eso los avances son más recientes, pero bastante estamos haciendo y estamos avanzando muchísimo en todos los terrenos. Hemos hecho un recorrido ejemplar. Si somos honrados, por tanto, debemos reconocer que hemos hecho mucho. ¿El deporte puede hacer mucho más? Claro que sí.

P.- ¿Qué opina de la manifestación fascista que recorrió las calles de Chueca hace algo más de una semana?

R.- Tanto los lemas de aquella manifestación como lo que en ella se vociferó me parece absolutamente vomitivo, tanto en la forma como en el fondo. No puedo estar más en contra de ese tipo de manifestaciones. Dicho esto, se han comportado con mala fe, escondiendo las verdaderas intenciones a la hora de comunicarlo a la Delegación del Gobierno. Ante eso, la Delegación no podía hacer cosa diferente a la que hizo. Las manifestaciones, como sabemos, no se autorizan, se comunican a la Delegación del Gobierno y lo que aparecía en este caso era una Asociación que no tenía nada que ver con lo que luego sucedió. Acerca del papel de la policía, creo que esta identificó a algunas personas que se comportaron de forma rayana en la violencia, aunque todo el comportamiento de los que allí estaban fue lamentable. Sobre esas personas identificadas recaerá el peso de la ley. Algunos hablan de por qué no se disolvió aquel acto; los que hemos estado en estas responsabilidades sabemos que no se disuelve por que lo que se conseguiría sería peor que si se deja terminar… los efectos serían aún peores y se les daría además una publicidad añadida que no merecen.

P.- Hablemos del deporte que más dinero mueve, con mucha diferencia: el fútbol. No solo eso, sino también el que más problemas ha dado, permítame expresarlo así, históricamente a esta institución (Consejo Superior de Deportes). ¿Qué foto podría hacerme hoy de la situación del fútbol español?

R.-  El fútbol es a la vez problema y solución en España. Genera una cantidad espectacular de ingresos que repercuten en otros deportes y esa es una parte que hay que agradecerle.  Pero, efectivamente, no nos engañemos y pensemos que el mundo del fútbol es algo idílico, ni mucho menos. Hay un enfrentamiento casi histórico en España entre la RFEF y la Liga de Fútbol Profesional. Yo llegué a este cargo con la firme convicción de que podíamos, al menos, paliar esa especie de ‘guerra civil’. Lo voy a seguir intentando, aunque no es nada fácil.

El fútbol es a la vez problema y solución de España"

José Manuel Franco

P.- Los señores Tebas y Rubiales no se lo están poniendo fácil.

R.- No es fácil. Voy a seguir intentándolo. Al final, lo que tenemos que buscar todos es lo mejor para nuestro fútbol. No podemos partir de situaciones de odio o de confrontación personal. Lo que no puede ser es que, si algo puede ser bueno para el fútbol en general, dependiendo de qué parte de las dos surja esa idea o ese proyecto, la otra parte, automáticamente, lo denigre sin análisis previo, como sucede muchas veces. Eso hay que superarlo. Algunos, seguramente más competentes que yo o más tenaces lo intentaron y no lo consiguieron, pero yo voy a seguir, con todas mis fuerzas. El fútbol español no puede permitirse el lujo de vivir en esta confrontación constante. La propia imagen del nuestro fútbol, también fuera de España, no sale bien parada.

P.- ¿Puede ser Madrid candidata a los Juegos Olímpicos de 2036?

R.- Por supuesto. Madrid está en condiciones de presentar una candidatura seria para organizar esos Juegos Olímpicos de 2036. Para que esto suceda, deben darse varias premisas que aún no seda. Es necesario, en primer lugar, que haya un acuerdo unánime en el Ayuntamiento de Madrid. Lo que no puede ser es que el alcalde diga una cosa y la primera teniente de alcalde, su socia de gobierno, diga otra. Deben ponerse de acuerdo ellos y después buscar el acuerdo del resto de los grupos. Debe intentarse también conocer que piensa la ciudadanía madrileña al respecto. Unos Juegos Olímpicos tienen que generar ilusión y simpatía entre los ciudadanos, porque, si no es así, estarían devaluados. Después de esto, es fundamental la lealtad institucional. No sabemos, por ejemplo, que es lo que opina el gobierno regional y es conveniente que este se implique. Unos Juegos Olímpicos requieren una gran dosis de lealtad institucional, porque implican al resto del Estado. Unos Juegos son un proyecto de país, por la envergadura que tienen. Estas son las premisas. Si se consiguen, bienvenidos, por supuesto. Si se dan todas estas circunstancias, el Gobierno de España, por supuesto, apoyaría la celebración de esos Juegos Olímpicos en Madrid, que además tendrían también otras sedes o subsedes. Se trata de no generar un gasto excesivo en infraestructuras que luego no se utilizan. Hay que ver esto con mucha sensatez. No puede dejarse a un país en una situación económica difícil por la construcción de unas infraestructuras que luego no se utilizan. Son muchas variables, pero para eso están las instituciones y los gobernantes. Una empresa de estas características, si se consigue, supondrá sin duda un incremento del prestigio de España como nación. Hemos demostrado que España es capaz de organizar eventos de todo tipo, y por supuesto deportivos. Lo hemos hecho siempre bien.

P.- Dejemos a un lado el mundo del deporte. Hablemos de sus históricas responsabilidades históricas en el PSOE madrileño. Los resultados electorales del pasado 4 de mayo fueron apabullantes en favor de la actual presidenta, Isabel Díaz Ayuso, que está gobernando con el apoyo de Vox. ¿Cómo ve las cosas? ¿Cómo valora estos primeros cuatro meses de gobierno y que espera también de la oposición?

R.- Como responsable que he sido durante cuatro años de mi partido en Madrid, lógicamente, he tenido sonados enfrentamientos, dentro de la moderación y la educación que he pretendido siempre aplicar en mi forma de actuar en política, con la señora Ayuso. Al margen de la persona, que me merece el máximo respeto, en cuanto al modelo social, defendíamos modelos completamente contrapuestos. Acerca de temas tan sensibles como la Educación, como la salud, lo que ha sucedido en las residencias de mayores a lo largo de la pandemia, he sido muy combativo. Se me criticó por ello, estando en la Delegación de Gobierno; por mezclar mis competencias como secretario General del partido y delegado del Gobierno. Sigo pensando exactamente lo mismo: la gestión sanitaria en la Comunidad de Madrid deja mucho que desear. Teniendo como tenemos en Madrid unos magníficos profesionales y unos extraordinarios hospitales, pero no se están destinando los fondos adecuados a la Sanidad, atendiendo el gasto en Sanidad por habitante. Esto no puede ser, si pretendemos ser una comunidad puntera, y todos queremos que Madrid mejore, el sanitario debe ser un terreno prioritario. Y sigo pensando que Madrid no está destinando ni los medios ni los esfuerzos necesarios para tener una sanidad de primera. Con la educación está pasando lo mismo. Hay que ver que el gasto por alumno, lo que se dedica a la educación en Madrid y lo que se dedica en otras comunidades autónomas. En cuanto a lo que ocurrió con las residencias en la pandemia, pues ocurre lo mismo. Es difícil de explicar. ¿Esto es buscar la confrontación por la confrontación? No. Es poner sobre la mesa las carencias de la gestión de la señora Ayuso, dicho con el máximo respeto. Es cierto que el 4 de mayo obtuvo un resultado que ni los más optimistas en su partido esperaban. Por supuesto hay que respetarlo.

La gestión sanitaria en la Comunidad de Madrid deja mucho que desear"

José Manuel Franco

P.- ¿Mérito de Ayuso o demérito del PSM? Porque lo que está claro es que los resultados del PSOE en Madrid fueron nefastos, teniendo en cuenta además que fue incluso superado, aunque por muy pocos votos, por Más Madrid.

R.- Sin paliativos. De nada vale buscar excusas. Lo que hay que hacer es la autocrítica necesaria para mejorar, para cambiar las cosas. Con sentido común, eso sí. No cambiar todo para que nada cambie. Ayuso, es verdad, tuvo la gran virtud de llegar a los sentimientos más primarios de mucha gente.

P.- ¿Eso es bueno o malo?

R.- Durante la pandemia, la gente tenía una necesidad brutal de relacionarse con sus amigos y sus familiares, de salir a los bares y tal… ya supo (Ayuso) captar ese interés, ese deseo que a veces era insolidario incluso. Ese afán desproporcionado de acudir a bares a veces ponía en peligro la vida de otras personas. Ella supo captar ese deseo. Lo hizo muy bien. Supo captar muy bien los problemas del sector de la hostelería, que en Madrid es muy importante. Supo ser la abanderada de la lucha por la libertad, entendida según lo que ellos creían que era libertad… porque estamos en una tesitura de difícil resolución: libertad con responsabilidad o libertad irresponsable. A veces la frontera es muy difusa, pero ella supo aprovecharlo muy bien. Aquí todos amamos la libertad y el PSOE más que nadie porque hemos luchado más que nadie, desde siempre, para conquistar las libertades.

P.- Lo cierto es que el PSOE lleva ya muchos años sin gobernar en Madrid. Y yo, que conozco la realidad de esta formación en Madrid, tampoco he visto en los últimos meses una reacción inmediata y fuerte que indique que los socialistas madrileños se están rearmando para dentro de dos años poder ganar. Personalmente no he visto esa reacción.

R.- Es verdad que llevamos demasiados años sin gobernar en Madrid, pero tampoco tantos sin ganar las elecciones. Eso quiero situarlo en la dimensión que se merece. Llevábamos treinta años sin ganar unas elecciones en Madrid y en 2019 lo hicimos. Eso se olvida muy pronto. NO gobernamos porque el PP decidió gobernar con Vox, así de claro. Pero en 2019 ganamos las elecciones. Algo habremos hecho bien durante ese período para conseguirlo. Me gustaría que no se olvidase, no solo por la parte que me toca, porque estaba al frente del partido, sino por el esfuerzo que realizó todo el partido para conseguir romper una tendencia de muchos años. Llega mayo y la señora Ayuso y su entorno supo aprovechar muy bien la situación y la frustración y darle una vuelta de 180 grados y convertir esa frustración en esperanza… y a que nosotros no hicimos todo lo que había que hacer. Quizás algún cambio de posición que hemos tenido durante la campaña no nos ha ayudado, es evidente, y que no hayamos sabido reaccionar adecuadamente al, entre comillas, ‘ciclón Ayuso’. Pero lo que hay que hacer, de cara al futuro, es ver en qué hemos fallado. También tengo que decir que, si mañana o en los próximos meses hubiese elecciones municipales o autonómicas, en la inmensa mayoría de los municipios donde estamos gobernando volveríamos a ganar las elecciones, porque la gente sabría diferenciar claramente lo que es la gestión municipal y el ámbito autonómico.

P.- Es decir, que no va a haber un ‘efecto contagio’

R.- No. Estoy convencido de que el ‘tsunami’ del 4 de mayo no se va a reproducir en elecciones municipales. La gente sabrá valorar la gestión de nuestros alcaldes y alcaldesas y seguro que revalidarían las mayorías que ahora tienen. Dicho esto; no es suficiente. Pero lo que tampoco podemos hacer ahora en el partido es actuar de forma irresponsable y derruir el edificio. Hay que aprovechar las cosas buenas que tiene nuestro partido, en España, por supuesto, pero también en Madrid. Nuestro partido ha sido modélico en muchos aspectos. Hemos sido los primeros en apostar por la igualdad de hombres y mujeres en las listas, en el gobierno de España y su composición, en la democracia interna, mejorable, por supuesto, pero que no es equiparable al resto de partidos. Aquí hay unas primarias, ahora celebraremos unas, y se respeta la decisión de la militancia. Hay que conseguir entre todos una mayor participación, peor en el día a día, no solo cuando se convocan unas primarias y cuando se buscan avales. Tenemos que saber captar las propuestas que surgen de nuestros militantes, de las bases. Esto se predica siempre y luego no se hace. Hay que buscar mecanismos para que esa participación en el día a día sea real.

P.- ¿Cómo ve los candidatos? El señor Lobato, el señor Ayala…

R.- Me merecen un gran respeto, tanto uno como otro. Uno todavía es alcalde, el otro lo fue; ser alcalde en Soto es muy complicado y me merecen mucho respeto. Los dos pueden ser buenos secretarios Generales. Yo lo que les pediría es que fueran conscientes de que aprovechen las cosas buenas que tiene el PSOE y que a partir de ahí mejoren los mecanismos de participación, que sean más ágiles y que la militancia se sienta, de verdad, importante.

P.- Cuando hablo con gente de la calle, o militantes de a pie, echan de menos nombres importantes, y que me perdonen los señores Ayala y Lobato, que sin duda tienen prestigio político y a los que deseo lo mejor en esta carrera. Pero se echa de menos ‘el gran nombre’ que pudiera aglutinar a la izquierda, y no solo a la socialista. Pongo un ejemplo: Manuela Carmena, que fue icónica.

R.- Una persona con un gran nombre, reconocido, parte ya con una gran ventaja. Pero esto no se improvisa. Los grandes nombres no surgen por generación espontánea. Hay que fabricarlos. ¿Cómo se hace? Apostando. En primer lugar, por un modelo de sociedad, escuchando a los ciudadanos, sabiendo que es lo que quieren y en función de eso marcando nuestras prioridades. Generar un proyecto… ya sé que se dice muchas veces, pero un proyecto que ilusione. Que los ciudadanos vean en el partido el motor, la correa de transmisión que transforme sus deseos en realidad. Una vez conseguido esto es cuando surgen los nombres. Su hubiera alguien con ese prestigio capaz de ponerse al frente, tendríamos mucho camino recorrido, pero como ahora mismo parece que no lo hay, con todo el respeto a los candidatos… mire, yo debo mucho a mi partido y por eso, cualquier persona que se presente merece el mayor de mis respetos porque sé lo que cuesta presentarse a unas elecciones internas y dar ese paso de valentía en momentos difíciles. Hay que dar continuidad en las instituciones a personas que, a día de hoy, no tienen ese nombre, pero, con el trabajo y desde la unidad del partido, se puede construir y llegar a ser figura.

P.- Le propongo un juego: le daré nombres de líderes políticos y usted los ‘ficha’ para algún deporte. Empecemos por el presidente del Gobierno, que fue un buen baloncestista. ¿En qué deporte le pondría?

R.- Pues como ha jugado al baloncesto, le dejaría ahí. Nos vendría muy bien para el relevo de los hermanos Gasol.

P.- ¿Pablo Casado?

R.- No conozco ni sus aficiones deportivas ni sus habilidades. Me es difícil encasillarle en algún deporte. Por lo que sé de él podría tener futuro en el fútbol.

P.- ¿Santiago Abascal?

R.- Halterofilia.

P.- Margarita Robles…

R.- La pondría en vela, por su agilidad para manejar las naves.

P.- ¿Yolanda Díaz?

R.- La pondría en tenis.

P.- Menudo espectáculo, por cierto, Carlos Alcaraz…

R.- Sí, pero tratémosle con cautela. Sé que tiene la cabeza bien amueblada pero cuando a veces encumbramos a alguien tan joven hacemos que ‘se muera’ de éxito.

P.- ¿Pondría un tope al sueldo de los futbolistas?

R.- El tope lo está poniendo la situación económica de los clubes. Ellos son los que lo tienen que poner. Yo, como administración, no sería partidario, pero sí de hacer un ejercicio de responsabilidad con los clubes para que sean ellos los que se autolimiten… si no, esta escalada no conduce a nada.

P.- Terminemos con sus principales prioridades de cara al próximo curso.

R.- El primordial es empezar a trabajar ya por el éxito de los JJOO de París. Después hay otras que tienen conducir a lo mismo; mejorar la situación y la vida de los deportistas para que la práctica del deporte sea más fácil. Facilitarles la vida para que dediquen todas sus energías a lo importante, que es el deporte; mejorar la política de becas, buscar patrocinadores, mejorar la colaboración público-privada… además hay que mejorar la digitalización del deporte, utilizarlo como escuela de valores. Necesitamos una nueva Ley del Deporte que recoja su realidad actual. La anterior era magnífica, pero está desfasada. Llegará al Parlamento en las próximas semanas.

Gracias por este café tan ‘olímpico’ Señor Franco!