Un hombre de 38 años ha sido condenado a once años de prisión por un delito de tentativa de asesinato después de que el pasado 16 de mayo de 2019 asestara en una céntrica zona de Granada numerosas puñaladas a su expareja, al no haber aceptado que ésta hubiera decidido poner fin a la relación que mantenían.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, según recoge la sentencia a la que ha tenido acceso Efe este viernes, ha desestimado los recursos presentados por las partes y ha confirmado de forma íntegra la sentencia del Audiencia de Granada del mayo pasado.

La sentencia explica que el condenado Antonio S.P. había mantenido una relación sentimental durante aproximadamente tres meses con la víctima, a la que esta puso fin por los motivos que consideró oportunos, algo que el procesado no aceptó de buen grado.

El 16 de mayo de 2019, unos días después de haber finalizado esa relación, sobra las 20.45 horas, el procesado se dirigió a la zona de los céntricos Jardines del Triunfo de Granada, sabiendo que su expareja residía en una casa de acogida situada en las inmediaciones y que, en ese momento, podría estar allí al haber terminado su jornada laboral.

Efectivamente, se encontró con ella en la calle Hospicio, próxima a los jardines, en dónde estaba en compañía de otro hombre, de una amiga que residía también en la casa de acogida y de las tres hijas menores de esta última.

Tras intercambiar unas palabras, Antonio le pidió que lo acompañara para hablar más reservadamente sobre la situación generada tras la ruptura de la pareja y, cuando se estaban alejando de las otras personas, inopinadamente y sin que pudiese evitarlo, le dio un golpe en el rostro de intensidad tal que le fracturó la mandíbula y provocó que la mujer cayera al suelo.

Al tratar de incorporarse, estando todavía aturdida por el golpe, el procesado, con ánimo de acabar con su vida, le dio una cuchillada en el abdomen con una navaja que portaba en sus manos.

Dado que el procesado tuvo dificultad para extraer la navaja del cuerpo de la víctima, llevó a cabo varios maniobras verticales y horizontales a tal fin, provocando que parte del intestino comenzase a salir, indica la sentencia confirmada.

Cuando logró extraerla, le volvió a asestar otra puñalada en el costado y la mujer cayó al suelo, la levantó una y otra vez y le propinó varios navajazos más en distintas partes.

El procesado se encaró incluso con las personas que se iban reuniendo alrededor y que trataron de impedir que prosiguiera en su empeño.

Yaciendo la mujer en el suelo, sin necesidad alguna porque el primer navajazo del abdomen ya le habría ocasionado la muerte de no haber recibido asistencia, con el propósito de causarle un mayor sufrimiento, le asestó varios navajazos más, los dos últimos en el cuello y en el ojo izquierdo.

A continuación se fue el lugar, mientras aumentaban las imprecaciones de la gente que se había congregado en las cercanías, y se acercó a una fuente próxima para lavarse las manos, momento en que fue perseguido por agentes de la Policía alertados de lo sucedido y que finalmente lograron detenerlo.

La mujer, a consecuencia de la agresión sufrida, resultó con numerosas heridas, localizadas en partes del cuerpo que albergan órganos vitales y que le habrían ocasionado la muerte de no haber sido asistida, primero por una doctora, una estudiante de medicina y una tercera persona que pasaban por el lugar, y luego por los sanitarios.

El procesado había recibido atención en el Servicio de Drogodependencias desde 2002, derivadas del consumo de cannabis y alcohol, y llegó a ser derivado a un centro de Salud Mental por trastorno delirante.

En el momento de los hechos tenía ligeramente alterada su capacidad de querer como consecuencia de la previa ingesta de alcohol.