El suspense español parece haber encontrado en el norte de la península el lugar idóneo para establecerse como uno de los géneros de moda en nuestro país. Mientras en novela triunfa el 'thriller euskandinavo', en el audiovisual parece afianzarse el 'Galician noir'. No solo As bestas, también series como El desorden que dejas, Rapa o Fariña dan buena cuenta de ello.

Este viernes 28 de abril llegó a los cines Fatum, el primer largometraje de ficción del director Juan Galiñanes (Pontevedra, 1980). Una producción de la también gallega Vaca Films, protagonizada por Luis Tosar, Álex García, Elena Anaya y Aarón Piper.

Tosar vuelve a poner rostro a un thriller español, desde que deslumbrara a todos con su papel de Malamadre en Celda 211, la producción que precisamente más éxito ha reportado a Vaca Films. Sin embargo, esta vez no interpreta a ningún tipo duro o temible, más bien es un desastroso padre de familia con una irremediable tendencia a las apuestas deportivas.

Fatum es un continuo tira y afloja contra el destino, una historia definida por las decisiones de dos hombres que condenan a su familia por las consecuencias de sus errores. La película se fija en las vidas de Sergio (Luis Tosar), un padre que tiene graves problemas con el juego y Pablo (Alex García) francotirador del GEO.

Ambos se ven envueltos en un atraco a una casa de apuestas en la que Sergio no ha resistido la tentación de entrar con sus hijos. Alejo (Arón Piper), un joven que también ha tenido problemas con el juego, es el autor del robo y, cuando las cosas se tuercen, decide usar a la familia de Sergio como principales rehenes. Desde fuera, Costa (Elena Anaya) organiza el dispositivo en el que Pablo y su disparo errado condicionan la vida de todos los implicados, llevándoles a tener que lidiar con ciertos límites morales.

Arón Piper en Fatum.

Lo que parece un simple atraco callejero, termina convirtiéndose en un gran operativo policial marcado por una sucesión de momentos críticos que se deciden por un cúmulo de malas decisiones. Alex García y Luis Tosar cargan con el peso tensional de un película sin altibajos instalada en un estrés constante. La acción transcurre en apenas doce horas de pura adrenalina en las que la vida de estos personajes no para de tropezarse con un destino ineludible.

Entre medias, la película trata de dejar patente hasta dónde puede llegar el drama de la ludopatía o plantear el gran dilema sobre cuánto más puede valer una vida de un niño en comparación con la de un asesino. Fatum es una película creada a partir de coincidencias específicamente seleccionadas y preparadas en las que todo lo que puede salir bien acaba saliendo mal con la excusa para poner a sus personajes otra vez en una complicada disyuntiva.

Al tratarse de una ópera prima es fácil reconocer algunos vicios de la película como la sensación constante de que la trama de Fatum está basada en las torpezas de sus protagonistas. También parece algo forzado el extraordinario dispositivo dispositivo policial que puede generar un simple atraco a una casa de apuestas, o la desafortunada coincidencia en un mismo hospital de todos los implicados, pero en líneas generales el filme cumple con las expectativas del género, mantener la tensión durante la hora y media que dura, para poder respirar tranquilamente cuando termina.