Toda Ibiza se encontraba frente al televisor. Fue el lunes 7 de enero de 1985 y la isla al completo estaba atenta a las noticias, la presentadora era de los suyos. Una ibicenca de adopción como gran estrella de la televisión pública.
Concha García Campoy se estrenaba como presentadora del telediario y nadie se lo quería perder. Tenía 27 años y una carrera imparable. Había estudiado Ciencias de la Información en Barcelona y al volver a Ibiza, mientras dirigía un programa en la radio, se sacó las oposiciones para el ente público quedando la número uno. Tardaron tan poco en llamarla de Madrid que hasta se lo pensó.
Este año se cumplen 5 de la muerte de la que fue la gran dama de la comunicación de España. Un lustro desde que los medicamentos que tenían que ayudarla con su leucemia le quemaron el hígado. Y es ahora cuando han querido homenajearla, han querido que su historia no se pierda, no la triste, sino la que la llevó desde la radio de una isla a ser la protagonista de las comidas de la mitad del país. Por eso, Miguel Dalmau publica La gran ilusión, una biografía que pretende devolver a la vida a la periodista. "Hacerle un monumento", según el propio autor.
Creció en ese ambiente en el que la dictadura estaba pero no se veía"
"La idea surgió hace tiempo pero no se puede investigar sobre alguien cuando la gente que la rodeaba está en pleno duelo. He hablado con muchos. Con compañeros de trabajo, con amigos, con familia...", asegura, sobre un libro que retrata a García Campoy desde su infancia.
Hija de dos andaluces que tras emigrar a Cataluña decidieron abrir un supermercado en Ibiza, Concha estudió en el único instituto de la isla. "En muchos aspectos, era el lugar más libre de España. Se mantenían ciertas tradiciones populares y los modos sociales del franquismo pero la policía del Régimen no se empleaba a fondo", escribe Dalmau.
Ella creció en ese ambiente en el que la dictadura estaba pero no se veía. Pensó más libre que el resto de su generación y quizá por eso, cuando tuvo que entrevistar a los políticos de turno, su mirada era más limpia que la de cualquiera. Quizá más panorámica.
Concha García Campoy se dedicó a todo. Tuvo agallas para darle a la radio, a la tele e incluso para escribir. Le dieron la oportunidad y ella lo bordó. "Su carrera profesional es inigualable en España, era buena en todo y, sobre todo, era una esponja. Le encantaba escuchar y escuchar, aprender y al final eso hace que tengas muchísima cultura, que sepas casi de todo", resalta Dalmau.
Y por eso le daba igual entrevistar a Umberto Eco que a Alfonso Guerra, hablar de cultura, que de política. "Lo que tenía Concha era mano izquierda, era conciliadora, profesional y, lo que más destacan todos sus equipos, era que se mataban por ellos, por que les fuese bien", recuerda y lo cuento en cada una de las páginas de este libro que se presenta el próximo 18 de octubre.
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