Una obra de teatro sobre la primera vuelta al mundo, empezada y acabada en Sevilla hace quinientos años, enaltece al marino de origen portugués Fernando Magallanes y denosta al español Juan Sebastián Elcano, que fue el que en 1522 culminó la gesta comenzada por el primero.

"Primus circumdedisti me. Corazón y delirio de Fernando de Magallanes" se estrenó anoche en el Espacio Santa Clara de Sevilla, con el actor Santi Rivera como único intérprete en el papel de Magallanes, que se pasea una hora entre el público, sentado alrededor del refectorio, en una silla de ruedas eléctricas mientras narra las vicisitudes de la navegación.

Una cámara enfoca en primer plano al actor, cuyo rostro se puede ver en una pantalla junto a otras imágenes alusivas al viaje, y para la interpretación, Producciones Imperdible usa como fuente de información la facilitada por el escritor Stefan Zweig (1881-1942) y por el cronista Pigaffeta, que completó la primera vuelta al mundo pero no menciona nunca a Elcano.

El título de la obra, incluida en los actos de la Comisión Nacional de la Conmemoración del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, es el lema que Elcano puso en su escudo de armas, alrededor de una bola del mundo, con el reconocimiento que le concedió el rey Carlos I: "Fuiste el primero que la vuelta me diste".

Sin embargo, en la obra, el actor asegura que Elcano tomó el mando de la nao Victoria en las Molucas siendo "el que menos lo merece" por su participación en un motín contra Magallanes, que ocultó a la tripulación que iría la Especiería por un camino nunca explorado y diferente al ya conocido.

Magallanes, que tuvo el valor de montar una armada para ir a las Molucas y de descubrir un paso navegable entre el Atlántico y el Pacífico, murió año y medio antes de que Elcano completara la vuelta al mundo tras una navegación inédita hace 500 años, porque navegó con una sola escala desde Timor hasta Andalucía.

En la obra de teatro se minimiza en parte esta navegación porque se afirma que la hizo con vientos favorables, solo se alude a un temporal en Sudáfrica y al hambre que pasaron, y se narra en breves minutos una travesía que hoy en día sigue siendo muy peligrosa.

Tras su muerte en una reyerta contra indígenas filipinos, el actor, en su delirio, asegura que "el navegante más grande de todos los tiempos ha sucumbido a la escaramuza contra unos hombres desnudos" y vaticina que su "gloria sobrevivirá" a su muerte.

La obra de teatro, al usar únicamente las fuentes de Zweig y Pigaffeta, abunda en la idea de la rivalidad entre España y Portugal como uno de los principales problemas que tuvo que abordar Magallanes como capitán general.
Por ello, alude a la "rabia" de los capitanes españoles contra Magallanes, que ejerció una autoridad "implacable" imponiendo en todo momento su disciplina.

La obra explica muy someramente el motín de Patagonia en el que participó Elcano y que Magallanes zanjó con la condena a muerte del marino Gaspar de Quesada, uno de los cabecillas y cuyo cadáver descuartizó y expuso junto al de Luis de Mendoza, que había muerto durante la revuelta.

Tras el motín, Juan de Cartagena, veedor de la flota y capitán de la San Antonio, embarcación que desertó y regresó a Sevilla, fue abandonado en tierra junto con el clérigo Sánchez de Reina.

Magallanes perdonó a otros 40 participantes en el motín porque les hacía falta para poder navegar. Eso sí lo precisa la obra de teatro.