A Miquel Iceta le encantaría repetir en Cultura. También cree que ganarán las elecciones del 23 de julio. Y asegura que Pedro Sánchez es una popstar, que solo hay que verle en los mítines para saber que tiene a la militancia enamorada.

El catalán lleva dos años al frente de uno de los ministerios más cuidados por la izquierda y ha conseguido un presupuesto histórico para una cartera que siempre se ha considerado de segunda. Ha sido el impulsor de la ley de mecenazgo y de la del estatuto del artista y ha llevado a cabo medidas muy polémicas como el bono cultural o las entradas a dos euros para los mayores de 65 años. Además, ha estado al frente de un descafeinado Año Picasso.

Socialista casi de nacimiento, cree que en las últimas elecciones la derecha ha votado como si fuesen unas generales y la izquierda se ha acomodado. También que merecen volver a estar en el Gobierno tras haber salvado una legislatura "muy complicada".

Recibe a El Independiente en su despacho con dos mesas abarrotadas de libros y papeles, dos caricaturas mirándole desde el lado izquierdo y con Herida como niebla por el sol, de Ouka Leele, presidiendo la sala. "Cuando llegué estaba el poster de El verdugo y, claro, tuve que cambiarlo".

Pregunta.- ¿Cómo le ha cogido el adelanto electoral?

Respuesta.- Pues con algunas cosas en marcha esperando a la próxima legislatura, pero me ha pillado bien. Ahora que se van a cumplir dos años desde que soy ministro y el balance es positivo.

P.- Dice que se siente muy arropado por la militancia del PSOE pero que no tanto cuando sale a la calle. 

R.- No puedes gustar a todo el mundo aunque siempre hay maneras... A mí me interpela más cuando alguien me dice que no está de acuerdo con mi gestión que cuando me llama Hijo de nosequé. He tenido de todo, aquí y allí. En Cataluña soy un españolista recalcitrante y en Madrid soy un catalanista irredento, por lo que debo tener una posición bastante equilibrada.

P.- Aseguró en abril que Pedro Sánchez estaba tremendo, que era una popstar. ¿Sigue siéndolo?

R.- Totalmente, es que no hay más que verlo. Es verdad que en el debate político cuando se polariza sueles tener fervientes contrarios, pero los partidarios también se vuelven muy partidarios. Solamente hay que ir a ver un mitin suyo y ver lo que pasa, una popstar.

Pero al margen de la polarización, hay que hacer un esfuerzo de valoración lo más objetivo posible y desde ese punto de vista estoy muy tranquilo porque realmente a este gobierno le ha tocado lidiar con unos dramas tremendos y hemos sido capaces de crear empleo, protección social, hemos subido las pensiones un 8,5% y el salario mínimo un 8%. Estamos intentando crear, no sólo en España, un paradigma distinto de un crecimiento económico basado en la reducción de las desigualdades, en la redistribución de la riqueza, en una búsqueda de justicia social y ser capaces de combinar las dos cosas es el paraíso de un socialdemócrata como es mi caso. En un balance objetivo este gobierno llega al notable de forma clara, esto no quiere decir que nos podamos dormir. 

P.- ¿Y entonces qué ha pasado en las últimas elecciones?

R.- Doy una explicación que quizá por simple no sea buena pero creo que los conservadores han ido a votar como si fueran unas generales y los progresistas no.

P.- ¿Cree que este resultado se dará la vuelta en las generales? 

R.- Estoy convencido de que vamos a ganar. Pero también hay una cosa, soy un demócrata, por lo tanto lo de vox populi, vox dei me lo creo. El voto es lo que vale, por lo tanto hasta ese día por la noche no sabremos qué ha pasado pero creo que merece la pena que este gobierno siga, no sólo porque la alternativa me parece peor si no porque la gestión de este gobierno me parece razonablemente buena. Claro, tampoco puedo aparecer como: "Oh, qué objetivo", pero comparto este proyecto, comparto el proyecto del presidente y cuando miro mi parcela de gestión estoy razonablemente contento. 

Eso sí, ahora en las generales ya no hay excusa, va a haber una participación mayor de la que hubo en las anteriores y creo que eso va a favorecer a la izquierda. Es verdad que en las elecciones municipales lo que al final cuenta es si gobiernas o no, pero si uno se mira el resultado la diferencia era de 3,5 puntos, muy pequeñita. En la medida que ese diferencial se va a reducir de cara a las generales, porque los progresistas se van a movilizar más, creo que son elecciones que se pueden ganar y voy a hacer lo que pueda por ganar. ¡Que soy candidato, por la cuenta que me trae!

P.- ¿Se fía del CIS?

R.- A veces pedimos a las encuestas cosas que no pueden darnos.

P.- Otras encuestas han estado más acertadas.

R.- Bueno, depende de en qué convocatorias. Ha habido de todo. Lo que tenemos cada vez más claro es que hay un 30% de indecisos... Si te empiezan por decir eso, ¿tú te crees lo que te dicen? O cuando te dicen: "El 20% de las personas se deciden los últimos días de la campaña", que es cuando no hay encuestas, ¿te lo crees? Es como la colonia esta de Nina Richi, que te da el clima, el ambiente... Pero les pedimos que nos digan la foto finish que no pueden dar. En fin, se verá, yo nunca me he guiado por eso.

Hay quien dice que el PSC se mantuvo el primero de los partidos de izquierda porque bailé, pero creo que debió de haber algún otro factor"

Cuando fui candidato a la presidencia de la Generalitat en el año 2015, me decían que lo que entonces aún no era Podemos -pero era ese camino- iba a pasar por delante del PSC. ¿Tú sabes lo que fue una campaña en la que era candidato pensando que el PSC iba a dejar de ser el primero en la izquierda? Es que no dormía. Y luego resulta que no pasó. Hay quien dice que fue porque bailé, pero creo que debió de haber algún otro factor.

P- ¿Se llevaba muy mal con ERC?

R.- Siempre digo, quizá tendría que haberme dedicado al periodismo, que hay que separar opiniones de informaciones o realidades. ERC vetó que yo fuera senador. Creo que ha tenido momentos en que pensaban que el futuro era suyo y que el PSOE estaba destinado a desaparecer y luego han descubierto que la vida es más dura y la realidad es más compleja. Cuando yo dirigía el PSC hacía la broma de que veía cada día la esquela de nuestro partido publicada en los diarios. Vamos, hubo un momento que íbamos nadando tan a contra corriente que yo me decía: 'Igual hay que cambiar el puño y la rosa por un salmón' y mira, al final el primero en la meta en las municipales y luego en las autonómicas que encabezó Salvador Illa.

P.- Aseguró que Yolanda Díaz era de sus favoritas del Consejo de Ministros. ¿Qué opina de lo que está pasando con Sumar?

R.- Intento ser muy respetuoso con lo que pasa en otros partidos, fui líder del PSC y no me gustaba cuando otros partidos opinaban sobre lo que pasaba en el nuestro. Pero con Yolanda tengo muy buena relación y nos ayudó muchísimo en el estatuto del artista, creo que lo que está intentando hacer es muy importante, el reagrupar todo lo que se sitúa a la izquierda del PSOE y que son procesos muy complicados. Los partidos en el momento que hay que hacer candidaturas siempre tienen dificultades porque siempre hay más candidatos que puestos que cubrir. No me quiero meter en otros partidos pero el esfuerzo de unir todo lo que está a la izquierda del PSOE es un esfuerzo importante.

P.- ¿Una de las razones de adelantar las elecciones fue para quedarse con ese votante a la izquierda de la izquierda que, sin un partido fuerte al que votar, votaría al PSOE?

R.- No lo sé. En fin, si a veces tienes dificultades para establecer la tuya, establecer la de los demás es misión imposible pero lo que sí es verdad es que nosotros le estamos diciendo a mucha gente que hay muchas circunscripciones en España, no todas eligen más de 30 diputados como es Madrid o Barcelona, y que hay que pensarse muy bien lo que votas porque puedes quedarte sin representación. "Si quieres que siga este gobierno el voto más seguro es el voto socialista y eso es así y ha sido así siempre", les decimos. En política es verdad que lo que no hay es un voto de agradecimiento y lo que se produce es un voto de confianza de futuro que depende de cuál haya sido tu balance. A mí, personalmente, me gustan las campañas de la alegría y de la ilusión.

P.- Se le quedan muchas medidas en el aire. El estatuto del artista con la cotización de los autónomos, la ley de mecenazgo…

R.- Sí, pero han sido fruto de un acuerdo parlamentario muy amplio por lo que no veo que deban alterarse. Es que el estatuto del artista nace de un consenso unánime en el Congreso, por lo tanto soy optimista. Lo que no sé es si durará el Ministerio de Cultura porque parece que lo van a derogar también. Pero ideas concretas como estas dos confío en que se mantengan pase lo que pase y lo que espero es poderlas encabezar yo mismo.

P.- ¿Querría repetir como ministro de Cultura?

R.- Si hay posibilidades, sí. Depende de dos cosas: del resultado de las elecciones y del presidente, pero sí, me gustaría repetir. Es verdad que por cuestiones políticas hay una rotación grande de ministros de Cultura pero creo que merece la pena tener periodos de cuatro años que te permitan desarrollar una política y ver sus frutos. A mí me encantaría.

P.- Mucha gente se pregunta cómo alguien puede ser, por ejemplo, ministro de Política Territorial y luego de Cultura.

R.- Creo que lo que lo explica son los balances. Solo estuve cinco meses en Política Territorial pero arrancamos el acuerdo gracias al que luego se han consolidado cientos de miles de funcionarios interinos. ¿Por qué un político es bueno o es malo? Pues hay que saber de política, hay que tener nociones de gestión... Al final los resultados son los que mandan.

P.- El gobierno de Pedro Sánchez ha sido el primer gobierno socialista en agrupar Cultura y Deporte pero son muy críticos con otro tipo de "fusiones" que proponen desde el PP. 

Si un gobierno se plantea en serio unas políticas culturales lo normal es que lo haga a través de un ministerio"

R.- El deporte tiene un organismo autónomo que es el Consejo Superior de Deportes, que es el que realmente lleva el día a día de la gestión deportiva. Lo importante es que la Cultura sea la parte fundamental de un ministerio. Cuando gobierna el PP, normalmente Cultura es la hermana pequeña del Ministerio de Educación y creo que el gran salto de conseguir que sea un ministerio a título propio es muy importante porque no sólo es un problema de presupuestos y de funcionarios, que también, es de influencia política. Si un gobierno se plantea en serio unas políticas culturales lo normal es que lo haga a través de un ministerio.

P.- Una de sus medidas estrellas ha sido el bono cultural. Ahora parece que avanza. ¿Qué falló para que su primera edición fracasase?

R.- Discrepo. No creo que funcionase mal. Hemos conseguido que 277.000 jóvenes dispongan de un bono de 400 euros para la Cultura a lo largo de los años 2022 y 2023, y eso es mucho. ¿Nos habría gustado que fuera más? Desde luego. Y es verdad que hubo algunos problemas en la tramitación porque es telemática pero luego añadimos la posibilidad de un apoyo personal en las oficinas de Correos, pero realmente para ser la primera edición no ha estado mal. En Francia, cuando se puso en marcha, no se puso en todo el país, decidieron hacerlo solo en varias zonas. Nosotros dijimos: "Vamos a tener un lío porque en qué zonas sí y en qué zonas no", así que nos lanzamos en el conjunto del territorio. 

Pero sí es verdad que descubrimos que había cosas que no funcionaban lo suficientemente bien y que hay que hacer un esfuerzo porque hay gente que no se enteró. Hemos visto que algunas comunidades están muy por encima de la media y otras muy por debajo, así que tenemos que analizar qué ha podido pasar para que no se haya enterado lo suficiente la gente joven de esa posibilidad. Creo que este año nos vamos a beneficiar de lo que ya hemos hecho. Si 270.000 jóvenes están pudiendo dedicar 400 euros a cosas culturales seguro que se lo explican a sus amigos y este año seguramente tendremos muchos más y, mira, el primer día hemos tenido más del triple de solicitudes.

P.- ¿Se va a poder saber con detalle en qué se gasta ese dinero?

R.- Sí, se va a poder ver al detalle, aunque tardaremos un poquito. El bono tiene una estructura en tres segmentos: cultura en vivo, productos culturales en físico, productos culturales en digital. Eso ya nos da una perspectiva pero dentro de cada segmento vamos a tener el detalle de a dónde ha ido aunque ya tenemos alguna idea. Por ejemplo, el libro ha funcionado muy bien, sobre todo el cómic, el mundo de los videojuegos está funcionando a tope también. El otro día me preguntaban: "¿Pero al final cuánto se ha ido a los toros?" Podemos decirlo ahora: 48.000 euros de los 33 millones que teníamos contabilizados.

A mí me gustaría que, ya que hay esa aportación, que muchos jóvenes se atrevan a hacer cosas que si no no harían, como ir a ver un ballet. De esta forma abrimos el abanico de posibilidades.

P.- El otro día se le vio en Las Ventas, pero usted no es taurino.

R.- No, no lo soy, pero no soy partidario de prohibir. También quiero decir una cosa que nunca pude explicar, porque en Cataluña fue un voto secreto, pero cuando se votó en el Parlament yo voté en contra de la prohibición.

Respeto muchísimo a la gente que dice que va en contra del bienestar de los animales por lo que no deberían fomentarse pero también respeto a los que consideran que la tauromaquia es, como dice nuestra ley, parte del Patrimonio Cultural y que representa una costumbre. También hay quien dice que si no hubiera corridas no habría toros de lidia porque nadie se dedicaría a criar toros de lidia, todo tiene muchas vueltas y lo que creo es que en esto tenemos que reconocer que la sociedad va evolucionando mucho y la preocupación que hay hoy sobre el bienestar animal no es la misma que había hace 20,30 o 40 años. Otros dicen: "Los toros acabarán por desaparecer". No lo sé.

P.- Este año en la Feria de San Isidro no quedaba una entrada.

R.- Esta temporada ha sido buena para todo, creo que había ganas de todo. Me pasó en la Feria de Libro de Barcelona, donde había una especie de ansiedad colectiva. También es que yo enloquezco cuando voy a una feria del libro y compré muchísimo pero no era solo yo, había centenares de miles de personas. 

En los toros me dijeron 'Iceta haz la maleta', pero en el tenis me gritaron 'guapo'"

MIQUEL ICETA

A mí me tocó ir a la última corrida San Isidro porque era ministro de jornada y acompañaba al Rey y claro, mis gustos son una cosa y mis obligaciones institucionales, otra. Y la verdad es que estamos en un contexto justo después de las elecciones… Me dijeron: "Que te vote Txapote" e "Iceta haz la maleta". Pero luego también me pasó que fui al tenis y salió un grito muy espontáneo de "Guapo". Quiero decir, es verdad que desde el punto de vista de la noticia pues es más noticia lo de San Isidro, pero probablemente no es la expresión del conjunto, de la generalidad. También me encontré gente en los toros que de repente me decía que qué bien que hubiese ido, porque es verdad que quizá pensaban que el Gobierno con el mundo taurino estaba enfrentado.

P.- ¿Para usted los toros no son Cultura? En un primer momento no estaban dentro de las actividades que se podían realizar con el bono cultural para los jóvenes.

R.- Bueno, no es que lo considere, es que lo dice la ley. La ley dice que la tauromaquia es Patrimonio Cultural y por eso la tauromaquia depende del Ministerio de Cultura, también en parte del de Agricultura, pero nosotros tenemos el Premio Nacional de Tauromaquia y es una obligación institucional.

Precisamente cuando hicimos el bono cultural no pusimos las actividades taurinas como susceptibles de ser financiadas a través del bono pero el Tribunal Supremo hizo una sentencia considerando que, por esa declaración de Patrimonio Cultural, no se podía excluir la tauromaquia. Las incluimos ya desde esa sentencia y desde luego en esta nueva edición del bono también está.

P.- Otra de sus medidas estrella ha sido muy criticada, la de subvencionar el cine a los mayores de 65 años con entradas a dos euros. 

Los lugares que han perdido una sala de cine difícilmente la recuperan después. Pensamos sobre todo en el ámbito rural"

MIQUEL ICETA, SOBRE EL CINE

R.- Hemos tomado esta medida porque los mayores son los que están tardando más en volver a las salas y porque es el sector cultural que probablemente peor se está recuperando de la pandemia. Hablando con ellos vimos que son la franja de público que menos ha recuperado este hábito de ir al cine y eran los que más iban, una o dos veces por semana. Esta medida tiene una vocación temporal porque lo que nos gustaría es que realmente se recupere el hábito y no haga falta incentivarlo, pero mientras merezca la pena incentivarlo pues lo vamos a hacer. 

La pandemia nos trajo mucha tristeza, primero en términos de vidas humanas, y luego también en términos de dificultades de sectores. Hemos visto cerrar muchas salas de cine y no queremos que esto siga ocurriendo, por lo que vamos a dedicar bastante esfuerzo porque merece la pena. Los lugares que han perdido una sala de cine difícilmente la recuperan después, cuesta mucho y estamos pensando sobre todo -pero no solo- en el ámbito rural.

P.- Antes me mencionaba la celebración del Año Picasso, ¿ha tenido menos repercusión de la esperada?

R.- Va un poco por barrios. En Málaga, en La Coruña, en Barcelona, en Madrid… Pues mejor. Ahora por primera vez habrá Picasso en el País Vasco con una fantástica exposición en el Guggenheim de Bilbao pero quizás es verdad que no hemos conseguido que todo el mundo vibre. También en esto hay que ver si el vaso está medio lleno o medio vacío. Tenía mucho miedo cuando llegué al Ministerio de que pasara un poco desapercibido. Siempre hay, en fin, lo digo todo en positivo, una cierta rivalidad con Francia, pues esta vez España se ha llevado el premio. Ahora, ¿debería haber sido más o haber llegado más? Siempre. Pero no estamos descontentos y quiero decir una cosa que se dice poco, quiero agradecer el patrocinio de Telefónica, porque a veces no somos conscientes del coste que tienen las cosas, pero los seguros de las obras de arte y el transporte son una aportación económica relevante y en este caso ha sido Telefónica la que ha hecho posible un programa muy completo.

P.- Cuando se presentó el Año Picasso usted habló de celebrar al pintor pero sin olvidar la polémica de que había sido acusado de maltratar a varias mujeres. ¿Cree que la gente no ha vibrado como esperaba porque la persona ha eclipsado al pintor?

No era partidario de Picasso, siempre me había fascinado mucho más Joan Miró, pero ahora me he vuelto un apasionado"

R.- Voy a decir una cosa que seguro que me critican. No era partidario de Picasso, siempre me había fascinado mucho más Joan Miró, pero por Picasso no había tenido pasión y ahora me he vuelto un apasionado. Precisamente el conocimiento nos permite apasionarnos y no creo que haya habido ese problema pero hay que tener un equilibro clarísimo que es la libertad de saber. Picasso tenía una mala relación con las mujeres e incluso se le acusa en algunos casos de haberlas maltratado, y eso se ha de saber. Ahora, ¿eso nos obliga a censurar o cancelar su obra? En absoluto. Creo que eso sería ridículo, es como pensar que los que pintaron la cueva de Altamira tenían costumbres que hoy no nos parecerían a todos bien y eso no nos impide realmente gozar de esas obras de arte que son increíbles y que por cierto Picasso también alabó. "Después de Altamira todo es copia", dijo, y mira sus toros que son más bisontes que toros. Pablo Picasso, cosa que yo he aprendido ahora, pintó la tira. Era un hombre que era workaholic, no paraba. 

En otros países quizá promueven mejor a sus creadores. Cuando murió Jean-Paul Belmondo y Francia se paró. Estoy convencido de que a mucha gente a la que quizás no le gustaba Belmondo como actor sintió su muerte como una pérdida de algo que formaba parte de su patrimonio colectivo, casi diría de su identidad, y eso es muy bonito. Hay un cierto desmerecimiento de lo que tenemos como país y creo que en el ámbito cultural es más doloroso. Cuando murió Ricardo Bofill, el arquitecto, pues tuvo más impacto en Francia que en España y lo lamento profundamente porque pienso que a veces desde fuera nos señalan lo importante que es nuestra creación, nuestro patrimonio…

Nos está pasando también en el cine. He tenido la suerte de estar de ministro en la eclosión de las mujeres cineastas. Claro, siempre busco alguna provocación para generar debate pero, ¿nos hubiera interesado tanto Alcarrás si no hubiera recibido el Oso de Oro? Ahí queda. Pero es que al año siguiente tuve la suerte de ver 20.000 especies de abejas con la ministra de Cultura alemana y ella cuando acabó la película, además de que estamos emocionados, me dijo: "Va a arrasar". Entonces, a veces pienso si será que necesitamos que alguien de fuera nos diga: "Oye, mirad qué maravilla". Y no puede ser, tendríamos que ser los primeros en valorar lo nuestro pero no con un afán exclusivista sino para abrirlo al mundo.

P.- Muchos trabajadores están teniendo problemas de exceso de trabajo, falta de pagos... con las instituciones culturales públicas en las que trabajan. Algunos están subcontratados pero otros son personal propio. ¿Qué está pasando?

R.- En algunos museos hemos tenido problemas por falta de personal propio porque durante los años de la crisis se introdujo una práctica que ha sido nefasta que es la que llamaban de "reposición 0", es decir, no se cubrían las vacantes ni las jubilaciones y eso ha empobrecido las plantillas. La verdad es que durante estos años le estamos poniendo remedio y vamos a volver a máximos importantes y a cubrir las plazas realmente necesarias. En algunas instituciones se ha decidido tirar por la subcontratación y no tiene por qué funcionar mal, pero hay empresas que no están a la altura y eso es lo que nos ha pasado en la BNE. Pero finalmente ha tenido una solución buena para los trabajadores.

Me acuerdo hace dos veranos la angustia de que algunos museos no podían abrir salas ni cobrar entradas porque no teníamos quién lo hiciera. Estuve en museos que para abrir un domingo iba el director del museo con la llave. Hay gente que me dice que no cuente esto pero creo que la gente ha de saber que si queremos cultura hemos de invertir en cultura y hay que hacer un esfuerzo. Yo estoy contento con lo hecho en los últimos años pero digo contento, no satisfecho, porque satisfecho sería tanto como decir que ya está todo acabado. En la cultura hay un elemento de insatisfacción permanente que es muy sano.