El impacto de la pandemia de la COVID-19 se ha cobrado un alto precio en vidas. Desarmados de vacunas nuestra única manera de enfrentarnos al coronavirus ha sido encerrarnos en nuestras casas para frenar los contagios. La vida en las ciudades españolas se ha transformado radicalmente. Tras semanas de confinamiento el aire se limpió a niveles que no habíamos conocido, el ruido se desvaneció y la calle, cuando pudimos pisarla de nuevo, se convirtió en propiedad de los peatones, los corredores y las bicicletas. Esto es lo que recoge el trabajo del fotógrafo español Pedro Armestre en un recorrido por la España en la desescalada realizado para Greenpeace con el que se quiere subrayar que el regreso a la normalidad puede ser verde.