Poco más de un año tras la aparición de los primeros casos de Covid en el mundo, España prevé recibir en enero las primeras dosis de alguna de las vacunas que permitan doblegar al virus. No se habla ya de la "victoria total" que el presidente del Gobierno dijo en marzo que llegaría con la vacuna, pero sí de una herramienta que "contribuirá a reducir el número de casos, las hospitalizaciones y los fallecimientos relacionados con la infección por Covid y ayudará a restablecer de manera gradual la normalidad del país".

Hasta ahora, dos de las cinco vacunas de las que el Gobierno ha firmado acuerdos de adquisición a través de la Unión Europea (Pfizer y Astrazeneca) han comunicado ya resultados satisfactorios de los ensayos en fase 3, además de Moderna, que también ha ofrecido resultados y con las que la UE se encuentra en negociaciones. En total, España ha adelantado acuerdos para conseguir 80 millones de dosis, un número superior al de la población española en previsión de que no todas las vacunas lleguen a autorizarse finalmente.

Pero al reto de la aprobación de la vacuna se une el de distribuirla eficazmente para llegar a la población idónea y conseguir que la inmunización sea lo más efectiva posible. Y otro adicional, frenar las reticencias de la población frente a la seguridad de la vacuna.

Comunicación: "Generar un alto nivel de confianza que se traduzca en las mejores coberturas"

Cerca de la mitad de la población respondía en la última encuesta del CIS que no se vacunaría inmediatamente del Covid, una falta de confianza que el Gobierno plantea vencer gracias a una estrategia de comunicación basada en cinco claves: veracidad, transparencia, participación, equidad y evaluación.

Ofrecer información fundamentada en la evidencia científica, proporcionar información clara y accesible que incluya también las incertidumbres, escuchar las dudas de la población y al personal sanitario, prestar atención a las personas con discapacidad son algunos de las líneas marcadas por el Gobierno en este objetivo.

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El plan del Gobierno se apoya en el personal sanitario, que considera clave en la transmisión de la información, así como en las asociaciones de profesionales. Esperan que contribuyan asegurar la confianza en los procesos, hacer entender las diferencias entre los procesos habituales de autorización de las vacunas y lo que ha ocurrido con el Covid o a concienciar en la necesidad de priorización de la vacunación con un criterio de solidaridad.

También incide en la importancia de que se notifiquen los efectos adversos que pudieran aparecer tras la vacunación y contar con datos sobre las reacciones adversas que se producen con otras vacunas.

Información sobre la vacuna recibida y carnet de vacunación

La vacunación será en todos los casos gratuita y a través de la red sanitaria pública, como ha destacado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, al hacer público el plan.

Tal como consta en el documento, cada persona vacunada recibirá información adecuada sobre la vacuna administrada y una tarjeta de vacunación, o similar, en la que constará el tipo de vacuna administrada y el número de lote, la fecha de vacunación y la fecha para la administración de la segunda dosis, si procede, así como la manera de proceder ante cualquier sospecha de reacción adversa.

Así, sus datos estarán en su historia clínica y formarán parte también de un Registro estatal de vacunación COVID-19 por parte del Ministerio de Sanidad en colaboración con las comunidades y ciudades autónomas, que se nutrirá con la información procedente de los registros y sistemas de información de vacunas, o de cualquier otro sistema con información de interés de las comunidades y ciudades autónomas.

Tres etapas de vacunación y 18 grupos (aunque se conocen cuatro)

El plan del Gobierno plantea tres etapas para ir vacunando a la población, que se ha clasificado en 18 grupos prioritarios, aunque en la estrategia solo figuran cuatro (los que se vacunarán en la primera etapa) y tampoco el ministro Illa ha aclarado la composición del resto.

En la primera etapa, con un "suministro inicial y muy limitado de dosis de vacunas" se vacunarán los cuatro grupos que se han dado a conocer. Son los ancianos y dependientes que viven en residencias y el personal que les atiende en primera instancia, personal sanitario en primera línea, resto de sanitarios y los grandes dependientes no institucionalizados.

La segunda etapa se desarrollará hasta junio y se contempla un "incrememento progresivo del número de vacunas que permitirá ir aumentando el número de personas a vacunar" y en la tercera, un "aumento en el número de dosis y de vacunas disponibles para cubrir a todos los grupos prioritarios".

Ni las líneas maestras ni Salvador Illa han aclarado de momento, quién forma parte de cada grupo poblacional ni en cuál de las fases se incluirán. Lo que sí recoge el plan es que estos grupos se han establecido en función de criterios "científicos, éticos, legales y económicos".