Los trastornos de la conducta alimentaria, los intentos autolíticos (autolesionarse) y en general los problemas de salud mental han aumentado de forma importante en los últimos meses. Los psiquiatras lo achacan a la pandemia y, de hecho, aseguran que esa "quinta ola de problemas de salud mental" de la que se viene advirtiendo en la pandemia está afectando a los jóvenes más que a nadie. "Las edades entre 10 y 18 años son los que más se están viendo afectados", ha afirmado el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), Celso Arango, durante un encuentro con periodistas para analizar el estigma asociado a los problemas de salud mental.
La psiquiatra Ana González-Pinto, presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM), le ha puesto cifras. En el hospital donde trabaja, el Hospital Universitario de Alava, los ingresos en la unidad de psiquiatría infantil donde cuentan con siete camas fueron 50 en 2017. El año pasado han subido hasta los 120. "El incremento ha sido muy, muy claro por la pandemia y muy especialmente los trastornos de la conducta alimentaria", ha afirmado, González-Pinto, "los niños han sufrido mucho con todo esto".
El aumento de las urgencias infantiles en Salud Mental es algo de lo que ya habían advertido los pediatras el pasado junio pero ahora son los psiquiatras quienes centran en este grupo de edad los mayores problemas ocasionados por la pandemia. "La gente mayor lo está llevando mejor, también hay un mayor riesgo entre quienes ya habían padecido un trastorno anterior a la pandemia, en este caso el riesgo es mucho mayo", ha afirmado Arango.
En un reciente evento del Colegio Oficial de Psicología de Madrid se advertía que en 2020 se duplicaron los intentos de suicidio entre los jóvenes y también la necesidad de hablar más del problema para superarlo.
En este contexto de aumento de trastornos, desde estas sociedades científicas junto a la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) han querido subrayar la necesidad de luchar contra el estigma de las enfermedades mentales que, han asegurado, está arraigado desde muy adentro. "El estigma está también en la profesión. La mayoría de los médicos que nos han pedido atención por problemas de salud mental nos han pedido mantener el anonimato incluso que les atendamos en otros centros, para que no se conozca su problema", ha reconocido el presidente de la SEPB, Víctor Pérez Solá.
Si en los propios médicos pervive el estigma, los datos de su repercusión en la sociedad hablan por sí solos. Pérez Solá ha destacado que la tasa de paro en la población con trastornos mentales en Cataluña es del 61,9%, el triple que en la población general. El miedo a un trato discriminatorio, además, hace que casi la mitad de los enfermos oculten su enfermedad en el trabajo.
En un reportaje en El Independiente sobre el trastorno bipolar, el jefe de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona, Eduard Vieta, reconocía que el 80% de sus pacientes ocultan la enfermedad que padecen. A veces incluso a su propia familia y bajo la recomendación de su psiquiatra. “Analizamos siempre cada caso pero si el riesgo de contarlo es la pérdida del empleo, la recomendación es que no lo hagan. Y si van a contarlo a su entorno, incluso en gente de confianza, les pedimos que se anticipen y solo lo hagan si creen que les van a entender”, explicaba el psiquiatra.
Enfermedades mentales, "ahora o nunca"
A pesar del estigma, los datos apuntan a que una de cada cinco personas va a padecer algún trastorno mental a lo largo de su vida y Pérez Solá ha afirmado que las recientes circunstancias - la concienciación por la pandemia y los nuevos fármacos - están favoreciendo "una sensación de ahora o nunca".
Los representantes de las tres sociedades se han mostrado algo insatisfechos con los datos que han trascendido sobre la estrategia nacional de salud mental, que se encuentra en revisión, y que se queda corta. "Hemos enviado cientos de recomendaciones de modificaciones sobre el último borrador que esperamos puedan reflejarse ya que en los últimos meses estamos viendo una administración dialogante", ha afirmado Arango.
Los psiquiatras han incidido en la importancia de este tipo de estrategias y han puesto de ejemplo Dinamarca, donde aseguran que se ha conseguido dar la vuelta al problema del suicidio. "Dinamarca tenía una de las peores tasas del mundo en suicidios y decidieron trabajar en ello. Invirtieron en educación, en formación, en campañas en los medios de comunicación y en teléfonos de ayuda accesibles. No se consiguió en meses, ni en uno o dos años, pero tras 10 años son uno de los países con menores tasas de Europa. Han demostrado que donde se invierte se consiguen resultados", ha apuntado Pérez Sola, "por eso nos preocupa España donde la inversión es menor que en la media europea".
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