No todas las arañas tejen telas para cazar. Algunas usan su propio cuerpo para abalanzarese sobre sus víctimas. Una especie en concreto, la araña cangrejo de pared (Selenopidae), es capaz de girar todo su cuerpo en un octavo de segundo para realizar un ataque a su presa. Por primera vez, podemos visualizar este ataque a cámara superlenta.
Científicos de la Academia de Ciencias de California han grabado y medido por primera vez el ataque relámpago de estos artrópodos. La araña de pared es capaz de percibir en qué dirección se acerca su víctima y girar todo su cuerpo hasta encontrar sus fauces frene al otro insecto. Tienen ocho ojos y la flexibilidad de sus patas les permite girar rápidamente en cualquier dirección. La pata más cercana se mantiene como pivote estático o centro de palanca.
Así grabaron a alta velocidad a varias arañas de pared en su ataque a las presas. | Vídeo: Mario Viciosa / Crews y Zeng
"Alrededor de la mitad de las especies de arañas no usan telas para atrapar presas", dice la doctora Sarah Crews, investigadora postdoctoral en la Academia. "Algunos acechan y se abalanzan, mientras que otros realizan esperas y emboscadas, como las arañas de pared". Los hallazgos se publican hoy en el Journal of Experimental Biology.
Para documentar a simple vista lo que parece ser un borrón grabado a velocidad normal, Crews y el autor principal, el doctor Yu Zeng, instalaron dos cámaras de video sincronizadas de alta velocidad encima y al lado de las arañas. Examinaron el metraje a velocidades aproximadamente 40 veces más lentas que el original para mapear la mecánica de esta nueva maniobra de ataque.
"Descubrimos que la pata más cercana a la presa se ancla al suelo, creando un punto de palanca desde el cual la araña puede tirar de su torso más cerca de la presa", dice Zeng, describiendo la estocada de la araña. Patas opuestas a la presa empujan para ayudar. Esta combinación de tirón y empuje también proporciona el comienzo de una fuerza de torsión, conocida como torque, que impulsa a la araña en un giro rápido.
Al igual que los patinadores que contraen sus brazos hacia adentro para girar más rápido, las arañas aplastan y luego sacan sus patas restantes del suelo, manteniéndolas cerca. Esto permite a los cazadores girar hasta un 40% más rápido y aterrizar perfectamente con la boca hacia ese primer bocado de presa.
Robots más hábiles
"Estamos documentando y modelando sus giros rápidos", dice Zeng, "para ayudar a trazar un curso para hacer que los robots y otras máquinas sean más maniobrables. Sacar inspiración de la biodiversidad puede conducir a conocimientos tecnológicos fascinantes", dice Zeng. El equipo espera que su investigación sobre la mecánica de estas rotaciones pueda aplicarse a los últimos robots con múltiples patas y otras máquinas necesarias para maniobrar en espacios estrechos y confinados.
"Simplemente observando estas arañas y su historia natural, pudimos hacer nuevos descubrimientos en todas las disciplinas", agrega Crews. "Uno nunca sabe qué camino puede seguir la ciencia: algunos de los mejores descubrimientos se hacen por accidente".
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