El gasto militar del 2% del PIB ya está asegurado para 2025. 33.123 millones de euros en total. ¿Pero y para 2026? ¿Y en los años siguientes? España tiene que consolidar esa inversión para seguir cumpliendo con la OTAN, pero lo que no está tan claro es la fórmula. Y no es sencilla si el Gobierno no logra sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2026. Si las condiciones económicas no fueran las mismas, si no hubiera posibilidad de rebañar recursos de otras partidas o no se pudiera extender la línea dedicada a la ciberseguridad procedente de los fondos europeos, el Ejecutivo tropezaría con una dificultad severa. Porque en ese caso sí tendría que ir al Congreso para conseguir una autorización de crédito. Para lograr que el respaldo le permita gastar más. Y para Pedro Sánchez el Parlamento es en esta legislatura y en este tema un obstáculo no menor, porque sus socios de izquierda se niegan a todo aumento de la inversión en defensa, lo que le dejaría en manos del PP.

La Moncloa siempre tuvo en mente que tenía que esquivar siempre que fuera posible todo crecimiento del gasto militar, consciente de su precariedad parlamentaria. Y esa determinación la ha llevado hasta el final. El presidente presentó este martes en rueda de prensa el acuerdo adoptado minutos antes en Consejo de Ministros, con la objeción (que no rechazo), el Plan industrial y tecnológico para la seguridad y la defensa, el que había comprometido ante el Congreso en el pleno monográfico del 26 de marzo pasado. El programa supone un gasto adicional en defensa de 10.471,14 millones de euros. Esa cantidad, sumada a lo ya invertido, da como resultado 33.123 millones, que se corresponde con el 2% del PIB. España verá engordar en apenas un ejercicio lo destinado en defensa seis décimas, pues el cierre de 2024 fue finalmente del 1,4% del PIB, una cifra que también estaba pendiente de conocer y que desveló el presidente en su comparecencia de este martes en la Moncloa. Defensa se convierte así en el departamento más inversor y con mayor presupuesto de todo el Ejecutivo.

El plan aprobado este martes por el Consejo de Ministros supone un gasto adicional de 10.471 millones que, sumado a lo ya invertido, da un total de 33.123 M€, que se corresponde con el 2% del PIB. 2024 se cerró con un desembolso del 1,4%

El Consejo de Ministros aprobó ayer el plan porque tenía que enviarlo a la OTAN este miércoles, de cara a la reunión de su comité de planificación. También lo remitirá a Bruselas. El secretario general de la Alianza, Mark Rutte, saludó de inmediato el acelerón de España, que permitirá que el objetivo del 2% sobre PIB sellado en la Gales de 2014, se cumpla cuatro años antes de lo previsto. Ya no será en 2029, como había comprometido Sánchez en la cumbre de Madrid de hace tres años, sino este mismo 2025. "Para mantenernos seguros, todos necesitamos aumentar la inversión en defensa: construir una OTAN más fuerte, más justa y más letal", celebró Rutte tras su conversación telefónica con el mandatario español. El programa se remite también este miércoles a Bruselas, para que sea igualmente evaluado por la UE.

Lo que pretende el Gobierno, subrayó el presidente, es "garantizar la seguridad" del país en un contexto geopolítico y tecnológico cambiante, consolidar España como un miembro "central y fiable" de la UE y de la Alianza y aprovechar el nuevo escenario para impulsar "una nueva ola de innovación y reindustrialización, de empresa y empleo" en torno a las tecnologías de doble uso —civil y militar— que acelere la modernización del tejido productivo español.

El secretario general de la Alianza celebra el acelerón de España tras una conversación con Sánchez. Hay que construir una "OTAN más fuerte, más justa y más letal", advierte

La mayor parte de los 10.471 millones extra se financiarán con cargo al presupuesto nacional a través de tres vías, según explicó Sánchez: reorientando partidas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) —como la dedicada a la ciberseguridad, nutrida con 1.300 millones—, de los "ahorros" generados por el "desempeño exitoso" de la economía española, que en 2024 superó "las previsiones de todos los organismos internacionales y nacionales y del propio Gobierno", y del "margen" que ofrecen ciertas partidas que se incluyeron en los vigentes Presupuestos de 2023 y que "ya no se necesitan". El presidente enfatizó que así se logra financiar lo correspondiente a 2025 sin comprometer otros gastos —"sin tocar un céntimo de euro la inversión en el Estado del bienestar"— y sin incurrir en un mayor déficit ni endeudamiento público. Es, alegó, lo que su Gabinete lleva haciendo los últimos años, en los que ha incrementado su inversión en defensa en 12.000 millones desde 2017, mientras que ha crecido el montante en políticas sociales en 120.000 millones y el apoyo a la transición ecológica en más de 30.000 millones.

El Ejecutivo espera que la Comisión Europea despliegue mecanismos adicionales de financiación, como los préstamos blandos del instrumento SAFE o la cláusula de escape, para que el mayor gasto militar no compute en déficit.

Con esas tres vías de financiación, Sánchez logra evitar pasar por el Congreso. Explicó que tanto la Constitución, en sus artículos 97 y 134, como el capítulo IV de la Ley General Presupuestaria de 2003, facultan al Ejecutivo para mover partidas sin necesidad de acudir al Parlamento para su aprobación. "No implica un mayor esfuerzo presupuestario", justificó. Es decir: no es necesario un aumento de los ingresos vía impuestos de ciudadanos o empresas, no hace falta generar un crédito nuevo.

Sánchez justifica no ir al Congreso porque el aumento del gasto en 2025 se carga al presupuesto nacional y sin necesidad de recurrir a ayudas europeas y no se precisa un aumento de ingresos vía impuestos

2025 estaría por tanto resuelto, y sin necesidad de acudir al Congreso. El Ejecutivo no ganaría nada tramitando ahora los Presupuestos de 2025 —ya descartados, aunque no de manera oficial—, porque como recuerdan en Hacienda, a la OTAN solo le vale el dinero efectivamente ejecutado y gastado, no solo presupuestado. Pero el reto es consolidar de aquí en adelante el 2% del PIB.

"Para 2026, Dios dirá", afirman con cierta resignación fuentes del Ministerio de Defensa. Y es que nada está asegurado. Si el Gobierno logra aprobar las cuentas públicas del año que viene, ya incorporaría ese gasto de más de 33.000 millones —en realidad, la cuantía tendría que ser más alta, porque se espera que el PIB crezca en 2025 un 2,6% y en 2026 un 2,2%—, pero si no dispone de ellas, tendrá que agudizar la ingeniería fiscal.

Adaptar la partida al crecimiento del PIB

Fuentes del Ejecutivo explican que, de cara a 2026, para que se pueda repetir el modelo de financiación del plan de seguridad y defensa aprobado por el Consejo de Ministros, y si no hay nuevos PGE, se exigiría que se replicara el mismo escenario: reorientación de partidas del plan de recuperación, ahorros generados por la buena marcha de la economía y empleo de partidas no necesarias de los PGE de 2023. Pero ahora mismo, cuando faltan más de ocho meses para que acabe el año, es imposible prever el cierre del ejercicio y, si por ejemplo, se habrá extinguido la línea de ciberseguridad del PRTR que se reorienta. Además, como el PIB crecerá, el 2% pesará más que los 33.123 millones de 2025. Hacienda advierte de que todavía tiene margen para rebañar más partidas y sacar remanentes. Pero si no existen suficientes recursos, en el Gobierno admiten que tendrían que acudir al Congreso para pedir la autorización de un crédito nuevo.

El Ejecutivo no se sitúa todavía en el escenario de que haya que ir más allá del 2% del PIB, porque en todo caso se fijará un plazo de cumplimiento del nuevo objetivo. El presidente pide "esperar" a la cumbre

Por tanto, una cierta sombra de incertidumbre planea sobre la continuidad del gasto del 2% del PIB en los siguientes años. Todo queda a expensas también, y esto es muy relevante, de los mecanismos de financiación que despliegue Bruselas. ¿Y si en la cumbre de La Haya de junio los aliados pactaran aumentar el compromiso de gasto? Rutte ha apuntado hacia el 3% de PIB, EEUU dispara hasta el 5%. El Gobierno no se pone en ese escenario todavía, pero en todo caso anticipa que se fijará un horizonte temporal. Es decir, que se determinará en qué plazo ha de cubrirse esa nueva meta. El presidente pidió "esperar" y agregó que el planteamiento que debe hacerse es "reforzar el pilar europeo de seguridad y defensa" porque es "la mejor manera de contribuir al fortalecimiento de la relación transatlántica". Además, incidió, no se trata de pensar en invertir más, sino "invertir juntos y mejor" en Europa y en la Alianza para "crear economías de escalas y esa base industrial y tecnológica" que necesita el Viejo Continente.

La distribución por ejes de los 10.471,14 millones de euros aprobada este martes en Consejo de Ministros. | GOBIERNO DE ESPAÑA

Sánchez no tiene nada fácil amarrar unos nuevos PGE. No los consiguió para 2024 —las negociaciones se pararon con la convocatoria de las elecciones catalanas—, ni lo ha logrado para 2025. Al alto precio impuesto por Junts, que exige, para empezar a hablar, la ejecución de cuentas públicas anteriores, se suma el creciente distanciamiento de Podemos, cuya secretaria general, Ione Belarra, llamó este martes a la movilización ante "el mayor aumento del gasto militar de la historia". Unos Presupuestos que consoliden el 2% de inversión en defensa hallaría, como poco, la reticencia del resto de socios de investidura. Pero el presidente tiene voluntad de agotar la legislatura, con o sin nuevos PGE. Y ayer mismo señalaba que la obligación constitucional del Gobierno de llevar al Congreso unas cuentas tenía "matices".

El presidente insistió en que su Gabinete sigue trabajando "discretamente" para poder presentar unas nuevas cuentas, pero que, en todo caso, si se quiere alcanzar el 2% en seguridad y defensa, hay que ejecutar el gasto "cuanto antes". Porque otra gran pregunta es si el ministerio de Robles podrá absorber ese monumental desembolso de recursos públicos, y ahí Sánchez respondió con rotundidad que sí, que será posible. "Será, por tanto, este Gobierno quien cumpla lo que otros incumplieron", observó, en obvio reproche al Ejecutivo de Mariano Rajoy, que se comprometió con la Alianza en 2014 a llevar la inversión al 2% y la dejó, en 2018, al abandonar la Moncloa, en el 0,93%.

Se pondrán en marcha 31 nuevos programas de modernización de las Fuerzas Armadas, que se suman a los 56 ya en curso. El número de efectivos militares crecerá en 7.000 hasta 2029, unos 1.250 por año

El plan supone la puesta en marcha de 31 nuevos programas de modernización de las Fuerzas Armadas, que se suman a los 56 ya existentes. Se apoya en cinco pilares. El primero, el que concentra el 35,45% de los 10.471 millones (y que consumirá 3.712,49 millones), se destina al aumento de los efectivos de las Fuerzas Armadas y la mejora de sus condiciones laborales, preparación y equipamiento. Robles concretó en los pasillos del Senado que crecerá en 7.000 el número de efectivos, a razón de 1.250 por año, hasta 2029. Actualmente, según las cifras comunicadas a la OTAN, hay 117.400 militares, y el tope máximo, permitido por el artículo 16 de la ley de la carrera militar de 2007, se sitúa en 140.000 efectivos. El Consejo de Ministros ya aprobó en marzo la subida de los sueldos de los efectivos, por valor de más de 340 millones.

En cuantía, el segundo pilar (31,16% del gasto, 3.262,76 millones) lo conforma elaboración, fabricación y adquisición de nuevas capacidades de telecomunicaciones y de seguridad. El tercer eje, que se come el 18,75% del total (1.962,98 millones), es el más delicado, porque es que se dedica a la fabricación y compra de nuevos instrumentos de defensa y disuasión. Es decir, la adquisición de más armamento. Menos problemáticos son los dos últimos pilares: el refuerzo de las capacidades para la gestión de emergencias y desastres naturales (1.751,53 millones, el 16,73%), y la mejor protección de los 3.000 efectivos desplegados en misiones en el exterior (328,74 millones, el 3,14%). Los ajustes y devoluciones de créditos para programas especiales de modernización anteriores suponen el retorno de 547,36 millones (el 5,23%). El programa completo, según las previsiones del Gobierno, podría crear 36.000 empleos directos y 60.000 indirectos (casi 100.000 en total), y hacer crecer el PIB español entre 0,4 y 0,7 puntos. Además, la inversión en I+D+i engordará un 18%.

Sumar pidió su retirada

El Plan industrial y tecnológico para la seguridad y la defensa fue llevado en mano al Consejo de Ministros por el presidente —no pasó por la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios (CGSEyS)—, pero Sumar sí había sido advertido. De hecho, el socio menor de la coalición presentó sus observaciones al mismo. El partido de Yolanda Díaz considera "exorbitado" el aumento del gasto en defensa. El principal punto de fricción era el tercer pilar, la compra de armamento, porque no se detalló "suficientemente" su "finalidad ni su contribución a la autonomía estratégica". Sumar manifestó su desacuerdo con hacer crecer la inversión militar "sin una reflexión consensuada" en el seno del Ejecutivo "sobre las verdaderas necesidades de defensa de España, ni una estrategia alineada con las prioridades europeas". Aunque la formación reconoció que se comparten objetivos como la mejora de las condiciones de las tropas o el refuerzo de la ciberseguridad, rechazó su aprobación y solicitó su retirada del Consejo de Ministros. Sin éxito.

Aunque fue la Vicepresidencia Segunda la que presentó las observaciones al plan, quien defendió las objeciones de Sumar durante la reunión del Consejo de Ministros fue Ernest Urtasun. En el ala socialista minimizan las críticas de sus socios de coalición

Quien verbalizó esas objeciones en la reunión del Gabinete fue el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y no la vicepresidenta segunda, porque él "es el portavoz del partido y además es quien suele encargarse de manifestar las discrepancias" dentro del Gobierno, según explicaban en Sumar y acabaron admitiendo desde el ala socialista. El tono del debate fue suave, explicaban varios ministros del sector mayoritario, que evitaban darle mayor trascendencia a las diferencias. "Sumar no fue muy duro. No le damos más valor a su desacuerdo. Ya sabemos que tenemos diferencias en ciertas políticas, como en política exterior. Pero no pasa de ahí. Nosotros no queremos ponerles en situación de aprieto. A ellos les aprieta Podemos. Nosotros hemos cumplido con nuestra palabra de que una mayor inversión en defensa no competirá con el gasto social", apuntaban desde fuentes muy cercanas al presidente.

El propio Sánchez quitó hierro al choque con Sumar en esta materia: la "discrepancia" se ha gestionado por ambas partes "desde el respeto y desde el diálogo". No son "partidos iguales" pero sí tienen claro ambos que el objetivo clave de la coalición es "mejorar la vida de los españoles, proteger su bienestar, sus valores y su modo de vida". "Yo creo que el europeísmo une al Gobierno de coalición y el Gobierno de coalición está unido detrás de este plan que hoy [por este martes] presentamos con evidentemente algunos matices" como el referido a la compra de armamento.

Por esa razón, el jefe del Ejecutivo fue muy enfático a la hora de señalar que el 87% de la nueva inversión prevista —unos 9.000 millones— irá a parar a "empresas y trabajadores españoles de sectores muy diversos y en todas las comunidades autónomas". "Menos del 5%" del plan se dedicará a la adquisición de piezas de repuesto o componentes imprescindibles que hoy por hoy no se producen en Europa, prometió. En Defensa ponían como ejemplo la construcción de satélites: no se quiere depender de EEUU ni comprar unidades a Space X, la empresa del magnate Elon Musk, superasesor gubernamental de Donald Trump. La idea sería forjar una gran empresa europea al estilo de Airbus. España, señalan en el departamento de Robles, no tiene "un gran campeón nacional" en defensa, pero sí pequeñas y medianas empresas competitivas. Lo que el plan también persigue es que las empresas tractoras de unos y otros sectores deban involucrar a pymes, economía social o startups, para que estas aprovechen la "oportunidad para integrarse en cadenas de suministro avanzadas, obtener financiación y crecer e internacionalizarse". "Solo se comprará lo que no se pueda fabricar aquí o en Europa", concluyen fuentes cercanas a Robles.

El Ejecutivo cree que será capaz de ejecutar el enorme volumen de gasto comprometido. Lo ve como una oportunidad de desarrollo de la industria española de seguridad y defensa, que permitirá, por ejemplo, la construcción de satélites en coordinación con Europa

En el ala socialista del Ejecutivo se sentían este martes profundamente satisfechos. Porque España llega a tiempo de enviar a la OTAN su plan de aumento del gasto y porque, sobre todo, aterrizará en la cumbre que se celebrará entre el 24 y el 26 de junio en La Haya "con los deberes hechos". Con el compromiso de alcanzar el 2% del PIB en gasto militar ya cumplido en 2025, cuatro años antes de lo previsto. Y eso, creen en el equipo del presidente, le "refuerza". Y le hace más fácil pedir con más autoridad más recursos a Bruselas, por ejemplo, porque ha demostrado una vez más que España es un socio "fiable" en Europa y en la Alianza.

"Increíbles" las críticas del PP

El Gobierno no tiene dudas respecto a cuál será la respuesta de la OTAN. En Defensa señalan que en las últimas semanas han venido trabajando este plan —sus técnicos del ministerio y de la Oficina Económica del presidente— con la Alianza. De manera muy discreta. El 1,4% con el que se cerró 2024 está certificado por la organización y Rutte, con su mensaje en X, estaba bendiciendo el programa del Ejecutivo. "Llegamos con los deberes hechos y el marcador a cero. Porque cumplimos mucho y bien", apuntan en Defensa. No está previsto, por cierto, que España demande un cambio de las métricas de la OTAN, porque entiende que la manera de valorar el esfuerzo realizado por cada país se debe calibrar según el porcentaje de gasto en defensa con relación a su PIB. La Alianza ya apuntó tres parámetros en aquella cumbre de Gales de 2014: el gasto del 2%, que el 20% de esa inversión se dedique a nuevo equipamiento (España está en el 30,3%) y participación en las misiones OTAN. España así cumplimenta con el "único punto" de los tres comprometidos por Rajoy que le quedaba por amarrar, remarcó el mandatario socialista.

Llegamos con los deberes hechos y el marcador a cero. Porque cumplimos mucho y bien", subrayan desde Defensa. La ministra recalca, frente al PP, que el plan ha sido "muy estudiado" y "trabajado"

Sánchez explicará el plan a primeros de mayo en el Congreso. Y se enfrentará, nuevamente, al rechazo de sus socios de investidura y a la hostilidad del PP, que calificó el programa de "inaceptable" y "autoritario". La número dos de los conservadores, Cuca Gamarra, consideró que el conjunto de medidas "hace aguas por todas partes", "mezcla partidas", "trata de incluir como gasto en defensa cosas que no lo son" y "se queda muy corto en muchas de las cosas que necesita la seguridad y defensa de España". "Me ha resultado francamente increíble que en un tema tan técnico, con muchos técnicos trabajando, con muchos criterios de OTAN, la señora Gamarra, sin haber podido leer ni una sola línea, porque era imposible leer una línea, haya hecho algún tipo de observaciones y críticas", le respondió Robles desde los pasillos del Senado. El plan se publica este mismo miércoles en la web de la Moncloa. No antes. Robles negó toda improvisación: es un programa "muy trabajado, muy estudiado".

"Sería conveniente que todas las fuerzas políticas, singularmente aquellas que han tenido ocasión de gobernar este país y que asumieron esos compromisos y no cumplieron, que dejen a un lado las cuestiones más partidistas, y piensen en el país y piensen en Europa". Era el llamamiento del presidente, sobre todo dirigido al PP. No necesitará su respaldo para aprobar ninguna partida de gasto porque en 2025 ha podido sortear la autorización del Congreso. Pero en 2026 nadie sabe. Como decían en Defensa, "Dios dirá".