Un Plan estatal de lucha contra la corrupción, con 15 medidas y diseñado y coordinado conjuntamente con la OCDE. Es la respuesta que Pedro Sánchez presentó este miércoles ante el Congreso tras el estallido del caso Cerdán, su intento de convencer a los socios para que sostengan la legislatura, su búsqueda de salir de la crisis más grave en sus siete años en el poder. Un plan que calificó de "ambicioso, realista, honesto", sin fuegos artificiales ni golpes de efecto, que incluye actuaciones como la puesta en marcha de una Agencia de Integridad Pública independiente, controles patrimoniales aleatorios y anuales para los cargos públicos durante todo su mandato, obligación a los partidos para que realicen auditorías externas, más medios para la Fiscalía Anticorrupción, aumentos de las multas para las empresas corruptoras y puesta en marcha de sistemas de exclusión y listas negras para impedir que compañías condenadas puedan seguir contratando con la Administración o aumento de medios y plantilla de la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos, con el fin de intentar recuperar lo antes posible el dinero robado.

Esa fue la columna vertebral de la intervención, de unos 45 minutos, del presidente del Gobierno en el pleno en la Cámara baja más difícil de todo su mandato. El core, la respuesta con la que asume su "responsabilidad" por haber elegido como secretarios de Organización a José Luis Ábalos y Santos Cerdán. "Asumir responsabilidades", adujo, es pedir perdón, tomar medidas y seguir haciendo avanzar España", adoptar "soluciones" y no montar "piras inquisitoriales". Pero tan relevante como el paquete de medidas era el relato previo que tejió, y su confesión, en sede parlamentaria, que sí pensó en dimitir o en convocar elecciones anticipadas cuando se conoció, el pasado 12 de junio, el demoledor informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que ponía al descubierto una presunta trama criminal de cobro de mordidas a cambio de adjudicaciones públicas liderada por Cerdán, en quien confió hasta el ultimísimo minuto. "Tirar la toalla no es nunca una opción", proclamó entre aplausos de su bancada, "no voy a tirar la toalla y vamos a continuar". Fue el espíritu de su intervención inicial. El y tú más y la defensa frente al PP la dejó para una réplica en la que acusó a Alberto Núñez Feijóo de haber "medrado" mirando para otro lado con la corrupción.

El jefe del Ejecutivo defiende que asumir responsabilidades es pedir perdón, adoptar soluciones y no montar "piras inquisitoriales". "Tirar la toalla no es nunca una opción", advierte

Sánchez subrayó que en España "no existe una corrupción sistémica y si existe es mucho menor que en el pasado, pero sigue existiendo, y causa un grave daño a las instituciones". Recordó que el Gobierno de coalición ha adoptado "más de 30 medidas" en estos años, que "se ha avanzado mucho", pero "resulta evidente que no es suficiente" y por eso propuso a la Cámara el Plan estatal de lucha contra la corrupción, dotado de 15 medidas de "importante calado" y "diseñado conjuntamente" con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a las 38 economías más avanzadas del mundo y que cuenta con una "prestigiosa división anticorrupción". El plan, anticipó, supondrá "el mayor impulso a la prevención, la lucha y la reparación contra la corrupción que se ha hecho en las últimas décadas" en España y que le permitirá situarse "a la vanguardia del continente".

Las 15 medidas se agrupan en cinco ejes. El primero alude a la prevención de riesgos y fortalecimiento de los controles para la corrupción. Sánchez acepta, como le pedía Sumar, la puesta en marcha de una Agencia de Integridad Pública independiente, que asumirá las "funciones clave en la prevención, supervisión y persecución de prácticas corruptas" y coordinará de forma independiente la lucha contra la corrupción. El presidente reconoció que ya existen en España multitud de órganos estatales y autonómicos, y esa multiplicidad "ha permitido tener muchos ojos, pero ha generado ineficiencias" que espera que puedan corregirse con esta nueva oficina cuya creación recomienda, dijo, la OCDE, el organismo en el que se apoyó una y otra vez para validar la solidez de su plan. La OCDE también se encargará del "seguimiento y evaluación" del plan, y dará cuenta de los avances realizados a los 12 y 24 meses a través de un dictamen técnico de "libre acceso".

El paquete de medidas ha sido diseñado con la OCDE. Entre las iniciativas, la extensión de la metodología aplicada a los fondos europeos a toda la Administración, la introducción de aplicaciones de IA o una nueva ley de Administración abierta

En este primer bloque se incluyen otras cinco medidas. Una, la extensión de la metodología aplicada a la adjudicación de los fondos Next Generation a toda la Administración. Dos, la introducción de aplicaciones de inteligencia artificial en la Plataforma de Contratación del Sector Público para automatizar y optimizar la identificación de patrones anómalos o indicios de fraude. Tres, la exigencia de sistemas de compliance anticorrupción a empresas que quieran contratar con las administraciones y despliegue de pactos de integridad para determinados contratos públicos, como hacen ya otros países europeos. Cuatro, una nueva ley de Administración abierta, que reforzará la obligación de transparencia activa, establecerá mecanismos de alerta temprana y actualizará el Portal de Transparencia del Estado. Se establecerán controles patrimoniales aleatorios y anuales para altos cargos durante todo su mandato —medida, por cierto, que ya anunció para el PSOE el sábado—.

Quinta y última propuesta de este primer eje, el refuerzo de los controles sobre los partidos. Se obligará a los partidos y fundaciones con financiación pública superior a los 50.000 euros a realizar auditorías externas e independientes, se reducirá el umbral de publicación de donaciones de 25.000 a 2.500 euros y el plazo de publicación de un mes desde su recepción y la aprobación de una ley de transparencia e integridad de los grupos de interés.

El segundo pilar concierne la protección a los denunciantes de corrupción. Sánchez asumió que la vigente ley 2/2023, de amparo al informante, no es suficiente, y por ello se incluirá en la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim) que cualquier persona que acuda a la Fiscalía, a la Policía o a un juez a denunciar actos de corrupción cuente con garantías plenas de "confidencialidad, protección y apoyo legal". Las empresas deberán tener canales internos de denuncia y las administraciones también deberán incorporar esos cauces en "un sistema general de integridad institucional".

También se otorgará un carácter preferente a estas causas y se creará un procedimiento sumario para causas que involucren a cargos públicos. Y se impedirá que las empresas corruptoras "se vayan de rositas"

El tercer bloque pretende reforzar la capacidad del Estado para investigar, juzgar y sancionar la corrupción. Sánchez adelantó que se crearán secciones especializadas en delitos contra la Administración pública dentro de los nuevos tribunales de instancia, con jueces especializados, para ayudar a agilizar los procesos judiciales. Se otorgará un carácter preferente a estas causas y se creará un procedimiento sumario para las causas que involucren a cargos públicos. Se pretende evitar "dilaciones calculadas provocadas por las partes" y puso un ejemplo de mal funcionamiento: la pieza de Arganda del caso Gürtel comenzó su instrucción en 2009 y solo hubo sentencia 16 años después. Por eso han de agilizarle los procesos porque de lo contrario se "abren las puertas a la impunidad". Además, se reforzará la Fiscalía Anticorrupción "con más medios" y se remitirá a las Cortes, como estaba previsto, la nueva LECrim para que sea la Fiscalía quien se encargue de la instrucción, y no los jueces.

Pero luchar contra la corrupción, subrayó el presidente, también supone "perseguir a los corruptores, porque detrás de cada mordida hay alguien que recibe y alguien que paga", y no puede ser que haya empresarios que "se van de rositas". Por eso se endurecerán las penas por delitos de corrupción —no hubo concreciones— y la duplicación de los plazos de prescripción, junto al aumento de las multas a las empresas corruptoras, calculándolas no sobre los beneficios, sino sobre sus ingresos anuales. También se pondrá en marcha un sistema de exclusión y listas negras para "impedir que las empresas condenadas por corrupción puedan seguir contratando con la Administración". Esta era una de las demandas claras de los socios de investidura, la mano dura contra las empresas corruptoras.

Dentro de los partidos, adelantó, se endurecerán igualmente las sanciones por infracciones contables y se retirarán las subvenciones públicas a aquellos que mantengan en sus listas, estructuras u órganos de dirección a personas condenadas por corrupción.

Se castigará a los partidos que mantengan en sus listas u órganos a condenados por corrupción y se lanzarán encuestas y campañas de concienciación ciudadana para generar una "cultura de integridad"

El cuarto eje busca la recuperación de los bienes robados, y para ellos se aumentarán los medios y la plantilla de la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos y se introducirá la figura del decomiso administrativo o preventivo, que permitirá incautar bienes vinculados a actividades delictivas sin necesidad de condena penal previa, evitando que los responsables puedan ocultar o disponer del dinero robado antes de que llegue la Justicia.

Pero "ningún sistema es completo sin un cambio cultural profundo". De ahí la necesidad, justificó, del quinto bloque, la generación de una "verdadera cultura de integridad", que "impregne" las administraciones, movilice a los ciudadanos e interpele a las empresas. Para ello, se harán encuestas anuales sobre la percepción de la corrupción en España, se lanzarán campañas de concienciación ciudadana y se reforzará la formación de los empleados públicos en integridad y prevención. "Esta clase de procesos llevan tiempo, tardan años en dar frutos pero son esenciales para construir una sociedad íntegra".

El relato de la "decepción" con Ábalos y Cerdán

Sánchez admitió la "honda sensación de decepción" consigo mismo y con aquellos, Ábalos y Cerdán, en los que "nunca" debió confiar, pero se reivindicó como un "político limpio" y con el "orgullo" de liderar un partido "ejemplar", que cuenta con unos 4.000 cargos electos que no merecen el "torrente de insultos, ataques y generalizaciones" que están sufriendo. "La traición de unos pocos no puede manchar al resto", avisó.

En esta ocasión, y a diferencia de lo que ocurrió el sábado en el comité federal, el presidente sí tejió un relato. Contó que conoció a Cerdán en 2014, cuando ganó sus primeras primarias y él era secretario de Organización del partido en Navarra. También que en 2017 Ábalos y Cerdán fueron dos de los dirigentes que le "apoyaron y auparon" en su competición contra Susana Díaz, que ganó, y ambos entraron en su ejecutiva, como secretario de Organización el primero y responsable de Coordinación Territorial el segundo. Tras la salida de Ábalos de su cargo en el partido y en el Gobierno, marcha que de nuevo no explicó, eligió al navarro como jefe del aparato. "Ese fue mi error, confiar en él, en ellos", pero estaba convencido de que Cerdán era un hombre "humilde, sencillo, comprometido" y no existía ningún "indicio delictivo". En noviembre de 2024 surgieron los "primeros rumores" de su supuesta participación en el caso Koldo. Su primera reacción fue de "incredulidad", porque aquel era un "contexto mediático de desinformación".

Sánchez asume que su "error" fue confiar en Ábalos y Cerdán. Revela que con los primeros rumores sobre el navarro, le convocó y él lo "desmintió todo"

En aquel momento, justo antes del 41º Congreso Federal del PSOE, Sánchez lo convocó, pero él "lo desmintió todo" y le dijo que aquellas eran "acusaciones infundadas". "Le creí, creía conocer su vida sencilla en Madrid, en su pueblo en Navarra [Milagro], le vi trabajar cuatro años sin muestra alguna de lo contrario", pero a la luz del informe de la UCO, es "evidente" que se equivocó.

El presidente reivindicó que ni él ni nadie de su Gobierno conocía nada de aquel documento de la Guardia Civil, un dato importante porque en su Ejecutivo "no existe la policía patriótica" que operaba con el PP. El informe contenía "graves indicios delictivos" y también audios y conductas machistas en las "antípodas" de sus valores y de lo que el PSOE representa, un partido comprometido, recordó, con la "abolición de la prostitución". "Descubrir ambas cosas fue un duro golpe para mí", admitió, y por ello pidió perdón de nuevo.

El líder socialista se muestra comprensivo con los socios por la "presión" que están recibiendo. "Quiero decirles que voy a a estar a la altura, voy a satisfacer sus expectativas de regeneración y con los compromisos que adquirí con ellos", promete

Sánchez reconoció que, con el mazazo del informe sobre Cerdán, ya en prisión preventiva en Soto del Real, valoró dimitir y convocar elecciones. "Era la solución más sencilla para mí y para mi familia", confesó. Pero tras "escuchar a mucha gente", concluyó que "tirar la toalla no es nunca una opción". Su decisión es continuar al frente del Ejecutivo y del PSOE por tres razones. Primero, porque él es un "político limpio" que "desconocía las corruptelas de Ábalos y Cerdán". Entiende que haya ciudadanos que tengan dudas, que no se crean que no sabía nada, pero él estima que debe "defender la integridad del proyecto político" que lidera. Segundo, porque aspira a "recuperar la confianza" de los socios, y se hace cargo de que "no están siendo días fáciles" para ellos, porque sabe que "están bajo mucha presión". "Quiero decirles que voy a a estar a la altura, voy a satisfacer sus expectativas de regeneración y con los compromisos que adquirí con ellos".

Y eso le lleva a la tercera razón: "El proyecto político que represento desde hace siete años va mucho más allá de mi persona y aún no está terminado". Así que no abandonará el proyecto por la "corrupción y zafiedad de unos pocos que fueron egoístas" y a los que les dio "igual jugarse lo que nunca fue suyo", la "dignidad del Gobierno y el presente y el futuro de España".

Lo fácil, señorías, ciudadanos y ciudadanas, sería tirar la toalla, pero nosotros no hacemos lo fácil, hacemos lo correcto", concluye el jefe del Ejecutivo

El presidente repasó los hitos de su mandato, que no habrían sido posible sin el apoyo de sus socios. Y ahora vuelve a pedirles ese respaldo para seguir. Entiende que la confianza se recupera "con acción y coherencia", "no dando pasos a un lado". Y él como presidente del Gobierno, asume su responsabilidad con "determinación y con humildad". "Lo fácil, señorías, ciudadanos y ciudadanas, sería tirar la toalla, pero nosotros no hacemos lo fácil, hacemos lo correcto. Por eso, como decía un gran escritor extremeño [Javier Cercas], vamos a seguir caminando hacia adelante, siempre hacia adelante". Sánchez no piensa rendirse. Quiere continuar con la ayuda de sus aliados. Y, por ahora, no lo tendrá difícil, vista la respuesta de los socios, más tibia de lo previsto, con la salvedad de un PNV que advirtió de que su confianza en él "va camino de la UCI".

Un largo 'y tú más'

Sánchez hizo girar su réplica, más corta de lo habitual —49 minutos—, en torno al y tú más con el PP, identificando los gobiernos de José María Aznar y Mariano Rajoy como los dos "más corruptos" de la democracia, frente al de José Luis Rodríguez Zapatero y el suyo, los dos "más limpios". Y también respondió, a quienes piden elecciones, que él no tiene "miedo" a las urnas, pero agregó que las legislaturas son de cuatro años y las urnas son "cuando tocan".

Sánchez reivindica que su Gobierno, junto con el de Zapatero, es de los gobiernos más limpios de la historia democrática de los últimos 50 años"

"El PSOE tiene tres investigados por corrupción", Ábalos, Cerdán y Koldo García, "¿sabe cuántos tiene el PP? 200 cargos y más de 30 casos abiertos". "No he logrado conseguir corrupción cero en mi partido, me equivoqué" al fiarse de sus dos exsecretarios de Organización y también "al no entender cuán enraizadas están las prácticas corruptas". El Gobierno implementará medidas de transparencia y calidad democrática, pero él no está dispuesto a recibir "lecciones" de quienes, como Aznar y Rajoy, reivindican una "pasada pureza que no existió". "Mi Gobierno, junto con el de Zapatero, es de los gobiernos más limpios de la historia democrática de los últimos 50 años".

Sánchez hizo un repaso a los ejecutivos de PSOE y PP. Empezó con Felipe González, que "hizo grandes cosas, de eso no hay duda", fue "un gran presidente" pero que también sufrió el "zarpazo de la corrupción", que vivió la huida de un director de la Guardia Civil, la condena de un gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, y un vicepresidente, Alfonso Guerra, y varios ministros y secretarios de Estado que tuvieron que dimitir. "Por desgracia, en materia de corrupción no fue infalible ni perfecto".

Reconoce que González fue un "gran presidente", pero sufrió el "zarpazo de la corrupción", y en esa materia "no fue infalible ni perfecto". Pero Aznar "presidió el Gobierno más corrupto de la historia" y con Rajoy la corrupción se convirtió en un problema "sistémico"

Aznar, que "vino prometiendo limpieza total", acabó con "34 casos de corrupción en los tribunales, 362 cargos implicados y más de mil millones de euros robados", y hasta cuatro ministros salpicados por escándalos, tres imputados y tres encarcelados por prevaricación, cohecho, falsedad documental, tráfico de influencias y blanqueo de capitales. Aznar, "que acude a las tertulias y a las manifestaciones envuelto en el sudario blanco de la pureza, presidió el Gobierno más corrupto de la historia democrática de España". Pero "el Ejecutivo de M. Rajoy no se quedó corto, y los datos no engañan: 60 casos de corrupción, 1.400 millones bajo sospecha y 1.236 cargos implicados".

El presidente acusó al PP de deslizarse por la hipérbole mendaz. Incluso cuando habla de que el caso Cerdán es el "más grave" en democracia: el Tribunal Supremo, citó, cifra por ahora la cifra sustraída por la presunta trama en cinco millones de euros mientras que en el caso Gürtel, con sentencia ya, fueron 123 millones. Sánchez se revolvió contra las palabras de Rajoy en el congreso del PP del pasado fin de semana, cuando calificó de "alucinante" y "asombroso" el caso Leire Díez, la supuesta fontanera de Cerdán. "El PP de la caja b, de los ministros de los papeles de Panamá, de la policía patriótica... No es el y tú más, es descaro y ley del embudo. Con Rajoy la corrupción se convirtió en un problema sistémico de España, afectaba a todas las estructuras de Estado".

Pero el líder socialista acabó centrando el tiro en Feijóo, porque lleva 25 años "conviviendo, consintiendo y auspiciando las corruptelas" del PP y porque ha logrado medrar dentro de su partido a base de tapar la corrupción. Según la tesis del líder conservador, él tenía que saber todo lo que pasaba con Cerdán, pero en cambio Rajoy no tendría por qué saber que "los sobres que recibía eran ilegales", ni él mismo que "el tipo con el que veraneaba e iba a paraísos fiscales y salía a navegar los fines de semana, no era sino un narcotraficante". Una alusión directa a Marcial Dorado, con quien se fotografió en un barco en los noventa. "De todos los que estamos aquí, el único que ha mantenido una relación estrecha con un delincuente condenado es usted", le reprochó.

Acusa a Feijóo de medrar a base de mirar para otro lado con la corrupción. Lleva 25 años, dijo, "conviviendo, consintiendo y auspiciando las corruptelas" dentro de su partido. "El único que ha mantenido una relación estrecha con un delincuente condenado ha sido usted", le lanza

Y al PP le dijo también que no tiene "ningún miedo" a elecciones. De hecho, valoró esa opción, pero ha decidido continuar, así que los populares tendrán que estar "dos años más en la oposición". "Da la sensación de que están diciendo que van a ganar y luego les pasa lo que les pasa, que siguen en la oposición", lanzó Sánchez a la bancada popular, que le replicó al grito de "convócalas".

Pero el no a las elecciones también le valía como argumento para sus socios. Él sigue defendiendo que las legislaturas han de ser de cuatro años y las elecciones, "cuando tocan". "Sería lo más fácil", apuntó, " dar un paso a un lado y dejar que efectivamente o fueran las urnas o fueran sus señorías quien eligieran a otro presidente o presidenta", pero su "responsabilidad", tras lo ocurrido, es "asumir responsabilidades tomando medidas contundentes", y eso es lo que vertebra el plan presentado este miércoles.

Asegura que no tiene "ningún miedo" a las elecciones, pero estas deben celebrarse "cuando tocan", cada cuatro años. Y dice a los grupos que pueden promover una moción de censura si así lo desean

Maribel Vaquero (PNV) le había deslizado la opción de la cuestión de confianza —que directamente le reclamó Cristina Valido, de Coalición Canaria (CC)—, pero él insistió en que los grupos pueden apuntarse a la moción de censura, porque esa sí que es una competencia suya. Pero si no se registra una censura contra él, y esto se lo decía al PP, es "porque no tienen mayoría o porque no tienen proyecto de país". A Sánchez se le vio desenvuelto, recompuesto. El rictus del pasado sábado en el comité federal del PSOE se había apagado por completo. El pleno más complicado en sus siete años en el poder acabó volcándose a su favor.