Estaba pasando una mala racha Javier Basilio (Madrid, 1928), a finales de los años ochenta, cuando su amigo Jesús Hermida le rescató para Por la mañana, pionero espacio de TVE-1 (1987-1989) que lanzó al estrellato a María Teresa Campos. Hermida, maestro de tantos y tantas, también catapultó a la fama a Don Basilio. El mismo año de su estreno, fue portada de la revista Teleprograma. 40 pesetas costó aquel número –el 1.100–de la TP.
La ironía, el sello de Don Basilio

Javier Basilio Pérez, miembro fundador de Informe Semanal (se estrenó en 1973 con una pieza sobre el atleta Mariano Haro; ese mismo año entrevistó a Marisol), se ganó la simpatía del público más joven y difícil, los niños, con un personaje bigotón, malhumorado, tacaño y extraterrestre (aseguraba ser de otro planeta) que hacía las veces de presentador de un concurso infantil, remedo de La ruleta de la fortuna (hace ya 35 años de su estreno en Antena 3 con Mayra Gómez Kemp).
Se llamaba El bote de Don Basilio, participaban colegios y le acompañaba en plató Miriam Díaz Aroca. La señorita Miriam, para él. Se metía el uno con la otra, y viceversa. Poli buena, poli malo. Él, si un colegio se llevaba el gran bote, hacía como que se enfadaba. "¡Yo no chupo cámara! ¡Yo me la como!", exclamó él, guasón, una vez en el plató de Por la mañana, ubicado en los estudios de Torrespaña (Madrid), El Pirulí, abiertos en 1982. Un año antes, se había aprobado la Ley de Divorcio, de la que hizo uso el periodista, casado dos veces y padre de tres.
Hacía de rabiar con gusto a los más pequeños, que le abucheaban. Canciones y adivinanzas le dedicaron: Basilio, Basilio, Basilio bigotudo / como Basilio no hay ninguno. "Adivina, adivinanza, Sale por la mañana, tiene un gran bigote y, de todo el programa, es nuestro gran amigote. ¿Quién es?" Su capacidad de inventiva se extendía, como artista que era, al vocabulario que empleaba: que si portagritos, en vez de portavoces, que si zamburdiazo, que si enanoides… Don basilio se lo pasaba canela.
De reportero a comentarista de la telenovela
Hermida le puso también a comentar con socarronería las telenovelas, los culebrones latinoamericanos, que se emitían Por la mañana. Fue el caso de Los ricos también lloran, cuya duración (casi 250 entregas) fue objeto de su ironía. La misma con la que años atrás había retransmitido La Vuelta ciclista. "La productora de la serie Los ricos también lloran amenazan con editar 15.820 capítulos más", anunciaba sin despeinarse el bigote.
Compaginó aquellas labores con otras dentro del Ente, delante y detrás de las cámaras, primero como subdirector del gabinete de Prensa e Información y después como reportero, nuevamente, de Crónicas basilianas, donde entrevistó a Raphael, ya toda una estrella de la canción. Escritores (José María Pemán), actores (Lina Morgan, Cantinflas), deportistas (Manuel Orantes), compañeros de profesión (Miguel de la Quadra-Salcedo, Chicho Ibáñez Serrador, Félix Rodríguez de la Fuente)… El periodista no hacía distinción entre sus entrevistados y solía citarse con ellos en sus casas o lugares de trabajo.
Javier Basilio, en su ejercicio de la profesión periodística, radiografió dos época, la del tardofranquismo y la Transición. Y lo hizo con un ojo puesto en lo trascendental (el primer caso de sida en nuestro país; el envenenamiento masivo de aceite tóxico, la colza) y otro en la frivolidad, como el certamen de Miss España, la boda del torero Manuel Díaz 'El Cordobés' o el romance entre Isabel Preysler y Miguel Boyer. A Lina Morgan, en la cresta de la ola, le preguntó si era feminista. Ella respondió que sí, pero no radical. Corría el año 1984.
El salto de TVE a Telecinco
Cuando murió Javier Basilio por un cáncer en fase terminal a los 63 años, el 24 de mayo de 1992, los vivos ensalzaron la fineza de su ironía, y Millán Salcedo, mitad de Martes y Trece, le imitó en un sketch póstumo.
Antes de morir, Basilio fue uno de los rostros de la recién nacida Telecinco, donde coordinó el área de magacines, presentó concursos (Tele 5, ¿dígame? junto a Laura Valenzuela y Paloma Lago, ¡Qué gente tan divertida! junto a Loreto Valverde) y presentó la telenovela brasileña Vientre de alquiler. Tal era la celebridad de Don Basilio que fue uno de los invitados vip del Waku Waku (1989-91) de Chicho Ibáñez Serrador.
Aquella versatilidad como showman fue su sello también como reportero. Tan pronto presentaba un reportaje de sucesos (el crimen de Los Galindos) como contaba a los españoles el ascenso y caída de Paquirri, por el que se llevó un Ondas. Entre sus galones, su reportaje sobre el primer caso de sida en España y sobre la tragedia del aceite de colza.
A Basilio se le atribuye la popularidad de la Tomatina de Buñol, adonde el reportero se trasladó en 1983 para descubrir una tradición local al resto de España. Nunca se olvidó Javier Basilio de la España vaciada, ni tampoco de las fiestas de sus pueblos, protagonistas del espacio que presentó en el magacín de TVE-1 La tarde.
Hubo un antes y un después, un hito, como en –casi– toda existencia. En el ecuador de su vida, allá por 1967, Javier Basilio entró a trabajar a TVE como reportero de Panorama de actualidad tras décadas dedicado a la radio y la prensa. Allí trabajó a las órdenes del periodista Pedro Erquicia, director y fundador de Informe Semanal. El resto es Historia de la Televisión.
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