Fue Isabel Preysler a El hormiguero en su programa número 2999. Al 3000, el próximo lunes, irá Laura Pausini. Siempre ha habido clases. Esta vez, Preysler (Manila, Filipinas, 1951) no acudió al programa de Pablo Motos para promocionar unas cremas para la piel, como antaño, hace ya una década, ni tampoco su insulso especial navideño de dos partes grabado hace dos veranos para Disney plas. Esta vez fue a El hormiguero a hablar de su libro, Mi verdadera historia, editado por Espasa, o sea, Grupo Planeta, o sea, Atresmedia. Todo queda en casa, como Juan del Val.

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Los anglosajones tienen un subtítulo para este tipo de autobiografías: "en sus propias palabras". Aunque este año el premio a mejor título, que no libro, se lo lleva de momento Mar en calma. Si Mar Flores está tranquila, Isabel Preysler está más feliz que nunca, centrada en su papel de abuela. Pero tiene razón su hija Tamara Falcó cuando dice que la felicidad no vende. Y de ahí que estas memorias aparezcan ante todo como un ajuste de cuentas con el entorno de Mario Vargas Llosa, tras esa fea ruptura que ensució la impoluta reputación de porcelana de Preysler. Desempolvar las cartas del Nobel –"son mías y puedo hacer con ellas lo que quiera"– no es quizá la mejor manera de limpiarla, pero sí de facturar –en estos tiempos y con una edad cada vez es más difícil cotizar la marca Preysler– y de imponer su versión de los hechos, aun a costa de dejarse algún pelo en la gatera.

La verdadera historia de Isabel Preysler

María Isabel Preysler Arrastía figura como autora de sus memorias, por supuesto, pero la "reina de corazones" –he ahí la obra seminal de Paloma Barrientos– no ha escondido en ningún momento la autoría intelectual de Pilar Vidal, buena periodista, mejor amiga y confidente en estos últimos años. Ha habido más manos. Pero vino a decir Isabel Preysler en El hormiguero, como viene diciendo estos días, ya sea en el ¡Hola! o en la presentación de su libro, que tras décadas de habladurías sobre su figura, ahora le tocaba a ella controlar el relato, vertebrado por los celos de sus maridos. Eso no es amor. Y de cenicienta, nada. Y así, en un dos por uno, deja su vida por escrito a sus nietos.

Está por ver el rédito de Mi verdadera historia, el número de ejemplares que se venderán tras la disección de la prensa (lo que ha podido embolsarse es una incógnita; de dinero no quiso hablar en El hormiguero la que ha sido imagen de marcas como Porcelanosa y Ferrero Rocher), pero es incuestionable el atractivo de su titular. Otra Isabel –Pantoja– puede seguir presumiendo de haber protagonizado el programa más visto en la historia del El hormiguero, hace casi nueve años. El de las cremas de la Preysler, hace más de diez, ocupa el puesto número 8, con casi 3,9 millones de espectadores. No se quedó atrás su visita a Motos y compañía el jueves noche: fue la entrega del programa más vista de la temporada con más de 2,4 millones de televidentes, superando la exclusiva barrera del 20% de cuota de pantalla.

No han cuajado igual sus propias incursiones televisivas. Como su mencionado especial navideño de hace un par de años, o su programa de estilo de vida para Telecinco a finales de los 90 –su lema, por aquel entonces, era Cambiamos contigo–. Se llamaba Hoy en casa, se emitía el sábado a última hora de la tarde y daban consejos al resto de amas (de casa). "Sé que no sirvo para presentadora. Algunos periodistas me han tachado de gélida y artificial. No tengo más remedio que darles la razón", afirmó ella en petit comité. Pero, pese a estos relativos fracasos en sus aventuras catódicas, la expectación que han despertado sus memorias, refrendada por el buen dato del último Hormiguero de la semana, demuestra que la fascinación de Preysler sigue, si no intacta, sí muy viva.

Todos los hombres de Isabel Preysler

Digamos que Isabel Preysler se cuenta a sí misma a través de los hombres de los que se enamoró: el playboy de Filipinas, diez años mayor que ella, con quien perdió la virginidad y por quien la mandaron al Madrid tardofranquista; Julio Iglesias, con quien se casó estando ya embarazada de Chábeli; Carlos Falcó, Miguel Boyer, Mario Vargas Llosa… Todos, muertos, menos el primero. De su último novio subraya su gran aportación a la literatura. Gracias por el dato.

Pero Isabel Preysler, que defiende haber escrito su libro a calzón quitado, sigue valiendo más por lo que calla que por lo que habla. Siempre que lo ha hecho ha sido a través de ¡Hola! (una excelente y lucrativa manera de controlar el relato durante 50 años el relato). ¿Cuánto habrá cobrado por esta exclusiva de exclusivas en forma de libro, que en muchos sentidos es un compendio de las confesiones interesadas que ha vertido durante décadas en esa área de confort que es para ella la revista del saludo? Un detalle: sorprende que la fotografía de portada de Mi verdadera historia sea la misma que ocupó la primera plana de ¡Hola! en febrero de 2021, cuando cumplió los 70 y descubrió a los lectores de la revista "sus secretos nunca confesados y lo que más ha marcado su vida". En un recuadro aparecía abrazada a Vargas Llosa como ensayando un paso de baile.

Lo cierto es que los casi 50 años de libertad que ahora conmemora el Gobierno de España se podrían y se pueden contar paralelamente a través de la figura de Isabel Preysler. Una mujer que con 18 descubrió "la libertad" en el Madrid del tardofranquismo, y con 27, en plena Transición, se separó, que no divorció, del padre de sus tres hijos. ¿Qué fue lo que más le impactó al mudarse a la Castellana?, le preguntó Motos el jueves. El poco verde que había, respondió ella, comparado con su Filipinas natal.

"Una mujer de derechas casada con un marqués"

En ficción y no ficción, hay dos maneras, legítimas ambas, de retratar a los ricos: desde la aspiración o desde la burla. ¿Dónde está Isabel Preysler? Porque hasta la infidelidad de Íñigo Onieva a su hija Tamara Falcó, meses antes de la boda, es ahora un aprendizaje sobre el perdón. "Yo, antes, era más rencorosa", reconoce. ¿A quién guardó rencor Isabel Preysler? ¿Por qué motivo y por cuánto tiempo? ¿Fue Alfonso Guerra un hombre con el que no simpatizaba? ¿Ruiz-Mateos? "Todos los enemigos de Miguel [Boyer] me utilizaron para hacerle daño. ¿Una mujer de derechas casada con un marqués [Carlos Falcó]?", agregó el jueves noche. La madre de Isabel Preysler llegó a tildar de "comunista" a Boyer, de quien se prendó comiendo lentejas. "No, mamá. Es socialista". ¿A quién le interesan sus operaciones estéticas? Ella misma dijo que era "aburridísimo" el relato sobre su nariz: "Es un rollo".

Quizás lo más interesante de Isabel Preysler, la última de Filipinas, es la infracción, a la mínima, de la ley de los seis grados de separación. ¿Cómo explicar quién es Isabel Preysler a un alienígena? Ni el mejor guionista sería capaz de inventar que el periodista Pepe Oneto le avisó, a través del escritor Terenci Moix, de que los paparazzi estaban rebuscando en su basura. La mejor respuesta de Isabel Preysler a Pablo Motos fue cuando le preguntó sobre el personaje más interesante que había conocido.

–Severo Ochoa.

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