El Gobierno en funciones sigue siendo optimista sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) que permita la investidura de Pedro Sánchez. El Ejecutivo está a la espera de la propuesta que los separatistas lleven a la primera reunión prevista el jueves por la tarde en el Congreso de los Diputados. El motivo de ese optimismo es el planteamiento de la consulta realizada a sus bases, que habla de "acuerdo" con el PSOE.

«¿Estás de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?» Esa pregunta, que ha logrado el apoyo mayoritario de las bases, invita a negociar y a abandonar la vía unilateral, según la interpretación que hacen en Moncloa.

El Gobierno socialista también asume que existe un "conflicto político" -"como han recogido los medios de comunicación de medio mundo", alega-, a pesar de que Sánchez se pasó toda la campaña electoral diciendo que en Cataluña no existe un problema de independencia, sino de "convivencia". "Es un problema político que deriva en un problema de convivencia", especifican ahora, para asumir también esa parte de la formulación de la consulta independentista.

A partir de ahí, en Moncloa reiteran los argumentos ya ofrecidos por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, un hombre de confianza de Sánchez. En la mesa de negociación que se pacte se puede hablar de todo -"no le vas a cortar la lengua a tu interlocutor"-, pero el PSOE sólo negociará propuestas dentro del margen de la ley y de la Constitución.

Ya se encargó de advertirlo Iceta este domingo, cuando avisó de que en las negociaciones debe predominar «la voluntad de diálogo firme y mucha paciencia y generosidad». En una entrevista con RAC1, el líder de los socialistas catalanes advirtió contra las expectativas «exageradas» porque entonces «se genera una frustración de la que puede derivar la ira».

«Si se plantea la autodeterminación se acaba rápido, usted la pide, yo digo que no y pasamos a los postres. Si quieres llegar a un acuerdo hemos de comenzar por cosas en las que haya un terreno común que lo permita», explicó.

Iceta destacó que el futuro Gobierno debe «pensar en los Presupuestos, en renovar el sistema de financiación, llevar a cabo determinadas inversiones y acabar con los conflictos de competencias». También recordó que ya existe la comisión bilateral Estado-Generalitat, para hacer frente a la exigencia de ERC de una negociación entre Gobiernos, aunque matizó que «si se quiere el diálogo, encontrar el mecanismo, el instrumento, ha de ser muy sencillo». «Otra cosa son las garantías. El diálogo se produce como se produce y luego se formaliza», señaló.

En cuanto a la cuarta "pata" de la negociación exigida en un artículo por Pere Aragonès, vicepresidente del Govern y coordinador nacional de ERC, el Ejecutivo socialista también se muestra esperanzado. Se trata de su petición de que se someta a votación de los catalanes el hipotético pacto que resulte entre socialistas e independentistas. Esa condición se encaja en la propuesta de Sánchez de aumentar el nivel de autogobierno de la Generalitat a través de la reforma de su Estatuto de Autonomía, que debería ser refrendado en referéndum por los catalanes primero y por las Cortes después.

En esa negociación se podrían abordar cuestiones sobre "fiscalidad, infraestructuras, o elementos de deliberación y codecisión", según ha expuesto el dirigente socialista Odón Elorza en una entrevista en La Sexta. Los soberanistas podrían así recuperar su lista de exigencias para ganar autonomía en materia principalmente de Justicia y Hacienda, que en este caso podrían vincularse con el nuevo sistema de financiación autonómica. 

El ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al que ERC ha señalado como un posible 'relator' del proceso, también ha abogado por que la fórmula para deshacer el nudo catalán sea recuperar los artículos anulados por el Tribunal Constitucional del Estatut de 2006.

Sánchez lleva años defendiendo la reforma del Estatut y de la Constitución para avanzar en un modelo federal como fórmula de encauzar el diálogo con los independentistas. Ese cambio de la Carta Magna permitiría una nueva reforma del Estatut en la que sí quepan los artículos anulados por el Tribunal Constitucional en 2010. Los catalanes votarían de este modo dos veces, primero la Constitución, con el conjunto de los españoles, después el Estatut, en un referéndum de ámbito catalán que debería ratificar un nuevo pacto constitucional.

«El pueblo de Cataluña se tiene que pronunciar» reconoció en julio de 2018 Pedro Sánchez en el Congreso. «Pero nosotros queremos votar un acuerdo, y ustedes quieren votar una ruptura», le espetó a los grupos separatistas, que han rechazado reiteradamente esa vía por considerarla un retroceso tras la declaración unilateral de independencia.

«La España de las autonomías debe seguir avanzando hacia un modelo de Estado cada vez más capaz de integrar la pluralidad, y en el que la diversidad, la igualdad y la solidaridad sean valores compatibles. A su vez, los socialistas reivindicamos el papel del Gobierno central en la efectividad de la igualdad y la cohesión, desde la lealtad al ejercicio de las funciones que la Constitución habilita a las comunidades autónomas», aseguraba el programa electoral del PSOE para el 28-A.

En ese documento, el PSOE no hacía mención expresa a la reforma de la Constitución, aunque remitía a declaraciones políticas previas -de 2013 y 2017- en las que el PSOE sí explicitaba la necesidad de afrontar cambios en la Carta Magna que permitan el avance hacia un Estado Federal y plurinacional. En esa línea, el PSOE proponía además en su programa el reconocimiento de la singularidad de las comunidades autónomas con una definición precisa de su «identidad, cultura y lengua» en los Estatutos de autonomía. Sobre el aumento de competencias, en todas las comunidades, ofrecía la transmisión completa de todas las que no sean estrictamente del Estado.

Ese mismo guión siguió ayer por la tarde el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, desde Londres. El dirigente socialista defendió que el autogobierno es el "punto común" donde podrían encontrarse los defensores de la integridad territorial de España, entre los que está el PSOE, y los independentistas.

Ábalos resaltó que los socialistas están "dispuestos" a establecer "un marco de diálogo" desde el que afrontar el actual conflicto territorial, como piden, en su opinión, las bases de ERC. "Otra cosa son las condiciones o los contenidos" de ese diálogo, ha precisado, admitiendo que algunas de las exigencias que plantea la dirección de los republicanos son "inasumibles" por parte del PSOE, como es el caso del referéndum de autodeterminación o la amnistía para los presos del procés.

Preguntado por el diálogo entre Gobiernos, de igual a igual, que exige ERC, Ábalos ha pedido "normalizar" la interlocución del Ejecutivo español con cualquier Gobierno autonómico que se dé "dentro de la normalidad del funcionamiento constitucional".

Para delimitar toda la confusión existente en los distintos programas electorales del PSOE y de Unidas Podemos, ambos partidos han pactado el párrafo que regirá su actuación frente al separatismo: «El Gobierno de España tendrá como prioridad garantizar la convivencia en Cataluña y la normalización de la vida política. Con ese fin, se fomentará el diálogo en Cataluña, buscando fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución. También se fortalecerá el Estado de las autonomías para asegurar la prestación adecuada de los derechos y servicios de su competencia. Garantizaremos la igualdad entre todos los españoles», asegura el documento firmado por Sánchez y Pablo Iglesias.