El tiempo en tu ciudad
Puigdemont, sin valentía ni gloria
Puigdemont pasó por el otoño de su peluca como el de las cigüeñas, por el invierno de su bufanda de […]
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El independentismo bíblico
El independentismo, ya en posición fetal, encogiéndose pequeña y orgullosamente en su útero. El independentismo ya bíblico, leyéndose las Bienaventuranzas […]
Morir soñando
Se trata de tener un presidente zombi, o mimo, o Pato Lucas, o preso de Chaplin, un presidente rueda pinchada […]
Pedro Sánchez o la fiesta llovida
Zapatero, ya con cara de Joker, pedía cohesión y ambición de ganar con esa intensidad con la que se pide […]
El estatismo contra la demagogia
A Rajoy, que parece que va arrastrado a todo, a las ruedas de prensa, al gobierno, y al Congreso como […]
El niño y el monstruo
El niño juega con cachorros de ángeles. El niño ríe con la risa y los secretos de las demás cosas […]
Feminismo sin arponeras
No es un 8 de marzo más, es un gran salto que ha despertado a los dioses y a los pájaros y ángeles dormidos de las fachadas palomares de Madrid
Lo que daba miedo a Leonardo
No puede ponerse uno amante, ni padre, ni hijo, ni muerto de amor, ni loco de celos, ni artista raptado […]
Dorian Gray a patadones
Pep Guardiola es, en el fútbol, como un dandi de gastrobar. Poca cosa, pero el único que sabe sostener el […]
¿Quién puede matar a un pensionista?
Pues a lo mejor los mata esta demagogia de la petanca contra el capital o de la limosnita contra el buen gobierno de lo público
La madrastra arquitecta
En la distancia que hay desde esa sentina de bragas fumigadas, cubatas con el dedo dentro y billetes ratoneros, manejada […]
El caballero con tijera y tampón
En ARCO, la obra de arte podría ser la misma limpiadora tirando a la basura un cuadro rajado, un torso […]
Musical de una anticapitalista en Suiza
Anna Gabriel, tan guerrillera, como un Rambo con diábolos, se ha puesto flores en el pelo y habla en un francés de Amélie
La perfección de la máquina y el tito binguero
El puro PSOE andaluz es sobre todo Guerrero, la gente como Guerrero. El partido no funciona sin ellos, pero tampoco ellos son nada sin el partido
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