La nueva política quería cambiar las cosas porque no funcionaban. No sabían muy bien cómo hacerlo, pero había que cambiarlas, empezando quizá por convertir las cacerolas de fideos del pueblo en campanas de asedio, los políticos en parrillada y la calle en campamento indio. Ahora, algunos se van dando cuenta de que es justamente así, con esa nueva política, con una docena de partidos irritados e irritables, con tantos misioneros salvadores e inflexibles, cuando no se puede hacer funcionar nada, ni siquiera echar a andar el carrusel veneciano del Congreso de los Diputados.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Todas las claves de la actualidad y últimas horas, en el canal de WhatsApp de El Independiente. Únete aquí
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Otxandiano afirma que la violencia de ETA no se debe plantear como "una película de buenos y malos"
- 2 Zapatero apela a la "reconciliación" y pide "por favor" a Bildu que "llame a las cosas por su nombre"
- 3 Tomás Pascual, tras la salida de su leche de Mercadona: "Mi padre no quería depender excesivamente de nadie"