Diez años de negociaciones ha costado derribar una barrera de ésas que impiden que nos creamos más europeos. Cerramos los puestos fronterizos entre unos países y otros de la Unión Europea, acordamos que personas y mercancías se movieran en libertad, creamos una moneda común… Pero bien entrados ya en el siglo XXI -ése en el que la tecnología hace que casi todo sea posible, rápido y barato, en el que nos hemos convencido de que hay que estar siempre conectados-, los europeos viajaban por su continente con un miedo muy dentro: el de que les llegara una factura de órdago por no haber desconectado los datos de su móvil o por haber hecho más llamadas de la cuenta.

Una década de negociaciones ha costado acabar con el roaming, el sobrecoste que cobraban las operadoras de telecomunicaciones a sus clientes por haber hecho uso de las llamadas, los mensajes o, sobre todo, la conexión a internet en otro país. El próximo 15 de junio los usuarios de móvil podrán hacerlo sin ningún coste adicional dentro de la UE. La tarifa que paguen por una llamada o por conectarse a su Whatsapp será la misma fuera y dentro de su país. Una frontera menos.

El sector da por hecho que las 'telecos' de los países con más turistas subirán las tarifas para compensar el golpe

“Es un gran paso para la UE como mercado único”, proclamaba solemne esta semana un ejecutivo del sector de las telecomunicaciones. “Y también como garante de la salud pública, porque nos vamos a ahorrar muchos de los microinfartos que provocaban algunas facturas al final del verano”, apostillaba entre risas.

Los clientes, también los españoles, se beneficiarán directamente de no tener que pagar ningún suplemento adicional por utilizar su teléfono estando de viaje. Pero ese ahorro, a los españoles les puede acabar saliendo caro. Y es que son muchas las voces del sector de las telecos que advierten de que las compañías de algunos países subirán sus tarifas para compensar la caída de ingresos que generaban esos viajeros y para financiar las inversiones extra en sus redes.

¿Las compañías de qué países? De los que reciben más turistas. Y España es una potencia turística global, así que sus compañías estarán entre las más penalizadas, tal y como alerta el estudio Zero roaming. A pitfall of European regulation (Roaming cero. Una trampa de la regulación europea), elaborado por la consultora Altran.

El desplome de lo que se pagan las compañías

El fin del roaming no sólo implica que el consumidor no paga sobrecoste. El gran cambio, en realidad, es la rebaja radical de los precios mayoristas que se pagan unas compañías a otras por que los clientes utilicen su red. Cuando viene un turista británico a España su operadora paga a una de las compañías españolas (Movistar, Vodafone, Orange…) por utilizar su red. Ahora lo seguirá haciendo, pero muchísimo más barato.

Hasta ahora, los precios mayoristas que se abonaban unas operadoras a otras por el consumo de datos online eran de 50 euros por cada gigabyte como máximo. Con la reforma que entra en vigor esta semana el precio máximo se desploma hasta los 7,7 euros, e irá reduciéndose progresivamente en los próximos años hasta llegar a los 2,5 euros por giga en 2022. El precio mayorista en llamadas cae de los 0,05 euros por minuto hasta los 0,032. Y en el caso de los mensajes de texto, se pasa de 0,02 a 0,01 euros por cada envío.

A los clientes no se les repercutirá este sobrecoste salvo en los casos de abuso. Y según la nueva normativa, esos usos abusivos los determinarán las propias compañías en caso de que un cliente tenga en el plazo de cuatro meses un consumo mayor fuera que dentro de su país de origen. La UE busca evitar con ello que nadie se pase de listo y contrate una línea en países con tarifas más baratas sin ser residente.

Las telecos españolas sufrirán el nuevo ‘roaming’

El recorte de los precios mayoristas provocará, en principio, una caída de los ingresos de las operadoras, sobre todo en los países que reciben más turistas. Es por ello que España encabezaba la liga de países que reclamaba -a la postre, sin éxito- una rebaja no tan radical de los precios que se cobran unas compañías a otras (su propuesta contemplaba un precio mínimo de 8,5 euros por giga, frente los 7,7 que se aplicarán desde esta semana). ¿Por qué Madrid encabezó esa batalla? Porque las telecos españolas estarán entre las grandes perjudicadas de la reforma.

Movistar, Vodafone y Orange asumen el impacto de la rebaja de tarifas mayoristas y de la inversión en redes

España recibió el año pasado 75 millones de turistas extranjeros (algunas previsiones apuntan a que este año se podrían superar los 84 millones de viajeros), y la mayoría de ellos proceden de países europeos. Movistar, Vodafone y Orange prestarán sus redes para dar servicio a ese aluvión de turistas a un precio mucho menor que hasta ahora.

Fuentes de las compañías auguran que probablemente el impacto en los ingresos por la caída del precio podría compensarse, mal que bien, por el mayor consumo de datos y de llamadas que los viajeros europeos harán en España al poder hacerlo sin sobrecoste.

Sin embargo, las operadoras también deben afrontar inversiones millonarias para garantizar que sus redes funcionarán correctamente para atender los picos de demanda que se producen durante el verano en los destinos más turísticos. Unas inversiones que fuentes del sector sitúan de manera oficiosa entre los 10 y los 20 millones de euros cada año por cada compañía, según la extensión de la red de cada una de ellas, y que este año y siguientes podría ser aún mayor si crece de manera exponencial el consumo de datos y llamadas tras el fin del roaming.

¿Habrá subida de tarifas?

Ante esta situación, el informe de la consultora Altran augura que Telefónica, Vodafone y Orange acabarán por elevar las tarifas a sus clientes para compensar el impacto en sus cuentas de acabar con el roaming. Los turistas españoles que viajen al extranjeros se beneficiarán de no tener que pagar suplementos como hasta ahora, pero todo los clientes nacionales –viajen o no- pueden acabar asumiendo tarifas más altas durante todo el año.

El tráfico que soportan las redes en verano es 9 veces superior al que generan los españoles fuera

Las compañías oficialmente lo descartan. Pero en los mentideros del sector se da por hecho que las empresas repercutirán de una u otra forma el golpe a sus clientes, o incluso que ya han empezado a hacerlo como una parte de las subidas de las tarifas que vienen aplicando durante el último año y medio.

La propia Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya anticipó el año pasado que el fin del roaming podría conllevar subidas de precios de hasta un 7% para compensar el impacto en las cuentas de las compañías.

El informe del regulador, que levantó ampollas en su día dentro y fuera del organismo, advertía que las operadoras españolas se veían en la necesidad de realizar inversiones específicas en su red “para unos pocos meses al año”, dado que “en el mes más turístico el tráfico mayorista de itinerancia es un 185% superior a la media anual y, además, localizado en menos del 2,5% de los municipios”.

Ganadores y perdedores

El desequilibrio entre unos países y otros es evidente. En los meses de verano -la temporada alta turística para el sol y playa patrio- el tráfico de datos en itinerancia que soportan las redes españolas es nueve veces superior al que realizan los viajeros españoles en el exterior.

“Si no se distribuyen correctamente los costes, serán los usuarios domésticos los que sufragarán los sobrecostes de proporcionar el servicio de itinerancia a los usuarios visitantes”, alertaba la CNMC, que además incluía otra derivada del problema: “Es más, los operadores serán reacios a invertir en zonas no rentables, viéndose menoscabada la calidad del servicio” en las regiones con menor afluencia de turistas.

Tras 10 años de negociaciones, puede que para los usuarios españoles acabe siendo un mal negocio.